«Chamaquili y la pandemia» o cómo un audiovisual infantil llegó a estar en boca de todos

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A estas alturas, en Cuba todos deben estar al tanto de qué es Chamaquili y la pandemia. Aunque el personaje no es nuevo —hace casi 15 años que apareció por primera vez—, lo novedoso fue su adaptación al contexto actual.

En caso de que no sepas de qué estamos hablando, te contamos todo lo que sabemos de Chamaquili para entender la clave de su éxito y por qué es del agrado de muchos.

¿Qué es Chamaquili?

Un personaje ocurrente, protagónico de más de una veintena de libros infantiles, escritos por Alexis Díaz Pimienta. El autor ha dicho que, a la hora de llevarlo a sus textos, se inspiró en su hijo Alejandro.

¿Cómo surgió Chamaquili y la pandemia?

Es el libro número 22 en el que aparece este personaje. Surgió a petición de Claudia Alvariño (Muma), codirectora artística de La Colmenita, quien pidió al autor poemas sobre la pandemia que saciaran la curiosidad de su hijo Lucas.

¿Cómo llegó Chamaquili y la pandemia a la televisión?

Aquí intervinieron varios factores: la mente creativa de Muma, el talento de Carlos Alberto “Tin” Cremata, director general de La Colmenita y la Colmena TV; la música de René Baños, al frente de Vocal Sampling; el equipo artístico de la compañía infantil, el apoyo de la televisión cubana y, por supuesto, el desenfado de Lucas, quien da vida al protagonista.

Debido a todo lo anterior, tenemos esas breves cápsulas que se transmiten en diferentes horarios de la programación televisiva, donde se intenta crear conciencia sobre las desagradables situaciones que genera el coronavirus y todo lo que se necesita para evitarlas (en los materiales aluden desde el lavado de manos, la vacunación, los PCR, el distanciamiento social, hasta temas tan humanos como la preocupación por cuándo duerme el doctor Durán).

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¿Por qué gustan tanto estos cortos episodios? Aquí te dejamos nuestra opinión:

Dinamismo: los materiales poseen una duración de alrededor de un minuto y emplea códigos audiovisuales para no aburrir a su público meta (los niños): planos cortos, música, animación… Se recrean, a partir de muy buenas maneras, las escenas: mucho colorido, juguetes y demás elementos del entorno infantil, debido a que está creado por un equipo que domina a la perfección las presentaciones y puestas para los más pequeños de casa.

Estrategia: aunque están hechos y pensados para los infantes, los mensajes que llevan son universales, bajo circunstancias que nos conciernen a todos. Cuando el pequeño Chamaquili dice “que en versos se oye mejor” (acerca de dar una conferencia a los indisciplinados), tiene razón. Los clásicos jingles triunfaron —y todavía triunfan—de forma similar. Muchos spots para “concientizar”, con contenidos y formas más conservadoras, pasarían desapercibidos, pero el suyo no. Su alcance ha sido tal que, para bien o para mal, está en boca de todos.

Novedad: desde hacía algún tiempo, estaban faltando propuestas audiovisuales como esta, que mostraran el talento de nuestros niños, pequeños actores que se divierten mientras lo hacen, según confesó el propio Lucas: “en la televisión juego a ser Chamaquili, hablo por teléfono con mis amigos, les decimos a las personas que se protejan”. No está alejado de la realidad: maneja términos de redes sociales, aplicaciones móviles…

Naturalidad: en una azotea, un portal, en la sala o en el cuarto, Chamaquili es un niño cubano y se muestra tal cual, con la forma de ser de los pequeños, sus ocurrencias, improvisaciones, “errores” que no son tal. Aunque los capítulos llevan muchísimo trabajo detrás, todo se hace sin salir de casa. No hay sets preparados ni decorados de cartón montados para el rodaje. Esto se agradece.

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