No caben dudas de que en la pálida ofensiva mostrada por Cuba en la última Serie del Caribe, el bate que más larga siesta tuvo fue el de un hombre acostumbrado a rendir en la Serie Nacional. El tunero Yosvani Alarcón en Panamá jugó con la responsabilidad de producir en una tanda compuesta por recios bateadores, sin embargo, el receptor fue incapaz de aportar un indiscutible en 11 veces al bate y su mala forma se mostró realmente en los seis ponches tomados.
Su apatía con el madero provocó que perdiera el puesto de titular que tan bien se ganó en Cuba. Pablo Civil, el mentor de los Leñadores, confió en la única alternativa que tenía, el industrialista Oscar Valdés, quien ocupó la receptoría durante el cuarto juego y el decisivo ante los locales Toros de Herrera. En el partido por la corona, Alarcón recibió otra oportunidad al bate y fue liquidado por la vía de los strikes. Esa fue la última imagen que quedó de él.
Varios días después volvió a viajar hacia suelo canalero para alistarse en su segundo año en el Campeonato Nacional de Béisbol Mayor con el equipo Herrera, con el que estuvo en 2018 junto al zurdo Yoanni Yera. Sin embargo, ahora Alarcón parece un pelotero muy diferente al que hace poco más de un mes tuvo cero contribución madero en ristre a la causa de su elenco en la Serie del Caribe, el peor torneo para él con el team Cuba.
Después del inicio de la liga semiprofesional panameña, con seis juegos consecutivos, ayer fue la primera jornada de descanso de un torneo de casi dos meses de duración. El tunero ha participado en todos los enfrentamientos de su escuadra y con average de .417 se incluye en el top ten del campeonato, además de marchar en la punta en dobles (4) y tercero en bases robadas con dos. Ha conectado diez imparables (quinto) y tiene seis anotadas, dos ponches, par de boletos y su OBP es de .462.
En el conjunto de Alarcón, que posee cuatro triunfos y dos fracasos, también está el derecho villaclareño Freddy Asiel Álvarez, quien perdió en su única presentación, luego de trabajar cinco entradas y permitir siete hits, tres carreras —dos sucias—, además de ponchar a tres bateadores y regalar un boleto. Su promedio de limpias es 1.80.
El otro cubano que participa en la liga istmeña es el diestro granmense Lázaro Blanco, considerado el mejor lanzador del país. Blanco milita en el equipo Chiriquí —campeón defensor y dueño de cuatro éxitos y par de derrotas— y sus servicios han sido utilizados dos veces: la primera como abridor y la otra como relevo. Su efectividad permanece perfecta en 8.2 episodios, en los que posee un triunfo, ocho estrucados, cuatro transferencias y par de tubeyes tolerados.
Hoy se reanuda el campeonato y Freddy Asiel pudiera ser la carta abridora de Herrera, que dirige el matancero Israel Delgado.
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