Copa América, día 4: Japón ni siquiera es una selección nacional

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El chileno Eduardo Vargas anotó un doblete en la goleada sobre Japón. Foto: @CA2019xPD/ Twitter.

En el único partido jugado ayer en la Copa América sucedió algo paradójico. Chile le anotó cuatro goles a una selección sub 23 de Japón, pero quienes ganaron algo en esa goleada fueron los nipones. ¿Qué le aporta al torneo una selección asiática que ni siquiera participa con sus principales jugadores? Es retórica, no se moleste en contestar. Ellos sí ganan, experiencia, forman nuevos jugadores, pero la Copa América, con un Japón que entrena con los ojos puestos en los Juegos Olímpicos de Tokio, pierde calidad. Por supuesto, en algún sitio, alguien estará ganando algo con esto.

Sobre el partido, Chile se mostró frágil y contundente; ataviados con grandes armaduras medievales, los defensores chilenos, siempre fuertes, nunca rápidos, sufrían con las incursiones de una banda de chiquillos incombustibles. Y aunque Japón se diluía con facilidad ante el medio campo rival, una vez superados, el terror se apoderaba de la zaga. Por desgracia, el punto de mira de los asiáticos no estaba calibrado.

Los goles chilenos fueron los clásicos que le anotas a una selección inferior. Desconcentración, todos mirándose tras el testarazo a la escuadra ante la salida de un córner, un balón que se desvía en un defensa, una mala entrega del portero que termina en gol, un delantero de treinta años que le gana las espaldas a un joven defensor. No quito méritos a Chile. En varios momentos se mostraron superiores, quizás porque eran superiores, pero esperemos al duelo frente a Uruguay, hasta ese momento será en vano juzgarla. Y si lo hacemos, como hicimos en las dos Copas Américas anteriores, es posible que esta vez le atinemos.

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