En la edición impresa del periódico Vanguardia del 16 de febrero pasado, se publicó una breve entrevista con Ernesto Ruiz, comisionado provincial de béisbol en Villa Clara. El directivo, entre varias cuestiones, informó que hasta ese momento solo existía la confirmación de un solo pelotero que retornó a Cuba y estaría jugando en la Serie Provincial, tras tener toda su documentación en regla. Se refería al lanzador Ernesto Puñales Vera, integrante del conjunto de Santa Clara.
Desde el comienzo del campeonato el 16 de febrero, la presencia de Puñales no ha pasado desapercibida en su equipo, líder de la clasificación con 15 triunfos y tres derrotas, con dos éxitos de ventaja sobre el segundo lugar, Sagua la Grande, hasta los resultados del jueves. Entre las actuaciones del pitcher derecho sobresalen un triunfo de 1-0 ante Corralillo y una reciente lechada de 6-0 frente al actual titular Camajuaní, aunque perdió 1-3 contra el elenco de Manicaragua. Su efectividad era de 1.56 hasta hace cuatro días.
Quien busque el nombre de este atleta en los archivos de la Serie Nacional, el Campeonato Nacional Sub 23 o el torneo doméstico juvenil, simple y llanamente habrá perdido el tiempo. En ninguno de esos tres eventos él participó y su historia es muy diferente a la de la inmensa mayoría de jugadores antillanos que han salido del país y después se han repatriado para poder intervenir en el certamen élite cubano, pasando antes por la Serie Provincial.
Sobre Ernesto Isidro Puñales Vera hay poca información en Internet. Según una breve reseña biográfica aparecida en la página web de la Empire Professional Baseball League (EPBL), nació el 4 de febrero de 1993 en Santa Clara, por lo que cuenta con 26 años de edad. Comenzó en la pelota bien temprano, debido a que en su familia este deporte era muy gustado, y transcurrido algunos años coincidió con el desaparecido pitcher de los Marlins de Miami, José Fernández, y con el jugador de cuadro Aledmys Díaz, hoy militante de los Astros de Houton.
Entre los nueve y once años, teniendo en cuenta el sitio de la EPBL, conformó la selección nacional, en la que fue compañero de, entre otros, el espirituano Lourdes Gurriel Jr. A Estados Unidos llegó a los 14 abriles y se inscribió en una escuela católica de Florida, la cual era rival por excelencia de un centro educacional donde estudió la hoy estrella de Grandes Ligas, Manny Machado.
Tras graduarse, acudió a la Western Nebraska Community College, donde se desempeñó como torpedero y lanzador. Con 19 años decidió convertirse en un atleta profesional y tuvo su primera experiencia rentada con los Orioles de Baltimore, franquicia que le extendió una invitación al entrenamiento de primavera de la Academia de Béisbol Extreme Line.
Sin consolidar ningún acuerdo con los Orioles, al año siguiente decidió probar suerte en ligas independientes como pitcher. Su última experiencia fue en 2017, cuando perteneció a los Isleños de Puerto Rico —tiene su sede en el territorio boricua de Rincón— de la EPBL. Trabajó en 17 partidos —cinco como abridor—, ganó uno, perdió cuatro y salvó siete, en tanto tuvo efectividad de 4.53, ponchó 24 veces y regaló 18 boletos en 43.2 innings y permitió un solo jonrón.
Antes de jugar en ese circuito, estuvo en la popular Liga de Miami Dade, o Liga Nica, y con el elenco de Mindfreak quedó subcampeón, al caer en la final ante la Isla de la Juventud. En ese torneo Puñales se desempeñó como lanzador y bateador.
El año pasado se retiró como jugador y comenzó bien joven, con 25 años, su carrera como manager de los Bucks de Nueva York, equipo perteneciente a la EPBL, liga independiente que celebró su primera temporada en 2015. Los Bucks terminaron en 2018 como subtitulares.
Si Puñales, un pitcher cuyo arsenal de lanzamientos y su velocidad son desconocidos, logra conformar el equipo villaclareño dirigido por Eduardo Paret para la próxima Serie Nacional, estaremos ante una situación inédita en nuestro béisbol, por tratarse de un atleta que no regresa al principal campeonato de casa como casi todos, sino que debutará sin haber transitado tampoco por los dos torneos nacionales previos.
Evidentemente, el acuerdo firmado por la MLB y la Federación Cubana de béisbol nos está poniendo delante una de sus sorpresas más extrañas.
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