Copa América, Día 11: Partidos inesperados

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Miguel Trauco celebra con sus compañeros tras anotar el penal que da la victoria a Perú. Foto: @CopaAmerica/ Twitter.

Y llegaron los cuartos de final. Muerte súbita. Sin tiempo extra. Paraguay y Perú definirían el primer cupo a semis. Dos equipos, en teoría, bastante parejos. La albirroja partía con una baja bien sensible: la ausencia de Almirón, el 10, el creativo, el hombre con el talento suficiente para marcar la diferencia. Pese a ello, a los diez minutos, gol de Paraguay tras un córner. Guion perfecto para tirarse atrás y contragolpear. O No. La reacción de Perú vino acompañada del peor día de la defensa paraguaya. En dos ocasiones, Lapadula escapó de su marcador y la jugada terminó en el fondo de las redes. Primero un autogol. Luego un pase filtrado y definición en el mano a mano. Perú es una selección impresionante siempre y cuando no se enfrenta a la canarinha. Ya al filo del descanso, el árbitro decidió darle un toque mágico al partido y expulsó al capitán paraguayo por doble amonestación (al parecer ambas por protestar), autor del primer gol y del autogol. Un día inolvidable para Gustavo Gómez.

Y si ahora cabría pensar que sería Perú quien dominaría con facilidad la segunda mitad, Paraguay se lanzó con una presión alta que asfixió a los incas, y una vez más, a la salida de un córner, encontró el empate. Uno pensaría que las revoluciones disminuirían, pero ni Gareca ni Berizzo daban por bueno definir en los penales. A falta de diez para el 90, fue Yotún quien puso la diferencia con un disparo desviado en la defensa. Parecía el fatídico final de los paraguayos. A Carrillo no le pareció aquello muy emocionante, y se hizo expulsar cerca del 85. Y para darle más sazón, Gabriel Ávalos decidió anotar su primer gol con la selección en el último minuto. Empate y a penales. Hablar de los penales es más complejo. No es como tirar una moneda al aire, pero es igual de justo. Al final, Perú avanza a semis (Paraguay 3 – Perú 3. Perú avanza tras vencer en penales).

La imagen de Chile no había sido la mejor. Y Brasil había sido, por mucho, la mejor selección del certamen. Era lógico esperar un dominio de la verdeamarelha. Pero la presencia de Alexis Sánchez, de algún modo inexplicable, influyó en sus compañeros, y los chilenos parecían poseídos en cada balón a disputar. Fue un primer tiempo bien igualado, muy rocoso, y con ocasiones para ambos.

Alexis fue sustituido al comenzar el segundo tiempo; el físico no le permitió seguir. Tite dio entrada a Paquetá, y casi al entrar, combinó con Neymar, la fortuna le dio una mano y fusiló a Claudio Bravo. Brasil mandaba. Parecía el inicio de una cómoda segunda mitad. Y como si se tratara de un Genjutsu, Gabriel Jesús apareció para estamparle una patada en el pecho a Eugenio Mena. Nadie se lo creía. Roja directa y cuarenta minutos por jugar. De ahí en adelante, Chile fue puro corazón. La canarinha decidió esperar atrás y apostar al contrataque. Ambos tuvieron varias chances, tal vez Brasil tuvo más. Cayó un gol en la meta brasileira, anulado por fuera de juego. Sin Alexis en el campo, no había magia ni genio para guiar los hilos. Un triste adiós a la generación dorada chilena (Brasil 1 – Chile 0).

 

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