Hace pocas fechas, Panamá Metro logró algo que no conseguía desde 2019. A sus vitrinas llevó el noveno título en su historia en el Campeonato Nacional de Béisbol Mayor de Panamá. Ese resultado fue posible después de barrer en cuatro encuentros a Chiriquí, uno de los conjuntos con mayor prestigio en el segundo torneo de más nivel en ese país. Esta vez la novena chiricana, dirigida por el pinareño Alfonso Urquiola y con el mayabequense Lázaro López como integrante del cuerpo técnico, no pudo hacerse del cetro, que hubiera sido el número 17.
Todos los cubanos que estuvieron en el recién concluido torneo lo hicieron como entrenadores. Además de Urquiola y López, el habanero Carlos Louis dirigió a Veraguas, Rubén Chiu fue preparador físico de la preselección panameña Sub-18 —participó con un equipo—, mientras que con el campeón estuvo el vueltabajero Epifanio Rolando Aroche como coach de pitcheo.
Por otro lado, con Bocas del Toro militaron dos habituales en las últimas Series Nacionales y con distintas experiencias en selecciones cubanas. El pinareño Jorge Gallardo fungió como entrenador de bateo y el espirituano Juan de Dios Peña Malibrán estuvo al frente de los lanzadores de un elenco que finalizó en la tercera posición de la etapa regular, con 10 triunfos y cinco reveses, según la página web del certamen.
Gallardo (31 de agosto de 1969) se desempeñó en ocho temporadas de la pelota cubana como jugador y su promedio de bateo fue de .265, con 329 imparables, 173 anotadas, 51 dobles, 10 triples, 27 jonrones y 145 impulsadas.
Posteriormente comenzó su carrera como entrenador, que lo llevó a pertenecer durante varios años a los colectivos técnicos de novenas vueltabajeras en el campeonato principal, hasta que asumió la dirección del conjunto en las ediciones 55 y 56. En su primera campaña como mentor condujo a la tropa hasta la discusión del título, pero cayó frente a Ciego de Ávila en siete partidos. Su última labor ocurrió en la contienda 60, al ocupar un puesto de auxiliar bajo la égida de Alexander Urquiola.
En 2015 asistió como coach del conjunto antillano a los Juegos Panamericanos de Toronto. En el año siguiente enfrentó igual responsabilidad con equipos de la isla durante el choque ante Tampa Bay Rays, en el estadio Latinoamericano, y luego en la Can-Am League, en suelo canadiense.
Por su parte, Peña (8 de marzo de 1957) intervino en cuatro Series Nacionales como lanzador y su balance fue de 3-1 y efectividad de 3.59 en 29 encuentros.
Su trayectoria como preparador la empezó desde las categorías inferiores. En la década de los noventa debutó en funciones de entrenador de pitcheo en el campeonato élite antillano y después dirigió a Sancti Spíritus durante tres campañas (1998-99, 1999-00 y 2000-01), en las que no obtuvo buenos resultados (dos duodécimos lugares y un escaño 15).
Poco tiempo después retomó sus responsabilidades como coach de lanzadores con escuadras de su provincia y de Ciego de Ávila. De hecho, estuvo en el colectivo de entrenadores del conjunto avileño de cara a la contienda pasada, pero no llegó a empezar el torneo debido a su compromiso en Panamá.
Conformó varias selecciones nacionales como preparador de pitcheo, pero su logro más importante en esta ocupación fue haberse ganado un puesto en los elencos que participaron en el I y III Clásico Mundial.
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