#checkpoint: «Terraria»: no, nada que ver con «Minecraft»

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Después de sesenta horas de juego, algo puedo contarles de Terraria (2011, Re-Logic). Cuando usted se sienta por primera vez, la sensación es de estar ante una mala copia de Minecraft. Tierra y árboles por todas partes. Slimes y zombies que se desplazan hacia ti. Al parecer es necesario construir una casa. Tienes en tu inventario un pico, un hacha, dos modelos de espada. Un Non Playable Character (NPC), con un nombre tan ilustrativo como el guía, que funciona como tutorial, y nos explica qué deberíamos hacer mientras se mantiene cerca de nosotros, como si fuésemos su responsabilidad. Cuando el guía comienza a darnos pistas de lo que será nuestra partida, uno entiende que esto no tiene mucho que ver con Minecraft.

Terraria es un RPG y 2D side scroller. Salió a la venta en mayo de 2011, sin casi publicidad, y en par de semanas se convirtió en el segundo juego más vendido de Steam (en ese período de tiempo) gracias al boca a boca. La comunidad que se generó a su alrededor fue inmensa. Los mods comenzaron a aparecer. Sus creadores dijeron una y otra vez que pasarían página y no sacarían nuevas actualizaciones. En mayo de 2020 saldrá la versión 1.4. La última, según han dicho.

Uno puede creer en un inicio que es un sandbox, donde construyes tu casa, plantas algunas semillas y disfrutas de los paisajes. Sí, todo esto puede hacerse, aunque no es el centro del videojuego. Todas las mecánicas giran alrededor de cavar y explorar, de encontrar posiciones, armas e ítems. Usted puede pasar horas con el pico dando clic en diferentes materiales o menas. Hay hierro, cobre, platino, oro, plata. Con cada uno de estos se construyen armas, báculos mágicos, armaduras, nuevos picos para poder minear recursos que con las primeras herramientas no podíamos. Durante la exploración, lo más probable es encontrar casas abandonadas donde siempre hay cofres llenos de tesoros. A veces están en el fondo de un lago o en el interior de un árbol. O en una habitación de concreto. El premio por explorar es una de las mayores virtudes de Terraria, porque si no encuentras un cofre siempre hay jarrones con ítems o menas de minerales para obtener. Casi nunca pasan varios minutos sin encontrar algo que motive a seguir explorando. Otro detalle es que, en determinado punto, cuando entras en un bioma nuevo, sabes qué recursos y enemigos puedes encontrar, y esto te obliga a cambiar tu estrategia de exploración.

En cada uno de los biomas encontramos diferentes criaturas hostiles. Siempre están los murciélagos y slimes con sus respectivas particularidades, pero son los autóctonos quienes nos fastidian con más frecuencia. Al ser un 2D side scroller no hay mucho sitio para escapar. A veces puedes escalar (si dejaste caer una soga), o correr como un demente en busca de un punto donde puedas usar magia o algún arma de rango. Por desgracia, casi siempre mueres cuando se acumulan varios enemigos. La buena noticia es que morir no es un problema. Pierdes una parte de tu dinero, pero nada del inventario, y esto proporciona una paz mental absoluta.

Las armas son otra motivación para explorar cada recoveco del inmenso mapa. A veces podemos hacerlas, como la pistola espacial, otras solo las encontramos en los cofres. Armas con un poder inimaginable para nosotros, recién llegados a este mundo. Bumeranes, espadas o katanas con más posibilidades de impacto crítico o retroceso. Son difíciles de encontrar, y las mejores se encuentran en la mazmorra, sobre todo las mágicas. Sí. En singular. La mazmorra. Y para entrar a la mazmorra debemos derrotar a uno de los veintitantos jefes (bosses) de Terraria. Aquí debo hacer una aclaración. Hay una gran diferencia entre el modo fácil y el normal. En fácil los jefes son sencillos, como si los desarrolladores pensasen más en el disfrute espiritual. En normal, derrotar al Rey Slime, el más sencillo de todos, puede demorar dos o tres intentos. Así que el resto de esta maravillosa colección de monstruos nos dará profundos dolores de cabeza, no solo por su dificultad, también por lo sorpresivo e inevitable que son algunos de estos enfrentamientos. Por ejemplo, cuando avanzamos en el juego, el ojo de Cthulhu no dejará de acecharnos en las noches hasta que le hayamos derrotado. O a veces encontramos algo maravilloso en nuestras exploraciones, y ¡bum! Despertamos a una abominación que termina por asesinarnos. Otros de estos jefes necesitan ser invocados, algunos en un bioma específico, con lo cual se pierde cualquier ventaja que creías tener al decidir uno cuándo enfrentarlo. No obstante, los ítems que nos dejan una vez derrotados ayudan a mejorar muchísimo, y facilitan la exploración y mejoran la capacidad de combate, y esto no ocurre en fácil.

Cuando uno comienza a jugar, piensa que no debe haber muchas más mecánicas que las iniciales. Movimientos horizontales, saltos, ataques de rango y melé, un poco de magia, y se acabó. Es difícil enumerar y explicar cómo diferentes ítems cambian nuestra forma de interactuar con el entorno y convierten nuestra exploración en una experiencia diferente por completo. Un ejemplo: cuando por fin obtenemos el gancho, saltar y movernos por diferentes niveles en cuevas deja de ser un dolor de cabeza.

Hasta ahora me he limitado a describir qué puede hacer uno en Terraria, y el motivo es que su mayor virtud está en la profundidad de su jugabilidad ¿Quieres construir una casa bonita donde vivir con tus vecinos? Puedes hacerlo. ¿Quieres limitarte a pescar, cultivar y sobrevivir en tu entorno? No hay problemas. ¿Quieres ser espeleólogo? Tenemos miles de kilómetros de cuevas ¿Prefieres perseguir diferentes achievements? Existen muchísimos, que no solo llenan ese ego del jugador competitivo, también funcionan como guía si te sientes estancado ¿Quieres visitar el infierno? No dejes de excavar ¿Te gusta derrotar a los bosses por puro disfrute? Cómo no, puedes invocar a varios al unísono. Terraria está lleno de detalles, desde sus gráficos pixelados hasta su cuidadosa evolución para todo tipo de jugadores, casuales o hardcore. Cuesta creer que fue creado por un equipo de cuatro personas.

Uno de los principales problemas de muchos videojuegos es que decepcionan en el late-game, o terminan por estancarse cuando le estás cogiendo el gusto. Perdonen si insisto tanto en esto. Encontrar uno hecho con tanto mimo (no lo dude, sus gráficos son bellos: los lagos subterráneos, los pozos de lava, las cuevas de champiñones, la mazmorra) y la posibilidad de dedicarle numerosas horas sin temor a aburrirse es poco habitual. Terraria engaña en una primera impresión, y luego nos enamora por completo con sus encantos. Un mundo bello para sumergirse y dejarnos llevar, da igual si preferimos construir nuestro pequeño oasis u obtener todos y cada uno de los logros posibles.

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