10 años de “Santa María del Porvenir” y 7 razones de sus bajos índices de audiencia

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En Cuba tenemos tradición novelera, y siempre, por mejor o peor que sea la calidad de la obra de turno, la familia se sienta frente al televisor. No obstante, hace poco más de diez años, irrumpió en nuestras pantallas una propuesta “novedosa”, que se anunciaba como “rompedora”, y fue, digamos, no muy bien acogida o, al menos, no se entendió del todo su concepción.

Nos referimos a Santa María del Porvenir, que permaneció en transmisión entre 2011 y 2012 y contó con guion de Gerardo Fernández García, bajo la dirección de Rolando Chiong. Ambos ya tenían una trayectoria destacada en el çambito de ese tipo de audiovisuales: el escritor fue el mismo de clásicos como El naranjo del patio y El balcón de los helechos, mientras que el director se había coronado con Al compás del son. A priori, se auguraban éxitos, pero la realidad fue totalmente distinta.

Desde Cubalite rememoramos algunas de las razones por las que esta producción logró índices de aceptación tan bajos, según reflejan algunos medios de comunicación (en su momento, el presidente del ICRT, Danilo Sirio, durante una intervención en la Asamblea Nacional, informó que fue la de más baja audiencia entre las últimas cinco que se colocaron en la parrilla de programación). En ciertos casos apelaremos a nuestra memoria; en otros, citaremos la opinión reflejada en la prensa. De cualquier manera, estamos seguros que coincidirás con mucho de lo que planteamos.

-Se transmitió una obra de 120 capítulos, de 45 minutos de duración, cuando el guion original solo llegaba a 100 episodios y, por ende, tenía menos tiempo en pantalla. Debido a lo anterior, hubo que alargar e “inflar” algunas historias.

-La trama central se enfocó en un dinero misterioso que cayó del cielo en un pueblito pequeño y cómo ello le cambió la vida a los habitantes del lugar. Lo anterior se mezcló con historias de parejas, adulterios, triángulos amorosos, fieles al clásico culebrón. También tuvo un tanto de aventura y serie mafiosa, pues los dueños del dinero intentaron recuperarlo. A su vez, todo apuntaba a denunciar la corrupción política imperante, las diferencias de clases sociales… un entramado muy complejo, que no todos llegaron a entender.

-Fue una telenovela de época (ambientada en los años 50 del pasado siglo), pero se notó demasiado la carencia de recursos para asumir aquella misión, por todo lo que implicaba (decoración, vestuario…). Vimos o, más bien, sufrimos paredes de cartón, idénticas escenografías en distintos lugares y vestidos repetidos.

-Se ha comentado que no se interpretó certeramente el género, o la mezcla de géneros que se pretendió abordar, entre ellos, la farsa ¿Será que los cubanos, con lo jaraneros que somos, no entendimos ese tipo de humor?

-El elenco, compuesto por primeras figuras y con destacadas actuaciones como las de Daisy Quintana (María Efluvio), Rubén Breña (el alcalde), Raúl Pomares (Vito), Osvaldo Doimeadiós (Romano), contrastaban con otras representaciones de muy mala calidad.

-En cuanto a edición, postproducción y demás, donde quizás podría haberse salvado ligeramente el desastre, poco podemos decir. Se presentaron escenas cortadas o sin lógica aparente en cuanto a su montaje. Por la parte de la música, en ocasiones era insoportable, extremadamente alta o sin relación con lo que estaba apareciendo en pantalla.

-Fue catalogada como “uno de los espacios dramatizados más penosamente disfuncionales producidos en los últimos cinco o diez años”, y su argumento, descrito como una suerte de “personajes inertes, metidos en situaciones dudosamente risibles.”

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