Ejercicio casero: Día 15

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Foto tomada de Wallpapers.

I

Ayer fui hasta el patio. Por hacer algo. Desde el cuarto hasta el patio existen:

1.- Treinta y dos pasos;

2.- doce escalones;

3.- una reja que limita con la casa del vecino o la vecina, que creo que es guionista de algún programa musical –llamémosle, quien dibuja los bordes de la escaleta donde otro escribe el texto que dice Julio Acanda, no sé cuál día después de que se acaba el noticiero y solicitan que te laves las manos, como mismo indicó CUBACEL hace 18 horas en un SMS que parece una estrofa con la forma de una Beretta o una Glock porque los dos primeros versos son de arte mayor y los dos últimos, de arte menor (uno trisílabo y el otro bisílabo). O sea, el mensaje te puede llegar de esta manera:

MINSAP INFORMA: Evite tocarse

los ojos, la nariz y la boca con las

manos sin

lavar.

*(Recibido en Xiaomi Redmi 5 Plus con la fuente en tamaño S).

*Me han enviado dos idénticos. Cuando leí el segundo, pensé que después de “sin” vendría “asear”, que podría funcionar como sinónimo y, además, visto desde un punto de vista histórico concreto, es un verbo más martiano (“Un niño bueno, inteligente y aseado es siempre hermoso”; José Martí en A los niños que lean La Edad de Oro, julio de 1889);

4.- una manguera para drenar el agua que expulsa el aire acondicionado;

5.- un pasillo atravesado por un tubo plástico negro.

II

Aclaraciones necesarias sobre cada obstáculo:

1.- Después de una rara operación, calculé que completar los 32 pasos puede llevarte dos o tres minutos de viaje;

2.- Cada escalón tiene, al menos, dieciocho centímetros de largo, doce de ancho y alrededor de catorce de altura;

3.- En el patio del vecino o la vecina hay dos perros que no se mueven de la cerca divisoria;

4.- Alrededor de la boca de la manguera se forma un charco que, luego de algunas horas, puede llegar a ser considerable;

5.- Pregunté y me dijeron que no debería estar ahí el tubo plástico negro.

III

Ayer fui hasta el patio. Por hacer algo. Por vivir el descarnado drama del hombre contra la naturaleza. Pura adrenalina. Si algún día tienes que contar lo que hice, apóyate en esta crítica de The Revenant:

“un retrato (…) visceral de la resistencia humana en condiciones casi insoportables”.

PD: Si quieres leer las entradas anteriores, puedes hacerlo aquí.

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