Aníbal Mustelier, el cubano que estuvo 26 años prófugo de la justicia estadounidense

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Aníbal Mustelier. Foto tomada de El Nuevo Herald.

Aquel era un domingo normal de agosto de 2016 para Aníbal Mustelier. Tranquilo en su casa, disfrutaba una cerveza y veía la televisión con su novia, cuando tres golpes secos en la puerta anunciaron una visita inesperada. Tras entregarse sin resistencia alguna, declarar un nombre falso y decir que era boricua, permitió a los agentes del orden realizar un registro en el lugar y encontrar armas modificadas, máscaras, chalecos antibalas, algunas prendas robadas y otras herramientas.

Si bien no lo supieron hasta unos días después, en ese instante la policía de la ciudad de Hialeah se ganó uno de los “premios” más grandes de su historia. Quienes llegaron allí buscando a un simple ladrón de joyerías, se encontraron, casi sin querer, con un hombre que había sido prófugo de la justicia estadounidense por poco más de un cuarto de siglo.

El señor Mustelier había nacido en Cuba el 22 de julio de 1950, aunque poco más se sabe sobre su pasado en la Isla o su posterior llegada a Estados Unidos. Se especula que pudo haberse ido en 1980 por el Mariel, pero de acuerdo a documentos judiciales archivados en el condado de Miami-Dade, ya en el ’79 había sido acusado de robo y allanamiento.

Su expediente siguió creciendo dos años después de aquello, cuando volvió a ser procesado por allanamiento, y luego en 1987 regresó a la cárcel como consecuencia de un delito de posesión de armas. Ya hacia finales de los 80 salió en libertad condicional, oportunidad que aprovechó para seguir engrosando su “palmarés”.

Algunos archivos de la corte refieren que por aquella época fue contratado junto a un par de “colegas” de profesión para matar a Francisco “Frank” Condom-Gil. Hay quienes aseguran que su empleador fue el criminal Orestes Blanco Lima, quien quería desquitarse con Frank por haber secuestrado a su hijo.

Sea cual sea la historia real detrás de esa orden de asesinato, lo cierto es que Mustelier falló en sus intentos por deshacerse de Condom-Gil. Primero eligió una “lluvia” de plomo para eliminarlo, pero al ver que eso no fue efectivo, tiempo más tarde puso una bomba en su auto con la que solo dañó levemente a parte de su familia. Tras fallar en ambas ocasiones, debió darse a la fuga y comenzar a vivir fuera de la ley totalmente, iniciando así su “fantasmagórico” legado.

Tras los atentados fallidos contra Condom-Gil, Aníbal Mustelier dejó de ser quien era por un tiempo y decidió quedarse en Florida bajo el seudónimo de Willy. Más adelante, se juntó con Rubén “Tatico” Martínez, Harry Irizarry, Orlando Fontella y Wilfredo González, con quienes planeó lo que muchos consideraron como el mayor robo bancario en la historia del Estado Soleado.

El primer paso del plan fue convencer de forma nada amistosa a Yanit Martínez, mujer de Irizarry, para que comenzara a trabajar en una sucursal del SunTrust Bank en el distrito de Brickell y, llegado el momento, les diera acceso a información esencial para perpetrar el crimen.

Paralelamente, Tatico fue en múltiples ocasiones a esa sede bancaria a depositar objetos de valor en las cajas de seguridad. Sin embargo, él, que era un profesional de las cerraduras, realmente se dedicaba a copiarlas para fabricar luego las llaves que abrirían las respectivas cajas.

La fecha que eligieron para el golpe fue el 18 de noviembre de 1996. Ese lunes, los cinco integrantes del “consorcio” lograron escapar del banco con cinco millones de dólares en joyas. No obstante, al año siguiente, Tatico e Irizarry fueron capturados por la policía, mientras que Mustelier fue declarado como fugitivo de la justicia y se ganó el apodo de El Fantasma.

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El sargento Carl Zogby, quien fuera vocero del departamento policial de Hialeah, declaró en su momento a este hombre como “una persona peligrosísima”. Era buscado por la el FBI, la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés) y el Cuerpo de Alguaciles (USMS, por sus siglas en inglés).

El propio Zogby, quien actualmente es concejal de Hialeah, supuso que Aníbal se había ido del país tras dar aquellos golpes. Pudo haber sido eso, su habilidad para pasar inadvertido usando alias como Ramón Llerena, Emilio Suárez o Mario Cotelo, o tal vez el hecho de que nadie intentara delatarlo, pero lo cierto fue que se pasó nueve años haciendo de las suyas en Miami sin que alguien lo señalara como el fugitivo que era.

Tras una serie de altibajos, Mustelier armó una banda que rápidamente comenzó a despertar el interés mediático y policial en Miami. Posiblemente el momento que lo cambió todo fue cuando dio sendos golpes en las joyerías Luany y Ariel’s Jewelry. En esta última, maniató y tomó como rehenes a los trabajadores, a la vez que sus secuaces se llevaban todo el dinero y las joyas. A partir de ahí, su modus operandi llamaría la atención de las fuerzas del orden, que comenzaron a estudiarlo para terminar su racha.

Resulta que Aníbal y sus asociados solían robar sitios en donde solo había mujeres, a quienes amarraban y ocasionalmente llegaban a golpear. Gracias al conocimiento de esta y otras características de la banda criminal, la policía llegó a infiltrar un agente en el grupo y obtuvo grabaciones que les permitieron arrestar a Yamilet Díaz Bernal, José Eduardo Pineda Castro y al mismísimo Aníbal, aunque en aquel momento no supieron que era él.

Posteriormente, comenzaron los interrogatorios con cada integrante de la pandilla y ahí vino la gran revelación. Los nervios traicionaron a uno de ellos, quien confesó el nombre real de Aníbal. El pez gordo había caído en el jamo. Puestos al tanto de la situación, los oficiales procesaron las huellas de aquel sujeto y rápidamente supieron que El Fantasma había sido capturado finalmente, luego de 26 años de eludir a la justicia estadounidense.

“Salimos buscando un pez, un ladrón de poca monta, y descubrimos que teníamos una ‘ballena’ en nuestras manos”, declaró Zogby en aquel momento.

Tras terminar con su etapa de “invisibilidad”, Mustelier fue condenado a pasar los próximos 52 años de su vida en el Centro de Detención Federal de Miami, sitio en donde falleció el pasado 16 de septiembre a la edad de 70.

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