Kandyman

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La voz de Kandyman fue una de las que más se escuchó en Cuba a inicios de los 2000. Luego, aparecerían otros intérpretes como El Médico, quien también sería considerado entre los pioneros del reguetón en nuestro país. Foto tomada de Havana Club.

Menciónalo cinco veces y aparecerá en tu mente. Repite: Kandyman. Luego mírate en el espejo. Sin miedo. No habrá nada más sobrenatural que tú mismo si eres cubano y no recuerdas quién es el padre del reguetón en Cuba.

Resumen: Rubén Cuesta Palomo, santiaguero que a finales del milenio pasado se alzó en armas e izó la bandera de un género atado con nudos (tirones de reggae jamaiquino con hip hop estadounidense) y otra vez, desde el oriente de la Isla, lanzó la invasión cultural más duradera del nuevo siglo.

Los artistas urbanos de Puerto Rico polinizaron el reguetón cubano. Es una verdad como un templo. Sin embargo, al escuchar las canciones de los profetas puertorriqueños y compararlas con aquellos temas arcaicos del repertorio de Kandyman, es fácil destilar las diferencias…

La variante puertorriqueña mantenía una línea dura, generalmente con lyrics ofrendadas a la violencia, que iban de códigos morales y hombría, de la vida en los guetos, al fin, guiones del rap. Mientras, en el heraldo santiaguero, la cadencia, la polifonía de ritmos caribeños y el gracejo de las letras resaltaban en ese empeño por musicalizar el imaginario autóctono.

Oye mami, me parece que tú eres muy carera/ confórmate con un peso y no seas tan chanchullera/ picarona, picarona…/ Yo, te bajaré la blusa/ te pagaré un peso pa’ que compres un prú…

Kandyman es una espora. El fundador de un reguetón endémico.

Dembow. Es un término que hoy vocalizan hasta los cantantes con banderita pop. Sonaba, se bailaba diferente ese ritmo jamaiquino con el sonido de Kandyman, precursor del “perreo” en Santiago de Cuba, técnica de cintura que permitió a las mujeres bailar solas sin parecer egoístas. Qué nostalgia de aquellos tiempos en que las fiestas de barrios eran como vitrinas, ese espacio donde disfrutar el temblor de nalgas espasmódicas. Todos bailamos así, con aquel ritmo donde la mujer guiaba y el hombre iba detrás intentando adivinar el movimiento arbitrario de sus glúteos.

Eso, también, nos lo dio Kandyman. Y una canción donde hacía papel de chino…

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Con la segunda hornada de reguetoneros, dígase Kola Loca, Eddy K… y algo más tarde, Elvis Manuel, Los Tres Gatos, Clan 537, et al, el autor de La cosita vio cómo cambiaba el género y cuánto se alejaba de la estética pautada con sus canciones…

Elvis —y antes Cubanito 20.02— protagonizó el despliegue del reguetón en La Habana. Fue, también, el primero de sus mártires. Kola Loka puso rumba y una base melódica más compleja a las canciones; también lo hicieron, poco después, Los 4. Y agrupaciones de pulsión territorial y producción casera como los mencionados Tres Gatos plantaron la semilla de lo que hoy conocemos como música repartera. Eso, cuando era algo espontáneo y no el modelo de gestión cultural en que ha derivado “el reparto”.

Todo cambió rápido en el género urbano y a Kandyman apenas le dio tiempo para lanzar con éxito un par de canciones según sus preceptos. No pudo consagrarse en una industria musical habanocéntrica. Así de simple, tan rápido como los cubanos aprendieron sus canciones, dejaron de escucharlas. Ocho años estuvo Kandyman en silencio…

En 2016, todavía en Cuba, le prohibieron cantar en un concierto de Gente de Zona en la plaza Antonio Maceo. Un año más tarde se fue a Estados Unidos para realizar una gira y, por razones ideológicas contrarias a la política del gobierno cubano, se quedó.

Tampoco allí Kandyman ha sido reconocido. Ni siquiera lo invitaron a cantar en el Cubatonazo de 2018. Todos niegan al padre del reguetón cubano. Casi todos. Casualmente, uno de los pocos artistas del género que reconoce al cantante santiaguero como fundador es Chocolate MC. A los exponentes jóvenes no les interesa conservar una memoria musical ni conocer de dónde viene el tempo que marcan con las palmas de las manos.

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Hoy, muerto el doble sentido, un maestro de las dilogías como Kandyman no encuentra oídos propicios para su música. Ahora, dice, lucha por Cuba desde fuera. También lucha por él, otra vez desde cero, rey sin corona. Hay un video en Youtube en el que arremete contra quienes lo niegan. Da lástima verlo con el despecho y la angustia en la garganta, pidiendo que no lo pongan en lo oscuro.

Él lo sabe: oscuro es el olvido.

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Si recuerdas a Kandyman o si no has escuchado su música, tenemos estos temas para ti:

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