14 frases memorables de los animados cubanos

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Hubo una época en la cual, poco tiempo después de que saliéramos de la escuela, comenzaban “Los Muñes”, el único espacio de lunes a viernes en el cual podíamos disfrutar de animados en la televisión. Aunque ahí ponían de todo un poco, los favoritos de muchos eran, por razones obvias, los “made in Cuba”.

Es cierto que con el paso de los años ese espacio desapareció, y los muñes siguieron saliendo al aire en diferentes horarios. Pero fue en aquella época cuando todos descubrimos algunos “dibujos” que marcaron nuestra infancia con sus chistes y personajes. Es por ello que hemos decidido montarnos en la máquina del tiempo y rescatar las frases más recordadas de los muñes cubanos. Si una vez le dedicamos este espacio sólo a Elpidio Valdés, ahora lo hacemos con el resto de sus “animados colegas”.

“Mientes, rata inmunda” (Los valientes)

Comenzamos con esta frase, a la que podemos ponerle sin dudas el título de “la más pegada”. Su impacto en nuestra cultura popular es tal, que además de hacer que nos olvidáramos casi por completo de qué iba este muñequito, la línea del ratón “antisocial” es usada constantemente en ambientes chistosos –y otros no tanto–, para señalar algo con lo que no estamos de acuerdo.

“Hermosa mañana para explotar indios” (Tabey)

Tal vez algunos no lo entiendan, pero por experiencia les digo que, si alguna vez les tocó un día de retén en una unidad militar, esta frase encajaba perfectamente con las palabras del jefe durante el matutino.

“Un nadador, necesitamos un nadador” (Matojo no nada nada)

Si alguien nos pregunta “¿qué necesitas?”, esta es una de las respuestas que nos vienen a la mente por defecto. Da igual si es más o menos serio, pero quizás alguna vez hemos respondido de esta forma, parodiando al pobre Matojo, que de frente al agua estaba bastante embarcado.

“Fumiga, Paquito, Fumiga” (Chuncha y el mosquito)

Años después de que este corto saliera al aire, precisamente cuando comenzaron las campañas antimosquitos en cada barrio del país, todos revivimos las vicisitudes de Chuncha. Unos reguetoneros, incluso, se atrevieron a poner este llamado de auxilio en una canción.

“Papi, papi, me pinché con un erizo” (Matojo va la playa)

Otra salida de los animados de Matojo. Esta vez estamos ante la versión más utilizada de “te lo dije” en toda Cuba. Basta con que estés cerca de meter la pata para que alguien te diga que vas a terminar con las nalgas llenas de espinas, en sentido figurado, claro.

“Yo no le hago caso a lo que dice esa vieja” (Matojo va a la escuela)

Mucho cuidado con lo que le decimos a los niños sobre otras personas mayores, porque a los “pequeños demonios” les da por repetir, sobre todo, las cosas malas. No obstante, seguro tuvimos ganas de decirle esto a algún profe que nos tenía “la cachimba llena e’ tierra”.

“Fernanda, estás tufá” (Fernanda)

Todos sabemos que Fernanda es el personaje más “cool” del animado cubano actual. La pequeña detective de las motonetas ha sido la mejor noticia para los amantes del buen muñe e, incluso, a pesar de su estética al estilo “Paint”, todos nos hemos rendido ante el intelecto y buen sentido del humor de sus personajes. Deberíamos decir que los que están realmente “tufáos” son los que trabajan detrás para hacernos reír con sus rocambolescos misterios.

“Las mujeres, que son unas nerviosas… Nosotros los hombres…” (La historia del fuego)

Todavía quedan muchos “machistoides” que piensan así, pero y tal como se ve en este hilarante corto, muchas veces son esos propios “machotes” los que pierden los nervios ante situaciones aparentemente fáciles. Si usted es de esos y todavía le quedan dudas, ya veremos cuando le toque enfrentarse a la próxima cucaracha voladora.

“Malanga, muuuucha malangaaaa” (La medicina del brujo)

Si hay una verdad establecida, es que todos nos seguimos muriendo de la risa cada vez que vemos este muñequito. Poner en boca de aquel “intimidante” ídolo pagano una palabra como “malanga”, es una de las mejores ocurrencias que alguna vez quedaron plasmadas en el animado cubano. Lástima que ahora mismo la malanga esté tan cara.

“Si me mojo, me da catar(rr)ro” (El agua y la higiene)

Frase que aplica como poca a nuestros años de beca y servicio militar. En tiempo de frío, las duchas eran un enemigo acérrimo del estudiante/soldado, al punto de que violábamos normas de higiene básicas con tal de no enfrentarnos a la gélida realidad que era el baño en invierno. Lo peor era que, al final, todos cogíamos catarro, incluso aquellos que “volaban turno”.

Aquí ­ dice: Ta-ba-co (Guaso y Carburo)

https://youtu.be/ao3tcVnWje4

Nunca la importancia de la alfabetización quedó tan claramente expuesta como en este episodio de Guaso y Carburo, donde unas “ratas inmundas” se hartaban de veneno, por culpa de un “listo” que no tenía ni pu…ñetera idea de lo que ponía en el paquete. Claro, que, si has tenido delante cualquiera de esos productos vietnamitas que venden en las tiendas, seguro te has sorprendido a ti mismo repitiendo esta frase.

¡Qué pescado más flaquito! (Cecilín y Coti)

Aunque no nos gusta fomentar el bullying, tenemos que reconocer que al flaco/flaca del grupo le tocó (y le tocará) siempre aguantar este “chucho”. Bueno, al flaco y al pescado ¿normado/liberado? que nos dan por la cuota, que entre la falta de frío y la crisis de identidad, no tiene chance de subir de peso, el pobre.

“Suave yénica, suave / Nah, unos mau-mau ahí y una vaca karateka. Llévenla pa’l cuartel, que noj la vamo’ a jamar con arroz blanco” (Celedonio).

Admito que nos costó bastante encontrar el título de este muñe, pero el tiempo invertido valió la pena. De este animado, lleno de un brillante arsenal de frases desternillantes, nos quedan también las antológicas “Voy pa La Habana y vuelvo enseguida” y “Suelta el cencerro, Amparo”. Al personaje del sargento deberían hacerle una película, igual que a los Minions. Seguro nos íbamos a reír más.

¿Todos tienen carbón? / Me han dado en el… Sí sí, ya sé, y a mí también (N’Vula).

Otra pieza con un arsenal inolvidable de líneas graciosas es esta historia que iba sobre unos niños angolanos que se enfrentan a los invasores con “sus escopeticas de palo”. Luego de ver cómo los malos quedaban con el c…uerpo hecho “leña”, igual nos quedaron dudas sobre la importancia de tener siempre a mano un pedazo de carbón. De cualquier manera, yo siempre llevo el mío, por si acaso.

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