Francisco Fellove, el músico cubano que revivió gracias al cine

4 min


0
Francisco Fellove. Captura de pantalla del documental El Gran Fellove.

Francisco Fellove Valdés decidió irse de La Habana en un día frío, a finales de 1955.

Sobre su viaje hacia México contó una vez:

Mi llegada a México fue bien bonita, yo vine de Cuba en un barco italiano, entré por Veracruz en el año 1955, el día cuatro de diciembre. A mí la persona que me trajo fue José Antonio Méndez, compositor de La gloria eres tú y mi amigo.

Efectivamente, para realizar esa “mudanza” había sido convencido por Méndez, padre del filin, quien le convidó a abandonar La Habana, que por entonces era un sitio en donde el racismo impedía hacer una carrera a buena parte de los músicos negros.

Al otro lado del estrecho de Yucatán, el productor y director artístico Mariano Rivera Conde, el mismo hombre que había catapultado a Benny Moré y Toña La Negra al estrellato, se encargó de elevarlo a él también hasta la cima. Fue ese señor quien lo rebautizó como El Gran Fellove, y aunque al artista no le gustó mucho al principio, tuvo que plegarse cuando su mentor le dijo: “¡eh, cállese la boca que yo le pongo a usted como a mí me da la gana!”.

Sin embargo, aunque en México todo fue bien durante un tiempo, llegaron los años 60 y con la explosión del rock & roll en la escena musical comenzó el inicio de un período de cambios constantes en su carrera.

Él, que a esas alturas ya contaba con un par de álbumes en asociación con RCA Victor: El Gran Fellove (1957) y Chua chua con su creador: El Gran Fellove, Vol. II, a lo largo de los 60 sólo grabó otros dos LPs, titulados Goza mi ritmo (RCA Victor, 1965) y Watusi (Musart, 1966).

Cubacitas

De nuevo volvió a la carga en los 70, con El que inventó la salsa (Gema, 1973), Salsa con Fellove (Gas, 1977) y finalmente Fellove (Areito, 1979), realizado con su Conjunto Habana y la colaboración de Niño Rivera.

En la década siguiente, se fue de gira por América Latina y Estados Unidos. En la nación norteamericana llegó a tocar en el Palladium, en donde se hizo acompañar por dos Titos -Puente y Rodríguez-, además de Machito y la Orquesta Nuevo Ritmo. En ese escenario estrenó mundialmente la versión en español del archiconocido tema Volare, hit original de Dean Martin (1958) que posteriormente interpretarían, también con éxito, los Gipsy Kings (1989).

A partir de ese momento, Francisco vivió más o menos en una suerte de animación suspendida hasta 1999, cuando el compositor Joey Altruda se enteró de su existencia y puso todo su empeño en grabarle, al menos, un disco de despedida al genio cubano.

Por ahí entró Matt Dillon en la historia. El actor, conocido por participar en filmes de culto como The Outsiders (1983), Rumble Fish (1983) y Drugstore Cowboy (1989), era un buen amigo de Altruda y se unió a él con la idea de filmar un documental que girara en torno a Fellove y su álbum postrero.

Según cuenta el propio Dillon, ese tiempo junto al estelar músico de la mayor de las Antillas fue increíble. A pesar de que habían pasado décadas sin que el cubano pisara un estudio, el hombre de 77 años volvió a disfrutar como si fuera un niño, sobre todo porque en el proceso contó con la presencia de dos compatriotas, el pianista Osmany Paredes y el trompetista Alfredo Armenteros, alias “Chocolate”, quien viajó desde La Gran Manzana específicamente para acompañarlo en la que sería su última aventura.

Fellove había nacido en el barrio capitalino de Colón el 7 de octubre de 1923 y allí se alimentó de la rumba que “crecía” en cada esquina. Murió el 15 de febrero de 2013 en la Ciudad de México y su último trabajo remarcable fue cantar en 2002 una versión de Walking on the Moon, de la autoría del mismísimo Sting.

Compuso las guarachas Sea como sea y Para que tú lo bailes, boleros de la talla de Dos caminos, tema que escribió expresamente para la célebre Olga Guillot, y No me agites, popularizado por Machito y sus Afro-Cubans. No obstante, su obra más reconocible es Mango mangüé, canción que terminó cuando tenía solamente 17 años.

Entre sus principales aportes a la música se encuentra el chua-chua, variante de la guaracha que terminó incorporando al scat jazzero junto con el vocalista Dandy Crawford. Igualmente, Fellove fue precursor del movimiento del filin y estuvo vinculado directamente con Bebo Valdés a los orígenes del ritmo batanga.

Además, compartió su “magia” con artistas y agrupaciones como La Sonora Matancera, Omara Portuondo, Chucho Valdés, Celia Cruz, Charlie Parker, Tito Puente, Johnny Pacheco, Chico O’Farrill, Tino Contreras y Miguelito Valdés, entre otros.

Recientemente, en la 68va. edición del Festival de Cine de San Sebastián, en España, fue presentado el resultado de aquellas filmaciones de Matt Dillon hace 21 años. El Gran Fellove, incluido en la Selección Oficial, sirvió como un tributo y revival para un genio (casi) desconocido de la música cubana.

Vea el trailer del documental El Gran Fellove

Anuncios
Anuncios
Anuncios

0 Comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

× ¡¡¡Contáctanos!!!