#checkpoint: «Jurassic Park»: otro escape de isla Nublar

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Jurassic Park es un top-down shooter con un mundo abierto, o al menos esa era la sensación para la época. Captura de pantalla realizada por el autor.

Uno siempre ha vivido en Cuba con cierto delay, y al menos cuando yo jugué Jurassic Park (1993, Ocean), ya había visto la película. Sin embargo, este videojuego publicado para Nintendo Entertainment System, el Nintendo de toda la vida, se desarrolló mientras la película se filmaba, y ambos se estrenaron en Estados Unidos en junio de 1993. Aunque se crearon al unísono, los desarrolladores tuvieron acceso al guion e imágenes de la cinta (además de la novela de Michael Crichton), pero al parecer, decidieron tomar un camino distinto. Y quizás ese haya sido uno de los mayores aciertos de dicho título: contar una historia muy parecida, pero no un calco del espectacular filme dirigido por Steven Spielberg.

De más está decir que este era uno de mis favoritos del Family, la consola pirata de Nintendo que circuló en Cuba con bastante éxito. Así que hoy toca una entrada nostálgica, al estilo de Mike’s Tyson Punch-Out!! (1987, Nintendo) y Castlevania (1986, Konami).

Jurassic Park es un top-down shooter con un mundo abierto, o al menos esa era la sensación para la época. El personaje principal es Alan Grant, y el objetivo, huir del parque con los nietos de Hammond, Lex y Tim. En este caso, el recorrido es distinto y los objetivos de los niveles nos alejan bastante del guion de la cinta. Pero en el lado positivo tenemos a los grandes héroes de la película: el tyrannosaurus rex como el jefe final a vencer; los velociraptors, los enemigos más desagradables y desesperantes del parque; y los dilophosaurus, quienes nos sorprenden apareciendo de la nada para escupirnos su maldito ácido sin mucha advertencia (qué muerte tan sufrida la del pobre Dennis Nedry).

A conciencia, el juego toma a los dinosaurios más significativos de la cinta y los convierte en los peores contrincantes. Hay otros como triceratops, stegosaurus, dimetrodons y brachiosaourus, que nos dan buenos sustos al salir de un arbusto o de un río, o simplemente nos hacen sonreír con sus apariciones. No son bichos decorativos, todos hacen daño, pero los que quedan más fuerte en la memoria son el mismo trío que en la película devora a la mayor cantidad de personas, o llevan al límite a los protagonistas. Otro guiño gracioso es la aparición de Mr. DNA cuando accedes a una computadora.

La línea narrativa en este caso pasa por salvar a Tim de una estampida de triceratops, rescatar a Lex de la jaula del tyrannosaurus rex, reactivar la electricidad en la isla, destruir los nidos de velociraptors, comunicarte con el continente para pedir ayuda (recordemos que el parque está en isla Nublar), y finalmente, escapar en un helicóptero tras otro combate con t. rex. Todo esto puede sonar emocionante, pero la dinámica principal era bastante desesperante: recoger huevos de dinosaurios desperdigados por todo el mapa, y cuando lo lograbas, recibías una tarjeta de acceso para entrar a un edificio o nuevo escenario, y debías volver a repetir la misma tarea: recoger huevos. En otras ocasiones debías activar terminales en un orden específico a base de prueba y error, lo cual era también muy irritante. Como buena parte de los títulos de Nintendo, Jurassic Park era muy difícil, y si bien podías ganarlo en cincuenta minutos, lograr la maestría para hacerlo llevaba semanas. O meses.

Jurassic Park no es perfecto, pero prolongó esas ganas del universo de dinosaurios que abrió The land before time (1988) y Spielberg llevó a la cúspide con su película. Captura de pantalla realizada por el autor.

A pesar de su dificultad y dinámica aburrida, tiene momentos muy bien logrados. Las dos estampidas de triceratops te ponen la adrenalina a millón, volviendo eterno el escaso minuto que dura cada una. Las batallas contra el t. rex son otras joyas que nos obligan a aprendernos el patrón de movimiento del maldito bicho. En otra ocasión debes remar río arriba en una balsa inflable, donde el control es pésimo y los brachiosaourus campan a sus anchas como si tú no existieses. Los ambientes cerrados, como cuevas o edificaciones, también logran transmitir esa sensación de asfixia, sobre todo cuando apenas tienes espacio para girarte y dispararle a un velociraptor.

Los gráficos son uno de los puntos más altos de este título. Con un pixel art sencillo y detallado, Jurassic Park logra con éxito transportarnos a una isla con diferentes instalaciones y laboratorios científicos. El nivel donde debemos dinamitar los nidos de los velociraptors es el más “extraño” por la paleta de colores escogida: parece sacada de un sueño sicodélico y no de una isla tropical, pero el resto es consecuente con la historia que narra. Con los dinosaurios pasa lo mismo: la mayor parte son perfectos y muy reconocibles, a excepción del más habitual, un compsognathus rojizo que no nos deja claro a qué nos enfrentamos. Pero el protagonismo es de los triceratops y el t. rex, con un nivel de detalle impresionante en sus movimientos.

A pesar de no contar con el archiconocido tema de John Williams, la banda sonora del videojuego es espectacular. Con apenas cinco temas principales, Jurassic Park transmite tensión y cierto grado de locura, una dosis apropiada para quien huye de dinosaurios y lucha por su vida en un escenario hostil. Los efectos sonoros también logran mantenernos atentos a cada novedad en el mapa, al punto de hacernos maldecir ante la aparición silenciosa de un velociraptor, detalle que no es menor al tratarse del enemigo más rápido y letal. Esa elección del silencio ante uno de los mayores peligros, emulando el sigilo de la criatura que acecha para atacar, es un detalle macabro.

Soy consciente de que en algún punto la nostalgia puede nublar mi juicio y cegarme a la hora de emitir una valoración sobre las obras que, de algún modo, crearon el gamer que soy hoy. Jurassic Park no es perfecto, pero prolongó esas ganas del universo de dinosaurios que abrió The land before time (1988) y Spielberg llevó a la cúspide con su película. Pudo salir muy mal, como ocurrió con la gran mayoría de títulos que decidieron adaptar un éxito de taquilla y terminaron en la lista de peores videojuegos de la época. Incluso el tiempo pudo haberlo hecho envejecer mal, pero mis numerosos regresos a este parque siempre me han dejado un buen sabor de boca, si obviamos la maldita dificultad que tenían todos los juegos de los ochenta y los noventa.

Trailer:

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