Mariana Vila, una pasión por la fotografía que empezó con el mar

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Ventana. Foto: Mariana Vila.

La cuenta en Instagram @coquita_foto_grafia nos llama la atención. Al detenernos, podemos percibir que hay magia ahí. Las instantáneas publicadas tienen una mezcla de sensibilidad, conocimiento y apuestas arriesgadas de luces y colores que atrapan.

Desde Cubalite conversamos con Mariana Vila, joven apasionada por la fotografía y el diseño, quizás no necesariamente en ese orden, pues, si bien se graduó de diseñadora, su afán por capturar el momento preciso comenzó desde muy joven.

Para comentarnos sobre sus inicios, nos ubica en la casa de sus abuelos.

Desde muy pequeña me ha gustado el mundo de la fotografía, pero hay algo que fue lo que me marcó y donde realmente descubrí mi pasión por este arte. En mi casa, como yo le digo, que es la de mis abuelos, siempre se ha respirado el mar. Mi abuelo materno trabajaba en un astillero y estar en su casa siempre ha sido como hallarse en el camarote de un barco. Al menos así lo sentía yo y aún lo sigo sintiendo. Paredes forradas de listones de madera de barco, la réplica del Granma en miniatura (él ayudó a reconstruir el verdadero), timones de madera, pecera y hasta una red hubo. En esa red era donde ocurría la magia, porque allí se colgaban los cuadros del gran Korda, quien se los regaló. Ellos se conocieron cuando eran jóvenes y el fotógrafo del Che llegó a visitar aquella casa. Esos cuadros aún los conservo y los guardo con mucho cariño: son fotografías submarinas”.

Pese a ello, ese tipo de imágenes sigue siendo uno de sus temas pendientes.

“Recuerdo que la primera cámara que tomé en mis manos era de rollo, pero de esas plásticas, desechables, y con ella hice mis primeros intentos. Siempre trataba de buscar algo interesante para captar, aunque no supiera absolutamente nada sobre fotografía”.

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Luego “tuve una digital compacta. Con esta experimenté un poco más y finalmente pude hacerme de un buen equipamiento, que es con el que trabajo actualmente –poseo lentes y otros accesorios para que la foto quede con mayor calidad, pero eso no quiere decir que la tecnología es lo más importante”.

Con respecto a esto último, Mariana tiene como máxima una frase de Korda: “lo que hace una buena fotografía es el ojo del fotógrafo”. No comparte el criterio de algunos que piensan que “una buena cámara” y unos “buenos lentes” te convierten en experto. “Hay que saber mirar y eso solo se logra practicando y estudiando mucho”, dice.

En cuanto al estudio, ha complementado su formación con un posgrado de Fotografía publicitaria y diversos talleres. “Siempre me consideraré una aprendiz de este arte tan maravilloso. No parar de tomar fotos también es importante. No me creo una experta, ni una profesional, me falta muchísimo por aprender”.

“Estudié diseño y en la carrera se imparte fotografía, pero nunca dejé de estudiarla. Cada vez que tengo la oportunidad, leo sobre fotografía y, mientras, continúo apreciando el trabajo de muchos colegas de la profesión, tanto de Cuba como del extranjero. Por otro lado, tengo también mis referentes: Korda, Chema Madoz, Ansel Adams, Lucien Hervé, entre otros”.

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Mariana nos confesó la clave para entender sus imágenes. “Me encanta lo que llega a transmitir una foto: más alla de los tecnicismos, hay que sentirla antes de presionar el botón del obturador. Con una instantánea se pude decir y percibir mucho; puede transmitir en el espectador disímiles sensaciones y emociones y es ahí donde se descubre su poder”.

En su perfil de Instagram pueden verse diversas publicaciones, que bien pudieran ser clasificadas en varios géneros. Sobre esto, nos comenta: “estuve mucho tiempo en busca de un estilo propio, porque puede ser más fácil para el público reconocerte por uno específico, pero reconozco que me gusta ser versátil. Me di cuenta de que ese es mi sello, la versatilidad.

“La fotografía es muy rica y se puede explorar muchísimo, entonces ¿por qué limitarte cuando puedes probar y experimentar, dejar volar la imaginación?”. En esta perspectiva también ha influido su formación como diseñadora. “Uno de mis géneros favoritos es la fotografía conceptual, donde puedes crear y componer a partir de un concepto o idea y transmitir, a través de una imagen, el mensaje, causando en el espectador sentimientos o emociones. Aquí puedes utilizar disímiles técnicas: fotomontaje digital, componer con objetos reales, etc”.

Foto: Cortesía de la entrevistada.

De los géneros, digamos, más clásicos, se declara amante de la fotografía de paisaje. “Me encanta la naturaleza y ella te proporciona escenarios espectaculares. He tenido la oportunidad de estar en lugares muy lindos de mi Cuba, que invitan a capturarlos”.

Isla flotante. Foto: Cortesía de la entrevistada.

Para Vila, este arte, “si te gusta y te apasiona, no puedes tenerlo simplemente como un trabajo, y mucho menos como un pasatiempo, pues es mucho más que eso. Cuando tomas una instantánea estás dejando ver parte de ti, tus emociones, tu alma, tu sensibilidad, tu manera de sentir y de percibir; eso es lo que trasmites al espectador”.

Desde nuestras páginas ya habíamos presentado a Mariana y otro de sus proyectos: Enganche, un grupo creativo que apuesta por la sostenibilidad desde el diseño. Recientemente cumplió dos años de fundado.

«Enganche», el grupo creativo que apuesta por la sostenibilidad desde el diseño

Antes de finalizar esta entrevista, le preguntamos si tenía alguna foto con una historia peculiar detrás. Esto fue lo que nos contó:

“Salimos de aventura mi esposo y yo hacia un pueblito llamado Hershey, ubicado en el municipio de Santa Cruz del Norte, en la provincia de Mayabeque. Emprendimos ese viaje por una curiosidad mía. Él ya había estado y me contó que era un lugar casi de película y como parado en el tiempo. Yo estaba ansiosa por ir porque sabía que allí podría recrearme tomando fotografías del lugar. Efectivamente parecía un pueblo fantasma: las calles vacías, los parques vacíos, las casas parecían de cuento. Cuando lo recorrimos nos encontramos con un perrito, que empezó a seguirnos. Era un perrito de la calle. Le dimos algo de comer y agua y siguió detrás de nosotros. Hubo un instante en que se detuvo y nosotros también lo hicimos. De pronto, mi esposo estiró el brazo y ocurrió todo: esa sombra proyectada en el suelo fue el llamado para que yo no perdiera un segundo, cogiera mi cámara, enfocara y tomara una fotografía. Esta imagen me transmite muchísimo. La llamé El sueño. Con solo dos elementos, hay tristeza, amor, sueños, deseos, cariño, necesidades, añoranzas…”. 

El Sueño. Foto: Cortesía de la entrevistada.

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