Jasiel Rivero podría debutar en la Liga Endesa la próxima temporada

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Jasiel Rivero juega en Boca como cedido. Foto tomada de Jit.

Jasiel Rivero se adapta rápido a cualquier equipo. En buen argentino, es un pibe de 25 años y 2.06 metros de altura que destila una vibra contagiosa. Tiene tabla de líder, él y sus compañeros lo saben. Por eso, para nada es una rareza verlo con Capitalinos, con la selección cubana o con su actual club Boca Juniors de Argentina pidiendo reiteradamente la pelota para meter par de puntos o doblar sus muñecas desde la larga distancia. Su virtuosismo provoca buenas opiniones en la gente que lo ve en la duela. Hay, a veces, criterios que rayan con lo estelar.

Por estos días se juega el Torneo Súper 20 y el Boca fue eliminado el 28 de octubre en la repesca. Pero el basquetbolista habanero redobla sus sesiones de entrenamiento en espera del comienzo de la Liga Nacional de Baloncesto, el más importante de los certámenes profesionales que se juegan en Argentina. Jasiel, inconforme como pocos, le entrará a esa competición con una motivación gigante. En esa liga sudamericana juega en calidad de cedido. Su nombre se pronuncia en la ACB o Liga Endesa de España, para algunos entendidos el segundo mejor circuito del mundo. Allí Rivero tiene equipo. El San Pablo Burgos.

“El club San Pablo Burgos se interesó en mis servicios, ya que algunos de sus directivos me vieron jugar en Argentina. Especialistas y entrenadores ven mucho la liga de aquí, también hay que tener en cuenta que el agente te promociona. Fue así que ese conjunto se fijó en mí. Con los directivos del San Pablo no he tenido muchas relaciones, solo un contacto, pues mediante el agente ellos están pendientes de mis actuaciones. La temporada que viene, 2019-2020, estaré debutando en la ACB si Dios y Orula quieren”, asegura el ala pívot.

Amplía que en ese campeonato se encuentra su compañero Javier Jústiz, con quien tiene las mejores relaciones del mundo, “un hermano para mí”. Jugar a ese nivel, dice, tendrá una enorme importancia en su carrera, toda vez que es uno de los sueños que todo basquetbolista posee, el de estar activo en ligas de calidad, y en España mejoraría aspectos técnicos de su juego, “en esa liga aprenderé mucho. Mientras más se pueda conocer, mejor”.

De vuelta al presente, en su primera temporada con Boca Juniors le va muy bien, pero quiere mejorar más. No es conformista. Trata de aprovechar todos los torneos para crecer como basquetbolista. Está en un club donde jugó el villaclareño Lázaro Borrell hace once años y eso no significa poco para él. “Borrell fue campeón en esta liga y ha sido uno de los mejores extranjeros que ha pasado por aquí, según el criterio de muchos aficionados”.

“La expectativa que siempre tengo cuando juego en cualquier equipo es mejorar su actuación en el circuito y ahora no es la excepción”. Jasiel está seguro que su aporte será fundamental para las aspiraciones del club, que cuenta con su respaldo para mejor la ubicación de la campaña precedente, un puesto 15 en la etapa regular.

Como hicieron Borrell y el habanero Andrés Guibert, Rivero no suelta la ilusión de algún día poder driblear en las duelas de la NBA. Las herramientas que le faltarían para jugar en esa liga estadounidense, según él, son mejorar mucho los tiros de todas las distancias y realizar bastantes trabajos individuales. “En estos momentos me siento deportivamente muy bien, si me preguntas en un escalafón del uno al diez, te digo que estoy en 8.5”, considera el nativo de Boyeros, quien se siente muy bien jugando como 4, pues “tengo más virtudes para esa posición y puedo hacer más cosas como jugar abierto, estar fuera de la pintura, hacer casi de todo”.

Rivero con la selección nacional de Cuba. Foto tomada de Gigantes del Basket.

Uno de los recuerdos agrios que dejó la pasada edición de los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Barranquilla fue la caída estrepitosa del combinado femenino cubano de baloncesto en la discusión de la final ante las locales. Días después, el 2 de agosto, nuestro equipo masculino, dirigido por la experiencia de Pepe Ramírez, se apareció con una medalla de bronce al vencer por dos tantos a República Dominicana.

Eso sí, un bronce valioso porque hacía 25 años que un elenco masculino no pisaba el polvo del podio. Pero ese bronce quitó el hambre a medias. Cuando se le gana al México de Gustavo Ayón por diferencia de once cartones, siempre quedará la impresión de que no era el bronce el metal más indicado. Sin embargo, Jasiel, que en dicho juego lideró los puntos con 24 y los rebotes con nueve, confiesa estar más que satisfecho con la actuación de su equipo en Barranquilla.

Hacía mucho tiempo que no se lograba un resultado de esa envergadura, asegura el poste bajo antillano, y fue muy “reconfortante para nosotros alcanzarlo. Creo que en ese evento se podía llegar más lejos. Nunca pensamos que Colombia nos jugara de la forma en que lo hizo, creímos que ese juego de semifinales sería relativamente fácil y más aún después de la victoria ante México en la fase de grupos. Pensamos en discutir el oro y eso no pasó, son experiencias para aprender”.

No es de extrañar que la afición seguidora del baloncesto cubano emita el criterio de que el mejor jugador que hoy tiene la selección nacional es Jasiel Rivero, el joven que lleva a Capitalinos en un lugar altísimo en sus logros, porque de Capitalinos salió y se consolidó como atleta. No se pueden olvidar las raíces, es lo que piensa él. “De hecho —añade— el mejor momento que conservo en mis años sobre la duela se lo debo a Capitalinos, cuando quedamos campeones en 2015 y la afición nos acompañó en todo instante”.

Me interesa mucho saber lo que piensa el habanero sobre el lugar privilegiado que le concede la afición dentro del básquet de casa. “Bueno, no sé qué decirte, pero si los aficionados y especialistas creen eso, que soy el mejor, pues yo respeto ese criterio. Ese tipo de opinión le agrada a cualquier deportista. Si Dios quiere, seguiré luchando por mantenerlo”.

Desde su casa en Buenos Aires, una tarde sabatina, comenta que “le faltan muchas metas por cumplir. Siempre quiero ser el mejor, lucho por eso en las ligas que he jugado. Mi propósito principal es ser NBA, que es lo más grande para un jugador de baloncesto. Todo lo que he logrado en el deporte se lo debo a mis familiares y amigos que me han acompañado en todo momento y continúan confiando en mí. He estado lejos de ellos cuatro años, que es el tiempo que llevo como profesional, pero en la vida todo es sacrificio. Agradezco todos los días a Dios y a Orula”.

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