¿José Raúl Capablanca pudo jugar en las Grandes Ligas?

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Foto tomada de Pinal Chess.

La historia de José Raúl Capablanca en el béisbol norteamericano se debe, en gran parte, a un acaudalado amigo de su familia. El joven había terminado el bachillerato y no tenía demasiado claro qué haría luego con su vida. Sus notas eran brillantes y sus padres querían enviarlo a estudiar al extranjero, pero no disponían de recursos. Aparece, entonces, Ramón Pelayo, una persona cercana a los Capablanca Graupera y les ofrece fondos para que el adolescente pudiera terminar su formación en institutos de Estados Unidos. Pelayo era propietario de un ingenio y aspiraba a que, luego de varios años, el talentoso ajedrecista trabajase en esa importante industria de su tierra natal.

A su llegada a ese país, forma parte de la Escuela Woodycliff, un prestigioso centro de enseñanza media ubicado en New Jersey. Comienza a sobresalir y más tarde ingresará en la célebre Universidad de Columbia para estudiar Ingeniería Química, una especialidad que, realmente, no le interesaba mucho.

Por aquella época ‒inicios del siglo XX‒ el béisbol comenzaba a afianzarse entre los deportes preferidos por los jóvenes de las casas de altos estudios. El dinero comenzó a escasear y, entonces, Capablanca empezó a jugar varios torneos de forma esporádica para solventar sus gastos. Algunas fuentes aseguran, incluso, que llegó a firmar contrato con un equipo profesional de béisbol. Esto último no ha podido ser comprobado.

Asistía a menudo al Manhattan Chess Club. Allí, un día de 1906, logró vencer por primera vez al alemán Emmanuel Lasker, campeón mundial desde 1894 hasta 1921, año en que perderá su corona ante José Raúl. Por aquella época universitaria también derrotó al monarca estadounidense Frank Marshall, y luego sería indetenible en el poderoso torneo de San Sebastián de 1911, certamen que lo daría a conocer a nivel internacional.

El equipo de la universidad tenía excelente nivel y Capablanca solicitó que lo probaran con el objetivo de integrar la novena. Un artículo publicado por Quentin Reynolds en una revista en 1935 da fe de ello: “Capablanca quería jugar por Columbia. Para jugar por Columbia tenía que ser estudiante. Para ser un estudiante tenía que saber inglés. Entonces comenzó a estudiar inglés”.

Confesaría, más adelante, el autor norteamericano: “recuerdo que le pregunté sobre su mejor partida de mil 927 y rápidamente me dijo que de ese año lo único que le venía a la mente eran los 60 jonrones de Babe Ruth y la buena actuación del cubano Adolfo Luque en las mayores”.

Por otro lado, en el libro José Raúl Capablanca: A chess biography, Miguel A. Sánchez se refiere a cómo terminó la posibilidad de que el habanero jugase profesionalmente en un nivel superior de béisbol organizado. Sufrió una lesión e, incluso, no pudo presentarse a la prueba final de preparación física, según su registro académico oficial. Al parecer, se debió a un deslizamiento en segunda base que le provocó un daño en las vértebras.

En ese propio texto también se menciona una imagen del conjunto de Columbia publicada en 1909. Correspondía al elenco de novatos de la universidad, pero se dice que algunos jugadores lucían más viejos que cualquier otro en edad de debutar. En aquel entonces, Capablanca estaba a punto de cumplir los veintiún años. Los nombres de cada uno de los peloteros aparecían en el pie de foto: “R.W. Stephenson, Catcher; T. Thornton, Pitcher; L. Schroeder, First Base; J.R. Capablanca, Second Base; D.V. Weed, Short Stop; E.P. Marilley, Third Base; J.F. Lang, J.T. Blackber, Left Field; R.V. Mahon, Center Field; J.D. Scheuer, Right Field”. También jugaba un excelente campo corto.

Su segundo esposa, la rusa Olga Chagodaef, contó en cierta ocasión: «se reía pensando que si no hubiera sido por su mal hombro podría haber llegado a convertirse en un jugador profesional de béisbol. En el equipo de la Universidad de Columbia había sido lo bastante bueno como para que le ofrecieran un contrato. Sin embargo, sus padres se habían opuesto aún con más insistencia que con el ajedrez, ya que querían verle acabar sus estudios de ingeniería. Tal vez ahora hubieran cambiado de idea en lo referente al ajedrez. Pero ni él mismo estaba seguro de haber encontrado su verdadera vocación».

¿Pudo Capablanca jugar en los Yankees?

Jorge Daubar, autor de una de las biografías más conocidas en Cuba del ajedrecista, narra en su libro una anécdota que habla sobre el nivel que poseía en el béisbol el más universal de los ajedrecistas nacidos en este archipiélago.

Como el béisbol iba ganando cada vez más adeptos entre los universitarios y el nivel mejoraba con el paso de los meses, las distintas franquicias con presencia en Grandes Ligas y en otros certámenes organizados comenzaron a enviar scouts a los partidos para darles seguimiento a los mejores prospectos del deporte en ese contexto estudiantil.

En una oportunidad, después de un encuentro ante la novena de Yale, un cazatalentos perteneciente a los New York Yankees se acercó para conversar con Capablanca. Al parecer, llevaba varios partidos observándolo y había visto algo en él que lo diferenciaba de otros. Le comentó que existía la voluntad de ofrecerle un contrato como beisbolista profesional para que defendiese los colores del mítico equipo de la Liga Americana.

José Raúl no aceptó la oferta y tampoco terminó la carrera universitaria. El resto es historia conocida.

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Un comentario

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  1. Excelente!!! no me imaginaba la pasión que sentía capablanca por nuestro beisbol!!!

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