Lázaro Blanco cambia de club y será asesorado por una gloria del béisbol cubano

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Lázaro Blanco, lanzador cubano nacido en Granma. Foto: Ricardo Lópe Hevia/ Granma.

Sin pensar mucho, el mejor lanzador de la pasada Serie del Caribe de béisbol fue el cubano Lázaro Blanco. Ahí está su inclusión en el Todos Estrellas del torneo como mejor pitcher derecho. ¿Qué hizo Blanco para merecer ese lauro? Pues, aparte de ser un muy buen controlador de sus comandos, dominar sin muchas complicaciones a los contrarios y salir airoso en las pocas escaramuzas que vivió, el granmense en el estadio Rod Carew tributó las dos victorias de su equipo, no permitió carreras en 12 entradas, toleró ocho imparables y ponchó ocho veces.

En otras palabras, fue el lanzador seguro de los Leñadores de Las Tunas y más en un juego de presión suprema como el del sábado anterior contra los venezolanos Cardenales de Lara, equipo al que, con cuatro días de descanso, le colgó cinco ceros en línea.

A Lázaro la Serie del Caribe bien le pudiera hacer un pedestal. En las tres ediciones que ha estado presume de estadísticas muy elegantes: efectividad de 1.22, cuatro triunfos y un solo revés en seis aperturas y 29 ponches y 15 boletos en 37 innings. Muy curioso es que los dos jonrones que ha recibido fueron en 2018, en el estadio de los Charros de Jalisco, popular por ser un edén para los cuadrangulares. Incluso, diversos medios, entre ellos ESPN, apuestan por su exaltación al Salón de la Fama de la justa caribeña.

Es incuestionable, hoy el granmense está en una forma deportiva de lujo, igual que a la de hace uno, dos, tres o cuatro años, cuando ya enseñaba las credenciales de mejor lanzador del país. Tras su exitosa travesía en Panamá, el derecho de Yara estará unos días en su provincia para regresar pronto a la nación canalera. Su sino profesional ha dado un vuelco: ya no pertenece a la Liga Can-Am.

Después de dos temporadas en el circuito canadiense, par de finales y un título con los Capitales de Quebec, el serpentinero que próximamente cumplirá 33 años permutará de liga y llevará la camiseta del equipo Chiriquí, perteneciente al semiprofesional Campeonato Nacional de Béisbol Mayor panameño, fundado en 1944, con 12 equipos en competencia y una corta duración de dos meses aproximadamente. Es el segundo torneo en importancia en el país, por detrás de la Liga Profesional, pero convoca más aficionados por partido que el circuito rentado. Se estima un aproximado de 4 mil personas.

El plantel de Chiriquí es consciente de la importancia que representa la adquisición de los servicios del cubano en sus ambiciones de repetir el cetro del pasado año y consolidarse como el tercer equipo más ganador en la historia del campeonato. Actualmente atesoran 14 cetros y lo separan dos del segundo lugar y tres del primero, el equipo de la provincia Panamá. Por eso no sorprendería que en el partido inaugural en el estadio Kenny Serracin, fijado para el 8 de marzo contra la escuadra de Los Santos, el alto mando de Chiriquí le ofrzca la bola al granmense.

Si a alguien le asalta la duda sobre si será Lázaro el primer pelotero cubano, con permanencia en la Serie Nacional, contratado en el Béisbol Mayor istmeño, les decimos que no. Ese crédito corresponde al receptor tunero Yosvani Alarcón y al lanzador zurdo matancero Yoanni Yera, quienes estuvieron el año anterior con el equipo de Herrera, pero no lograron incluirse en la final tras quedar en la fase previa.

El otro antillano presente en la pasada lid fue el pitcher derecho tunero Ángel Rigoberto Cabrera, pieza clave en la etapa regular con Coclé y luego solicitado como refuerzo por Veraguas. Cabrera no responde a los intereses de la Federación Cubana y fue el único paisano campeón con los Toros de Herrera en la Serie del Caribe.

La información de que el as de la selección nacional jugará a partir de marzo en Panamá fue bastante sorprendente, toda vez que se hablaba el interés por él de al menos dos clubes de la Liga Mexicana veraniega, la cual sí está en consonancia con la calidad del espigado lanzador y hubiese sido un campeonato fiel para comprobar hasta dónde llegan sus condiciones y repertorio.

Hace una semana, un agente estadounidense se arriesgó y nos dijo que visualizaba a Blanco como el quinto abridor en la rotación de una franquicia en reconstrucción de las Grandes Ligas.

Blanco afrontará este compromiso con el asesoramiento de un viejo conocido del béisbol cubano, el pinareño Alfonso Urquiola, quien fungirá como preparador del equipo, según un reporte de una publicación local. Urquiola, entre los managers más gloriosos de nuestra pelota y con fructífera trayectoria como camarero del equipo Cuba, posee una extensa experiencia como director en el béisbol panameño y fue el timonel de su actual escuadra en varias ocasiones. La última vez que la comandó sucedió en 2016 y respondió como principal estratega en los títulos de 2002 y 2004.

Tanto Lázaro como Urquiola serán dirigidos por un conocido de nuestra afición, el otrora serpentinero Lenin Picota, quien viene de ser el mentor de los Tigres de Chinandega, subcampeones de la pelota profesional nicaragüense y monarcas en 2017 y 2018 bajo la égida de Picota. El avezado estratega también fue manager de los Saraperos de Saltillo en la Liga Mexicana.

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Un comentario

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  1. si no batea ahi no batea en ninguna parte. Como pueden preguntar se quie pk no bateo en la serie del caribe Es simple. El picheo le quedo grande Y en Ese torneo semi profecional. No hay picher de calidad

D.L.R.

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