Daniel Lazo: «El 96 fue mi mejor año, pero también el peor»

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Daniel Lazo. Foto tomada de Swing Completo.

El humo del tabaco se expande por el parque mientras una niña menuda corretea por las aceras, algunos conversan por el IMO en la zona wifi y otros venden flores a los transeúntes. En un banco, bajo la sombra de un árbol, Daniel Lazo fuma, aunque, a simple vista, no es un habano ni un puro o alguno de esos tabacos caros.

Lazo es la antítesis de esta imagen: lo encontré, precisamente, gracias a la guía del carnicero del barrio. Vive en el centro de la ciudad, bien cerca de la calle principal, un poco lejos, tal vez, del Capitán San Luis. “Esa es mi casa”, me confesaría más tarde.

Los años han pasado y Daniel sigue siendo un tipo jovial, que se levanta por las mañanas y va a conversar con los viejos amigos de la pelota, a sentarse en su banco y, mientras cuida a sus hijas, toma algunas caladas del mejor tabaco del mundo.

A su lado, – ¡hay que ver lo que son las casualidades! – estaba su amigo Tomás Valido Jr. Si algo quedaba garantizado con esa mancuerna eran los jonrones… dos atletas de la élite, aunque Daniel dejó una huella mucho más profunda.

En una mañana calurosa, bajo el árbol de siempre, el ahora director del equipo de Pinar del Río en la Serie Provincial aceptó repasar un poco su carrera deportiva.

***

Empecé en la categoría 9-10 años en la Pre EIDE del kilómetro 7 de La Coloma. La pelota siempre me llamó la atención. Mi padre era fanático y me inculcó el amor por este deporte, me ayudó muchísimo junto a mi mamá, que también quería que fuera deportista.

Yo, al principio, era torpedero, pero en esa etapa uno nunca tiene una posición fija; jugué también segunda, tercera, y de ahí integré el equipo Cuba juvenil: Posteriormente pasé a la primera. Cuando integré el equipo Forestales por primera vez me decidí por jugar en los jardines. Eso fue en el año 90.

Las dos primeras temporadas en Series Nacionales las disputé siendo juvenil. Jugué con Forestales, hasta que en el año 93 Jorge Fuentes me llamó para el equipo Pinar del Río, donde estuve hasta mi retiro.

Jorge me había visto jugando en Forestales y me dio la oportunidad de ser titular desde el principio, y en esa temporada terminé como líder en jonrones y empujadas. Con 19 años solamente logré integrar el equipo Cuba debido a los buenos resultados que tuve esa temporada y puedo decir que respondí a la confianza que me dio Jorge Fuentes.

-No fuiste parte del equipo que participó en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996…

Yo estuve en el equipo Cuba desde el 93, que fue esa campaña que te comentaba anteriormente, luego en 1994 y 1995 me mantuve. En el 96 me eliminaron de las Olimpiadas, una mala decisión que tomaron conmigo porque terminé líder de jonrones en la Serie Nacional y ya tenía experiencia en la selección nacional, además de que en la Copa Revolución también estuve bien en cuadrangulares y empujadas. Integré la preselección, bateé bastante bien, fui de los mejores en la gira por México, Japón y Estados Unidos; pero al final me eliminaron.

– ¿Te dieron alguna explicación?

No, ninguna. Solo me dijeron que era un muchacho joven, que esperara y tuviera paciencia porque podía tener más oportunidades en el futuro. Imagínate, los Juegos Olímpicos son cada cuatro años y me dicen que espere. Además, ya me habían dicho antes, en los años previos, que por mi edad y condiciones físicas yo era el posible cuarto bate del equipo. No se dio y aún desconozco los motivos.

– ¿Qué sentiste en ese momento?

Una decepción muy grande, a tal punto que decidí no jugar más pelota. Cuando me eliminaron, pasé una etapa en la que no quería dar “marcha atrás”, no quería jugar más… pero fueron a mi casa, hablaron conmigo, me explicaron que eso le pasaba a todo el mundo, que era muy joven etc. Me convencieron y decidí continuar.

-Seguiste entonces con Pinar…

Con mi equipo seguí produciendo, con lideratos de jonrones incluidos, incluso rompí el récord de empujadas para una Serie. Regresé al Cuba en Winnipeg 1999, en los Panamericanos, y posteriormente jugué contra los Orioles de Baltimore, así como en el amistoso célebre entre Cuba y Venezuela en que estuvieron Fidel y Chávez…

– ¿Qué recuerdos te trae ese tope contra los Orioles?

Contra los Orioles perdimos aquí y ganamos allá. Nos permitió, sobre todo, darnos cuenta de que nosotros podíamos ganarle a cualquier equipo. Los Orioles eran un conjunto muy fuerte y logramos vencerlos. Nos percatamos, además, de que los peloteros de Grandes Ligas son seres humanos como nosotros, que juegan a la pelota con mejores condiciones, pero que podíamos estar a su nivel.

Es un recuerdo muy bonito para mí, igual que el tope contra Venezuela con ambos líderes tan cerca de nosotros. En aquel momento uno no sabía ni para qué era que nos llamaban y, cuando nos convocaron, fue una gran sorpresa, tanto para nosotros como para el pueblo.

-En Sydney también te quedaste fuera de las Olimpiadas…

Y otra vez con buenos resultados. No me llevaron, pese a que yo era de los mejores bateadores en la Serie Nacional. Me volvieron a dejar fuera, como lo hicieron antes en el Mundial del 98.

-Si te preguntara tu mejor temporada como pelotero, ¿qué me dirías?

Yo sigo diciendo que fue la del 96. Quedé líder de jonrones y empujadas, con buen average de 341. En la Superliga que se hizo con cuatro equipos promedié para 351, pegué 17 cuadrangulares en 30 juegos y en la preselección estuve en excelente forma ofensiva. Fue mi mejor año y me dejaron fuera.

Por eso esta pregunta tiene dos respuestas. El 96 fue mi mejor año, pero también el peor. Una temporada histórica para mí por todo lo que te había dicho, pero que me dejó muy decepcionado y pasé un tiempo malo, muy triste…

-Hay un momento muy famoso de tu carrera, ese jonrón que le conectas a Industriales para decidir el play off…

Sí, mucha gente me lo recuerda a cada rato. Fue en la Serie del 2002-2003. Nosotros llegamos perdiendo 2-1 al final del 9no inning. Con dos outs conecté jonrón por el jardín derecho y le di la victoria a mi equipo. Es el ejemplo que más me ponen y, por supuesto, para mí es uno de los más importantes.

-Además de tu poder al bate, tenías buen brazo…

Sí, eso es algo que se recuerda menos, pero yo tenía buen brazo, incluso todavía me siento con potencia. Yo me fui muy nuevo de la pelota, con solo 30 años y, pese a que llevo 14 de retirado, todavía me siento fuerte. Practicaba mucho los tiros de lejos y entrenaba muy fuerte.

-Pinar fue bicampeón nacional consecutivamente en los años 97 y 98… ¿Qué recuerdas de aquel equipo?

Era un conjunto muy unido, primero con Jorge Fuentes y muchas figuras establecidas, como Linares, Ajete, Faustino… teníamos un gran equipo. Después hubo un cambio de director y tomó el mando Alfonso (Urquiola), quien tuvo que hacer un recambio generacional y logró ser campeón pese a tener atletas jóvenes, pero si algo tiene Urquiola es que mantiene los grupos unidos y se gana el respeto de los atletas.

Alfonso transmitía muy bien lo que quería, los peloteros lo entregábamos todo. Para mí es uno de los mejores directores que han pasado. No es fácil lo que hacer lo que ha hecho, y hacerlo dos veces: reconstruir un equipo, como el de la serie 50, y conseguir ser campeón. Esto quiere decir que él conoce muy bien a sus atletas, sabe quién tiene y quién no tiene. Además, hay que decirlo, Urquiola es un hombre con mucho “aché”, el que no tenga suerte, no puede aspirar a triunfar… hay muchos que saben y no tienen esa suerte.

-En el 2002 el campeón es Holguín, sin embargo, muchos dicen que el equipo más fuerte lo tenía Pinar del Río…

Quizás lo que nos sucedió fue exceso de confianza. Después de vencer al equipo más fuerte caímos con Sancti Spíritus, que era más débil. Sé que nos ganaron, no puedo decir otra cosa, pero es que llegamos demasiado confiados a ese enfrentamiento por pensar que era un equipo más joven.

– ¿Por qué te retiraste tan joven?                                   

Por una lesión en la rodilla derecha. Me operé, pero después subí mucho de peso. Intenté retomar mi forma, pero era muy difícil y no lo conseguí.

-El mejor director que tuviste…

Jorge se comunicaba muy bien, era tremendo director. Su forma de ser, su carácter, su metodología, todo esto lo llevó a ser un ganador. Él no solo te pedía algo, sino que te explicaba por qué era necesario que lo hicieras, analizaba muy bien a los rivales. Fue un gran director. Entre él y Alfonso está el mejor para mí. Yo los veo parejos.

-Y el mejor pelotero que viste sobre el diamante…

Omar Linares. Jugué con él cuatro o cinco series. Fue un pelotero muy callado, humilde, quien te ofrecía consejos; a veces llegaba a donde estabas y te decía que estabas haciendo algo mal. Siempre estaba atento a los errores de nosotros y nos mostraba cómo corregirlos. Siempre recalcaba que había que tener dedicación, analizar bien a los pitcher desde el dugout, tratar de ver con qué lanzamientos dominaban más…

Yo recuerdo que le decía: Omar, este año voy a competir contigo a ver quién pega más jonrones y empuja más carreras. Y entre Linares, Lázaro Madera y yo intentábamos superarnos y eso nos ayudó muchísimo. La competitividad funcionó muy bien y gracias a eso tuve unos años muy buenos. Si Omar fue tan grande como pelotero yo creo que fue gracias a su disciplina.

-Era una época con un pitcheo superior al actual…

Casi todos eran lanzadores difíciles. Por ejemplo, estaba Vera, un pitcher al cual batearle era muy complicado; Omar Luis también se me hacía incómodo. Como ellos había muchos. Imagínate que jugar contra La Isla era un dolor de cabeza, pues tenían cinco abridores de primer nivel: Carlos Yanes, Gervasio, Ariel Prieto, Liván…

– ¿Qué significa para ti haber sido el cuarto bate de un elenco histórico como Pinar del Río?

Muchísimo. Me llevó dedicación a los entrenamientos, pero fue algo grande, entre tantos peloteros buenos que tenía Pinar del Río, como Linares, Madera, Yobal Dueñas y otros muchos, haber sido el cuarto bate. Me demostró el talento que tenía y es algo que me llena de orgullo.

– ¿Te retiraste satisfecho o te quedó algo por hacer?

Se me quedó mucho por hacer. Tenía muchas metas que no puede conseguir porque me retiré muy joven. Yo quería romper el récord en jonrones en play off, superar la barrera de los 300 cuadrangulares, llegar a un buen número de empujadas… eran objetivos que yo escribía y que la desgracia de mi rodilla me impidió lograr.

-Ahora te dedicas a la dirección de equipos en la Provincial…

Sí, se acordaron de mí, hace un año me llamaron para dirigir a Pinar del Río A, equipo que fue campeón luego de tres años sin ganar nada, y me siento muy bien de estar vinculado otra vez con la pelota. Me gustaría ser director del equipo Pinar en una Serie Nacional. Si alguna vez se me diera la oportunidad, no la rechazaría.

Este año ya estuve en los entrenamientos para la Serie Nacional, corregí algunos errores: en Cuba, por ejemplo, cuesta muchísimo que los bateadores conecten para la banda contraria, eso es algo en lo que hay que trabajar. Yo creo que la presión es un factor que afecta mucho, jugar relajado es muy complicado en estos tiempos.

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