El Balón de Oro que no es convocado para la selección cubana

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Sander Fernández con sus trofeos de esta temporada. Foto tomada de su perfil en Facebook.

En tiempos de necesidad hace falta tirar de las mejores herramientas que se tienen disponibles para resolver el problema. Lo que pasa es que, a veces, incluso teniendo a mano la solución, o al menos un atisbo de ella, la cosa no se desentraña por otras razones.

Algo parecido le pasa al fútbol cubano. La pésima calidad de la liga, tanto a nivel futbolístico como organizativo, además de la falta de topes internacionales y de la expansión de contratos a los jugadores locales, han llevado a la selección nacional a una etapa gris, pues a pesar de las tres victorias en la Liga de Naciones de Concacaf, los Leones del Caribe parecen dar para poco más que eso.

Mucho se ha hablado de traer a los atletas que compiten por sus propios medios fuera de las fronteras del archipiélago cubano, pero palabras han ido y venido, y nada en concreto se percibe. Mientras la visión del INDER sigue resultando, cuando menos, dubitativa, la lista de no convocados se alarga cada vez más y, en consecuencia, lo hacen las posibilidades de clasificar algún día para la Copa del Mundo.

Sander “Keko” Fernández es uno de esos que espera impaciente su oportunidad de regresar a la absoluta. Desde 2017 juega con el Five Islands de la Premier Division de Antigua y Barbuda, equipo en donde ha logrado dejar su huella en dos temporadas y media.

“Mi primer año aquí metí 22 goles, fui líder goleador, y conseguimos que el equipo, que estaba en segunda, ascendiera a primera. Luego me incorporé al nacional de Cuba y también salí como máximo goleador con 13 anotaciones, jugando solo media temporada. El año pasado jugamos la Premier, quedamos segundos y fui líder de goles con 14, y a continuación me marché a Cuba, y en siete juegos hice cinco goles.

Dice que la adaptación fue un poco fácil, y que “empezar por abajo” le ayudó mucho. Igual piensa que hay varios de sus compatriotas que no cogen el ritmo, porque allí el juego es muy intenso, de muchas faltas y desgaste, aunque para él no hubo grandes dificultades por ese lado. Lo otro es el idioma inglés, el cual tras varias temporadas no logra dominar. Para ello se ha apoyado en el resto de sus compañeros y en su técnico, el capitalino Dariem Díaz.

Sobre la liga, opina que a pesar de que no sea una de las mejores que hay en el continente, está muy por encima de nuestro campeonato nacional.

“Los terrenos, las pelotas, los tacos y los trajes son, en todos los sentidos, superiores, además de la excelente organización que hace que todo fluya mejor. Además, aquí hay muchos extranjeros que han jugado o juegan en Inglaterra, Jamaica, Estados Unidos, y que le dan calidad y espectáculo al torneo”.

Para él los goles son cosas que sencillamente le salen, porque “le gusta trabajar para el equipo”. De cualquier manera, a los 31 años las cosas son diferentes. Aquel extremo explosivo y veloz ya ha perdido un poco del “nitro” que tenía antes. En Antigua ha tenido que convertirse en otro jugador, más asociativo y un poco menos “guerrillero”.

“Cuando empecé en esto jugaba de lateral. Aunque a nivel internacional me identificaba con el brasileño Robinho, mi ídolo era siempre fue Lester Moré, un goleador de mucho talento y explosividad. Siendo 15-16 empecé a entrenar con los grandes, y logré intercambiar con él y aprender mucho sobre el trabajo de delantero”.

Sobre la relación con sus colegas cubanos allá en Antigua, opina que es la misma que la existente aquí en Cuba.

“Somos como hermanos, siempre intentando ayudarnos y pasarla bien sobre la cancha. Al principio, en mi primer año dentro del Five Islands estaba solo, pero luego fueron llegando otros amigos como Yoandir Puga, de Isla de la Juventud y el avileño Tomás Cruz, con quien formé un tridente bueno en ataque. Actualmente, además de ellos dos, comparto con otros tres futbolistas de Cuba, con quienes tengo la mejor relación. Ellos son el portero Julio Pichardo, el defensor Yosvani Caballero y Armando Oramas, que es medio”.

Además, “Keko” cuenta que con los restantes compañeros que están allí en ese país, también la cosa es muy buena: “vamos a sus partidos, los apoyamos, y queremos que ellos ganen y lo hagan bien. La idea es tratar de que todos los cubanos tengan éxito, eso es una gran alegría”.

Su actuación durante el curso pasado le hizo merecedor no solamente del trofeo al “pichichi” del torneo, sino del Balón de Oro que lo acredita como el mejor jugador de la pasada edición de la liga antiguana.

“Desde que me fui el año pasado, sabía que había sido el líder goleador, pero mientras no estuve hicieron una gala en la que me dieron el Balón de Oro de aquí. Al regresar me entregaron los trofeos, y fue tremenda sorpresa, porque en Cuba llevo un montón de años jugando y nunca me han seleccionado como mejor jugador, a pesar de que he liderado a los mejores delanteros cuatro veces”.

Pero más allá de su éxito en aquella nación caribeña, la meta de Sander para el nuevo año es llegar a los 100 goles en la Liga Cubana, una cifra que según nuestros cálculos, solo han alcanzado siete futbolistas de la Isla, y que lo convertirían además en el segundo representante del conjunto avileño en llegar hasta la centena.

Algo diferente pasa con la selección…

“Para eso ya no tengo motivación ni  nada. Llevo cuatro años siendo líder goleador en Cuba y no me llaman. Tampoco llaman a ninguno de mis otros compañeros que están aquí, como Puga y Cruz. Nosotros hemos estado en el equipo nacional, y nos gustaría volver, pero ahora hemos sido desechados. Durante el pasado nacional, cuando estábamos en Pinar del Río, el mismo Oliet se reunió conmigo, pero eso se quedó congelado. Parece que nosotros jugamos en otro planeta, que no les interesamos en lo absoluto”.

En su opinión, luego de la sanción de cinco años que le impusieron en 2012, el daño ha sido mayor para la Asociación de Fútbol de Cuba (AFC) que para él. Eso sí, lo que más le duele es que después de pasarse un lustro sin vestir la elástica de las cuatro letras, cuando se le venció el “castigo” a nivel internacional en 2017, nadie le avisó.

“Se habla de los jugadores que juegan en otros países, pero nadie menciona a la gente que está en Antigua. Para ellos somos desertores, pero eso es una idea equivocada. Nosotros somos cubanos y cuando se acaba la liga de aquí jugamos allá el nacional, pero parece que eso a ellos no les importa. La selección es algo difícil ahora, porque sentimos que ellos mismos nos han matado las ganas de jugar con esa camiseta”.

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