César Prieto, la «explosión» de la 58 Serie

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Foto tomada de su perfil en Facebook.

En los finales de los noventa y principios del 2000, Guantánamo tenía una respetable ofensiva capaz de enredar a lo mejor del pitcheo cubano del momento. Recuerdo perfectamente aquella tanda integrada, entre otros, por Ariel Benavides, Evelio Labañino, Roberquis Videaux, Alexis Laborde, Leonel Bueno, Vismay Santos o Giorvis Duvergel. Pero era el zurdo Duvergel, otrora integrante de la selección nacional, el que más minutos de mi tiempo se llevaba, aunque no me importaran mucho los equipos orientales.

Duvergel, a pesar de empuñar el tercer madero en sus últimos años con los Indios del Guaso, en el equipo Cuba se abrió un espacio, aparte de ser un excelente fildeador, por sus cualidades innatas como hombre proa. Pero Giorvis, más que todo y mejor que muchos, era un legítimo maestro en el toque de bola y su peculiar estilo de hacerlo con el bate en el aire dudo que sea fácil de olvidar. Es que realmente era un show.

Hablo de Giorvis porque en esta temporada de la Serie Nacional cubana, un pelotero de enormes perspectivas me ha recordado, cuando de tocar la pelota se trata, al jardinero guantanamero, ausente hace dos campañas y firmante de un average de .328, 1506 imparables, 251 dobles y 145 jonrones, todo eso en 18 campeonatos. No puede ser otro que el cienfueguero César Prieto, el pelotero explosión de la Serie 58, que en varios encuentros de la primera fase fue el tercer bate sureño y ahora asume de maravillas ser el primero en la tanda con Villa Clara.

Aunque en sus últimos tres juegos, ante el incómodo elenco de Holguín, solo pudo ligar un indiscutible en trece oportunidades, César sigue sumando adeptos como si fuera el militar y político romano de antiquísima existencia. Su juego gusta y enamora, inquieta a los lanzadores contrarios y convence a su equipo y al manager que lo dirige. Bate en mano es un lío, lo mismo se embasa con un toque de bola perfecto al primer lanzamiento del partido, que conecta un cohete por su mano o dispara un doble próximo a las cercas por la banda contraria.

En un béisbol en el que existe un rosario de carencias como el nuestro, ahí está César Prieto para dar una conferencia magistral, a sus cortos 19 años, de cómo se toca la bola con eficiencia, además de ser un jugador ágil, de contacto, y que cumple bien esa correcta exigencia de que el hombre que inicia la batería tiene que embasarse. Naturalmente, es un atleta joven con aspectos que mejorar, sobre todo en defensa, pero nadie duda de que es un virtuoso de su generación y que hoy es una de las joyas jóvenes más valiosas de la pelota cubana con permanencia en la isla.

Después de finalizar ayer la subserie entre villaclareños y holguineros,  el infielder cienfueguero tiene entre las dos etapas un average de .379, con 118 imparables, cinco cuadrangulares (todos en la primera fase), 14 dobles, tres triples, 38 remolques, 37 ponches y 18 boletos, indicador que resulta un tanto pobre para un primer bate, al no ser César un bateador de meterse mucho en conteos.

No creo que sea Prieto un pelotero revelación, como he escuchado. El exceso de talento que ha enseñado durante la temporada se veía venir desde el Campeonato Mundial juvenil de 2017 en Thunder Bay, Canadá, donde Cuba fue sexta y él conformó el Todos Estrellas del evento (como mejor segunda base), tras encabezar a los bateadores, con average de .581 (18 imparables en 31 veces al bate), slugging de .645 y OBP de .606, con apenas dos ponches.

Después de su participación en la cita universal canadiense, César, quien fuera capitán del equipo cienfueguero juvenil, recibió el alta para intervenir en la pasada contienda, en la que solo registró 17 veces al bate y un imparable. Esa escueta presentación fue hasta hace pocos días la razón de un polémico debate sobre si merecía o no esta Serie el premio de Novato del Año, cuando existían antecedentes de jugadores con el galardón en su segundo campeonato (dígase el habanero René Espín, el guantanamero Michel Gorgüet y el avileño Eliecer Griñán).

En definitiva, la Dirección Nacional de Béisbol declaró que no tendrá inconvenientes si la prensa se decanta por el cienfueguero como Novato del Año, como sucederá seguramente. Es necesario decir que esa explicación llega en medio de la siguiente realidad: en 58 Series Nacionales no existe un documento que aclare cuáles son los requisitos necesarios para que un jugador aspire a ese premio. Absurdo, cómo no.

Después de quedar despejada esa preocupación, se expuso que las cifras logradas en lo que va de campeonato por César en imparables y anotadas no serán válidas como récords para un debutante, por lo que Kendry Morales, dueño de esas marcas, dormirá un poco más tranquilo.

Todavía queda tela para cortar en el torneo élite cubano y César Prieto seguirá engordando sus números y refrendando su indudable talento. Como todo está aclarado, es momento de parafrasear la conocida frase: a César, lo que es de César.

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D.L.R.

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