Estudio «Esperanza»: una investigación cubana, clave en el tratamiento a pacientes con COVID-19

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Heberferón. Foto tomada de Granma.

El pasado 10 de julio, en el programa Mesa Redonda, Gerardo Guillén Nieto, director de Investigaciones Biomédicas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), se refirió, en uno de los momentos de su intervención, a los resultados del estudio Esperanza, elemento fundamental en los protocolos para el tratamiento a pacientes con la COVID-19.

Al respecto, explicó que, debido a la premura que exigía la situación epidemiológica, se llevaron a cabo varios estudios clínicos en el país a una rápida velocidad. Sobre la marcha, varios de ellos tendrían un papel fundamental en la batalla diaria contra la enfermedad.

El estudio Esperanza fue realizado en el Hospital Luis Díaz Soto. El científico especificó que contó con la participación de más de 130 pacientes. El principal objetivo de esta investigación fue comparar los resultados que arrojaba la aplicación del Interferón alfa 2b (Heberón) con los de la combinación entre este y el Interferón ganma (Heberferón).

“El interferón alfa 2b se introdujo de forma muy temprana en el protocolo cubano, por las evidencias de su capacidad antiviral y potenciadora del sistema inmune. Esa fue una decisión muy importante”, indicó.

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Pese a ello, siguieron buscando nuevas maneras para tratar la enfermedad. Una de las conclusiones del estudio fue el reconocimiento de que luego del comienzo del tratamiento con Interferón alfa 2b, la mitad de los pacientes habían dado negativo al virus en el quinto día. Mientras, tras la aplicación del Heberferón, esa misma cifra de pacientes solo tardó tres días en negativizarlo.

Luego de lo anterior transformaron el protocolo e introdujeron el Heberferón como parte del mismo. Según Guillén, esa decisión también tuvo que ver con el hecho de adelantar el día en que los médicos tomaban las muestras para el PCR (primero, esto ocurría al quinto día, y después empezó a hacerse en las primeras fechas).

Más tarde, se dispuso no tratar a los asintomáticos con cloroquina. “Se suministró el Interferón alfa 2b a los pacientes asintomáticos que no tenían comorbilidades, y el Heberferón en quienes sí tenían”, detalló.

Finalmente, detalló el experto, se quitó el Interferón alfa 2b y se mantuvo únicamente la mezcla de este con el Interferón ganma. Esto provocaría en muchos casos la negativización temprana y pasaría a formar parte de los aportes cubanos a los protocolos de tratamiento, sentenció.

P.D: Si necesita detalles más específicos sobre el estudio, puede verlos aquí.

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