Juan Carlos Moreno: “Espero que me toque algo bueno, la verdad es que he sufrido bastante”

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Juan Carlos Moreno. Foto tomada de Kronozio.

Dice Juan Carlos Moreno Pérez que nunca es tarde para buscar el sueño de llegar a las Grandes Ligas. Lo dice alguien que lo intentó por primera vez después de 15 Series Nacionales y camino a los 33 años. Decidió irse de Cuba porque se enteró de que lo habían sacado de la selección nacional y ya no viajaría más.

También alega que otro motivo de su salida del país fue su exclusión de un listado de 30 jugadores, a los cuales se les otorgaría un auto por participar en el primer Clásico Mundial, en 2006. El único excluido era él. Reconoce que tuvo muchas oportunidades antes de marchar del país, desde 1999, pero siempre el miedo lo vencía.

Finales de marzo de 2008 y «el sopa», como casi todos conocen al otrora torpedero de equipos de la Isla de la Juventud, se encontraba en un monte desde las siete de la noche hasta casi la una y media de la madrugada, cuando él y otras personas se montaron en una lancha. Llegó a pensar que si pasaban cinco minutos más y la embarcación no llegaba, regresaría a su casa.

Cuando salió la lancha lanzaron dos bengalas, pero los guardafronteras cubanos no la pudieron atrapar. Llegó rápido a aguas internacionales y a las tres y pico de la madrugada se quedó sin combustible, en medio del mar. Uno de los encargados de la salida clandestina llamó a México y luego llegarían varios tanques de gasolina. Los tanques se botaron al agua para que no hicieran peso. Cerca de las siete de la mañana, Juan Carlos pudo divisar los edificios de Cancún, pero nuevamente el combustible se agotó.

Cada vez que pasaba un helicóptero, agitaban varas de pescar o ponían al descubierto una espesa lona en medio de un calor irresistible. Muchos vomitaban. A las ocho fueron trasladados para otra lancha y permanecieron varias horas más encima de esa embarcación.

Un mes después, Juan Carlos fue llevado hacia República Dominicana. Allí había varias organizaciones de las Mayores interesadas en sus prestaciones, sobre todo los Rays de Tampa Bay. Moreno le dijo a su abogado en aquel entonces, que él estaba registrado por la MLB, gracias a sus participaciones con selecciones nacionales.

No obstante, este último desestimó eso y le quitó un año de edad al pinero, para así motivar más a las franquicias y ganar una mayor cantidad de dinero por su representado. La treta le salió carísima a Moreno, sin tener nada que ver con el engaño y repitiéndole hasta el cansancio a ese individuo que no modificara su edad. La agencia libre le fue negada. Hasta hoy, Juan Carlos sigue bloqueado.

Después de ese episodio triste, estuvo buen tiempo entrenando con los Gigantes del Cibao, pero por cuestiones legales —no tenía la residencia— no pudo participar en la Liga Invernal de República Dominicana. Dice que le iban a dar 10 mil dólares mensuales. En otra ocasión se integró a la disciplina de los Leones del Escogido y sucedió lo mismo. Le dijeron que fuera para su casa, que lo llamarían por teléfono. Ahora él sabe que esas llamadas nunca llegan.

Poco a poco se fue desmotivando, aunque de vez en cuando jugaba la amateur de Dominicana. Luego, no encontró a otro abogado que lo representara para poder militar en ligas profesionales del área.

Tiempo después conoció que Tampa Bay lo quería para jugar varios años con la organización. De eso y mucho más se enteró cuando comenzó a trabajar, sin papeles, con esa franquicia como scout de figuras jóvenes.

A pesar de constantes tropezones, Moreno se mantuvo en suelo quisqueyano. Cuando tuvo la oportunidad de trasladarse hacia Estados Unidos, el sujeto que lo ayudaría fue encarcelado por tráfico de personas y posteriormente murió. Insiste que hasta en eso las cosas le han salido mal.

En territorio caribeño ha entrenado jugadores jóvenes, de 13 a 16 años, y ha pasado por varias academias. Ha sufrido mucho por lo poco que le han pagado, a tenor de lo tanto que trabaja y conoce de béisbol. Dice sentirse un cubano entero, aunque desde que marchó en 2008 no ha regresado a su país.

Añora ver su estadio Cristóbal Labra de nuevo, pero una de las razones por las que no ha podido cumplir eso es debido a que no tiene la residencia en su poder. Debe pagar una multa para que se la entreguen nuevamente y así contar con el pasaporte dominicano. Luego debe pedir el permiso para entrar a Cuba, pues “estoy loco por ir a mi tierra linda”. Moreno conversó con Cubalite también acerca de todas las huellas dejadas mientras estuvo con su conjunto Isla de la Juventud y diferentes selecciones nacionales.

Tu último año en los juveniles te abrió las puertas del equipo Cuba por primera vez, sin embargo tuviste escasas oportunidades.

“En la categoría 15-16 años comencé a jugar en la Serie Provincial de la Isla de la Juventud, eso también es otro bonito recuerdo. Ya en la etapa de juveniles, en mi última temporada, ocurrió aquel excelente momento en mi carrera deportiva del que tú hablabas. Logré incluirme en el equipo que viajó al Campeonato Mundial de esa categoría en Canadá 1993, donde quedamos campeones. Empecé con oro mi primera oportunidad representando a Cuba».

“Lamentablemente no pude ocupar la titularidad y esa mala suerte me persiguió siempre en los eventos internacionales de primer nivel. En la preselección yo era el utility, jugaba short stop, segunda, tercera base y hasta receptor, por una demostración que hice en un juego de preparatoria ante Bejucal, recibiéndole a Liván Hernández. Sin embargo, solo pude coger dos turnos al bate, con un hit, y no logré mi gran sueño de ser regular. Los torpederos eran el matancero Conrado Silva y el avileño Mayito Vega».

“Pude entrar a dos grandes estadios: al antiguo de los Yankees de Nueva York y al de los Azulejos de Toronto y vi enormes figuras de las Grandes Ligas de ese momento. A Estados Unidos fuimos primero para realizar un tope y allí, además del terreno de los Yankees, visitamos la embajada de Cuba y la Casa Blanca”.

Fuiste parte de la generación más exitosa del béisbol en la Isla de la Juventud, según los criterios de varios entendidos ¿Cómo fue desarrollarte alrededor de peloteros que por la Serie Nacional no pasaron desapercibidos? 

“Desde que regresé con el título del Mundial juvenil yo era el torpedero regular de la Isla. Paulatinamente estuve acompañado de jugadores que integraron selecciones nacionales, como Alexander Ramos, y de otros que componen esa época dorada como Gervasio, Garlobo, Dioel Reyes, Orlis, Yoanis Pérez, Raúl Ajete, Fonseca, entre otros. Todos ellos me ayudaron en mis primeros años».

“A medida que pasaron las temporadas, todos los consejos los utilicé en función de mi experiencia y de las figuras jóvenes que se incorporaban. Insisto en que fue una época dorada, porque en cada una de mis 15 contiendas fuimos capaces de llenar el estadio, el público disfrutaba la entrega por nuestra camiseta. Entrenadores como Frank Pantoja o Mandy Johnson me apoyaron muchísimo, al igual que mi combinación, Alexander, y luego Michel Enríquez”.

Ese playoff de 1999 te marcó a ti, a todos esos jugadores que mencionaste y a otros compañeros tuyos, por lo insólito de lo logrado.

“Yo tuve buenas actuaciones individuales, por ejemplo, en mi primera temporada, cuando discutí el Novato del Año; en la siguiente estuve en la porfía por el liderato de bateo con Lourdes Gurriel. Pero ese play off de 1999 fue lo más grande, era la primera vez que un equipo de la Isla estaba en la postemporada, sin ser favorito. Llegamos hasta un séptimo partido contra Industriales, en un estadio Latinoamericano lleno, y nos quedamos a un choque de estar en la final frente a Santiago de Cuba”.

“También derrotamos a Pinar del Río en nuestro terruño, a pesar de grandes lanzadores como Faustino, Lazo, Contreras, miembros del equipo Cuba. La fanaticada estaba muy alegre, disfrutando con la conga por todos lados. Después de ese resultado, a la Isla se le ve como un equipo combativo y peligroso”.

A tu favor, decir que bateaste de por vida casi .290, con más de 1400 imparables, aproximadamente 250 dobles, más de 100 jonrones y 659 impulsadas. En tu contra, coincidiste con dos estelares torpederos como Germán Mesa y Eduardo Paret. Aun así, pudiste haber conformado más selecciones nacionales a torneos de mayor envergadura.

“Los números no mienten, están al alcance de cualquiera, y con esas estadísticas pude haber tenido más responsabilidades de peso. Sufrí mucho con eso, con los chances que no me dieron, a pesar de rendir en los entrenamientos del equipo Cuba. Por eso a veces me desencanté y no me quedó más remedio que seguir luchando”.

“Coincidí mucho con Germán, el torpedero más espectacular que he visto, con Paret, entre los mejores de todas las épocas. Fíjate si yo he sufrido para ser regular, que en 1998 el campo corto titular del Cuba era Danel Castro y al año siguiente se va para segunda base y yo sigo en el short stop. Los torpederos del equipo Cuba juvenil de 1993, uno pasó como camarero y el otro se fue del país, mientras yo continuaba como SS rindiendo año tras año”.

“¿Qué demuestra eso? Que la Comisión Nacional no se fijó mucho en mis rendimientos, aunque coincidí con dos formidables jugadores como Germán y Paret. Creo que pude estar en más eventos importantes como Juegos Panamericanos, Mundiales, Copas Intercontinentales o Juegos Olímpicos. Peloteros que no rendían mucho sí hacían el grado, eso todo el mundo lo veía”.

Me decías que participaste en alrededor de 15 certámenes internacionales, pero dos encabezan tu tránsito por selecciones nacionales.

“Si la memoria no me falla, sí, como te dije, estuve en más de 15 eventos con equipos Cuba desde mi primero, el Mundial juvenil de Canadá 1993. Entre los principales están ese, los Mundiales absolutos de 1998 y 2005, los Juegos Centroamericanos de 1998, la Copa Intercontinental de 1999 y el Clásico Mundial de 2006”.

“Pero si tengo que elegir me quedo con dos: el Mundial de 2005 y el Clásico Mundial. En 2005 se lesionó Paret y tuve que jugar los seis choques fundamentales, incluyendo los cuartos de final, la semifinal y la discusión por el título. Afortunadamente las cosas me salieron muy bien”.

“Pero en primer lugar está el Clásico, aunque no jugué. Fue mi primera vez coincidiendo con muchos profesionales de Grandes Ligas y disfruté muchísimo el subtítulo, creo que casi nadie nos daba como favoritos para estar en la final. Eso sí, apenas recibí una comparecencia al bate contra Puerto Rico, porque me dieron un pelotazo, y eso que yo exigía más oportunidades”.

Juan Carlos Moreno en la actualidad entrena a jugadores de 13 a 16 años. Foto tomada de su perfil en Facebook.

 

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