Joel David Paula: «Por ahora no pienso regresar a Cuba, hay miles de oportunidades para jugar aquí»

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Joel David Paula fue invitado a los entrenamientos de los Sultanes de Monterrey. Foto cortesía del entrevistado.

Desde su partida, el nombre de Joel David de Paula ha estado completamente fuera del radar beisbolero cubano. El habanero, quien debutó en la Serie Nacional con Industriales en la versión número 55 (2015-2016), estuvo durante tres campañas vistiendo la franela azul antes de salir rumbo a México a finales de 2018.

Recientemente, Cubalite logró contactar con él a través de las redes sociales y le demostró el interés por conocer qué ha sido de uno de los lanzadores jóvenes más prometedores de los últimos años en la capital.

¿Estás en activo con algún conjunto ahora mismo? ¿Cómo te ha ido?

Ahora no estoy en ningún equipo, pero estuve de invitado con los Sultanes de Monterrey de la Liga Arco Mexicana del Pacífico, en donde hice un buen papel y me dejaron las puertas abiertas para regresar en el futuro. A ellos les agradezco mucho por esa oportunidad y por la bonita experiencia que pude tener con una organización tan respetada aquí.

¿Tuviste algún contratiempo que te hiciera tomar la decisión de marcharte?

No, la verdad es que no tuve ningún contratiempo que me hiciera querer salir de Cuba. Solo decidí irme en busca de un porvenir mejor y, por ese camino, poder darle otro futuro a mi familia; también, por supuesto, quería lograr el sueño de todo pelotero, que es el de poder jugar en el mejor béisbol del mundo: las Grandes Ligas.

¿Cuáles son los mejores recuerdos de tus años como pelotero en la Isla?

En Cuba tuve muchos momentos muy buenos. Recuerdo cuando fui dos veces campeón nacional sub-18 con el equipo de la Habana, dirigido por Erly Garrido, quien actualmente es coach de tercera de Industriales. A él, y al entrenador de pitcheo Reynier Madruga Bastidas, les debo mucho.

Otro instante trascendental sucedió cuando debuté en la Serie Nacional con apenas 17 años, lo cual me costó mucho trabajo, pero al final Javier Méndez y su cuerpo de dirección me dieron la confianza necesaria y pude subir. Ese año tuve una buena actuación, con seis ganados y dos perdidos, balance que me permitió ser candidato a novato del año.

También tengo presente mi última temporada en Cuba, cuando en el torneo Sub-23, el manager Lázaro de La Torre, más los entrenadores y el cuerpo técnico en general, me ayudaron a recuperar la confianza y me permitieron creer que sí podía lanzar donde quisiera. Tanto fue así, que en ese campeonato quedé como el mejor lanzador derecho del país.

¿Qué es lo que más extrañas de esa etapa con los Azules?

Fue algo bien bonito poder compartir con atletas de tan alta calidad en el mejor equipo de toda Cuba. A peloteros como Jorge Alomá, Juan Carlos Torriente, Yoandry Urgellés, Alexander Malleta, Rudy Reyes y Frank Camilo Morejón, entre otros, y a todas las personas que me aconsejaron y ayudaron, les agradezco de todo corazón.

¿Qué momentos no guardas como los más agradables durante tu paso por la pelota nacional?

Mi peor año fue mi segunda campaña, cuando pasé por etapas muy duras y tuve malos resultados que estuvieron cerca de provocar que me quedara afuera de la preselección de los Azules, cosa que gracias a Dios no sucedió. Por suerte, con el apoyo de mis padres y de mi pequeña familia pude salir adelante y logré escapar de ese “bache”. Entonces entendí que solo hay que tener la mente fuerte y ser positivo en lo que uno quiere.

¿Cómo es un día tuyo en la actualidad?

Un día normal empieza despertándome desde bien temprano. Eso es algo muy importante si uno quiere lograr su objetivo, pues te permite aprovechar el tiempo al máximo. De mi casa me voy hacia el terreno en las mañanas, y allí hago todo lo que me toca para soltar el brazo. Luego vienen los ejercicios de coordinación y de mecánica, porque ahí está la clave del éxito. En la tarde llega el turno para el trabajo en el gimnasio, que igualmente es fundamental.

Háblame de tu recorrido fuera de Cuba, así como de tus perspectivas de crecimiento como atleta…

Mi recorrido fuera de Cuba ha sido un proceso bastante interesante en todos los sentidos. He tenido que adaptarme a muchas cosas que no conocí jamás cuando estaba en mi país y eso siempre es difícil.

Lo que más me duele es estar lejos de mis padres, algo que a veces golpea un poco, pero he salido adelante con mucho enfoque y dedicación. Ahora entiendo que todo ese sacrificio es lo que puede llevarme a lograr lo que deseo.

Después de este tiempo y esfuerzo, siento que estoy muy cerca de conseguir el objetivo que me tracé al salir de Cuba. Así le voy a cumplir la promesa que les hice a mis padres.

¿Cuáles son, a tu juicio, las razones por las que aún no has logrado firmar un contrato profesional?

Creo que, hasta ahora, todo lo he mejorado, pero me ha costado mucho trabajo poder lograrlo, porque al final uno es extranjero y necesita de tiempo para adaptarse y entrar en un ritmo correcto. Como he dicho, todo es parte de un proceso que le toca a cada uno, y tampoco firmar es algo que se consiga de la noche a la mañana.

Para mí lo más importante es la capacidad que uno logre tener para concentrarse y trabajar física y mentalmente en base a las metas que se ha trazado.

Igual siempre es bonito disfrutar ese recorrido junto a las personas que me han recibido de este lado y han hecho que me sienta orgulloso de poder vivir en un país tan grande como México. De todos ellos, mi actual entrenador y mi familia han sido definitivos en llevarme al sitio en donde estoy, que me parece el indicado para buscar mis sueños, incluso los más ambiciosos.

¿Has pensado en regresar?

Por ahora no tengo pensado regresar a Cuba. Tengo miles de oportunidades de jugar aquí, triunfar y así poner el nombre de Cuba en lo alto. Siempre estaré agradecido por haber jugado con los Industriales, algo que tiene un gran significado para mí.

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