Marlén Estévez: del equipo Cuba de atletismo a entrenar a un exitoso boxeador profesional

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Marlén Estévez. Foto tomada de EcuRed.

Marlén Estévez Larduet es una mujer que se las trae. Su trabajo como entrenadora personal derriba mitos, sobre todo, porque su condición de mujer no le ha privado para preparar físicamente más de una vez al armenio-belga Sasha Yengoyan, pugilista apodado «la Bestia del Este» y con un expediente repleto de victorias en el profesionalismo.

Si hasta ahora piensan que Marlén es boxeadora o practica deportes de combate, han equivocado sus interpretaciones, porque esta habanera, de Boyeros, y nacida el 29 de agosto de 1971, fue recordista nacional juvenil en 800 metros y por varios años perteneció a la selección cubana de atletismo.

Establecida en España hace más de dos décadas y media, esta mujer, madre de dos hijos, probablemente tenga un récord difícil de determinar, pero al decir de sus palabras, todo apunta a que el mérito recae en ella. Marlén Estévez es la atleta cubana que abrió el camino para la obtención de la nacionalización española, un fenómeno que hoy está de moda y, casualmente, es la Madre Patria quien más se ha beneficiado en este sentido. “Creo que sí fui la primera porque después ya salió el resto. Además, yo empecé a competir y aún no había nadie”, declara la atleta, ya retirada, y exploradora de otras pruebas del deporte rey en su ciudad de Alicante.

De ti se conoce muy poco en Cuba, puesto que no estuviste durante mucho tiempo en la selección nacional de mayores ¿Cómo fueron tus inicios en el atletismo?

“En Cuba los futuros deportistas se captan en las escuelas primarias y así fue como lo hicieron conmigo. En una competición, una profesora de Educación Física se fijó en mí y me mandó con un papel a ver un entrenador deportivo, quien luego se convirtió en mi descubridor. Me presenté con un vestido y sandalias, porque ni mi madre sabía lo que tenía que hacer, me quité las sandalias y me hizo correr una vuelta entera a la pista. Cuando miró el cronómetro, su cara era de sorpresa y dijo «esta chica es para mí» y así fue. Desde los doce años hasta los quince entrené con él”.

“Un día lo llamaron y le comunicaron desde la Federación cubana que yo estaba incluida en la lista de atletas juveniles para ingresar en la Escuela de Alto Rendimiento, ya podéis imaginaros el resto. Si mal no recuerdo, ingresé pronto, tendría 15 años, terminé la secundaria y de ahí a la ESPA nacional. Comencé a entrenar con Leandro Civil, con él alcancé el récord nacional juvenil en 800 metros, de 2:06:54 minutos. Unos años después pertenecía al equipo nacional absoluto y pasé a manos de Blas Beato por poco tiempo y compartí entrenamiento con Ana Fidelia Quirot”.

“Todos decían que era corredora de 800, que no se me daba mal, aunque también corría 400 metros, donde alcancé mi mejor marca como parte del relevo cubano en el Campeonato Mundial juvenil en Canadá. Tengo que admitir que siempre me ponía muy nerviosa cuando corría con los juveniles y, sin embargo, con las grandes del mundo sabía que ese día mejoraría mi marca”.

¿Cuánto tiempo estuviste en la selección nacional de mayores?

“No me gusta hablar mucho de ello: estuve dos años y lo dejé. Sinceramente, echaba en falta los entrenamientos de Leandro Civil. Quizás me mimaba mucho, está claro que los resultados ya no fueron los mismos”.

“Antes de llegar al equipo grande, estuve como juvenil compitiendo en México y en los Juegos Panamericanos del deporte en Santa Fe, Argentina, donde era una de las favoritas, pero tenía tanto frío que la pasé muy mal”.

“Además, fui monarca en el Campeonato Centroamericano y del Caribe en Nassau, Bahamas, 1988”.

Me llama la atención que fuiste casi la pionera entre los atletas cubanos en radicarse en España y luego alcanzas la nacionalidad, una historia poco conocida ¿Cómo logras llegar a ese país?

“Arribé a España en 1993 gracias a personas del club Atlético Pontevedra de Galicia, que se interesaron por mí y se preocuparon por mis trámites de la nacionalidad. La verdad es que tuve mucha suerte y no demoró en llegar”.

Afortunadamente te llegó pronto la nacionalización. Luego de eso ¿qué ocurrió con tu propósito de competir bajo la bandera ibérica?

“Empecé otra vez a correr, pero por diversión. Sin embargo, vi que la cosa podía tomar otra forma, es decir, entrenar en serio para estar en marcas y así fue; lo que bien se aprende no se olvida y la escuela cubana es de lo mejor del mundo”.

“Volví a mis 800 metros sin dejar aparcado el 400, porque me iba bien en esa prueba. Fui medallista de España en numerosos campeonatos, resulté subcampeona de la Copa Seis Naciones en Italia, e igual resultado obtuve en la Copa de Europa en Alemania, además de correr en mítines de la IAAF en Bélgica y Estados Unidos”.

“Hace algunos años participé como veterana en una prueba que me encanta, que es la longitud, con récord incluido de 5,56 metros. También he probado la media maratón; dicen que no te puedes morir sin correr una, e hice tiempo de una hora y 29 minutos”.

 “Me retiré a los 36 años. Sinceramente me retiré con bastante dolor, creo que fui una de muchos atletas que no recibieron el trato justo por parte de la Federación Española cuando aún estaba José María Odriozola. Que sepas que es la primera vez que lo digo, ya me da igual, pero ha sido penoso. Me perdí grandes campeonatos y por tener 36 años se me retiró la beca nacional, quedando campeona de España. Eso sí, como veterana he disfrutado muchísimo y no me arrepiento de la vida que he llevado. Disciplina por encima de todo”.

Me decías que estás retirada y que te encuentras como entrenadora personal.

“Efectivamente, llevo opositores a la policía local, nacional, Guardia Civil y Bomberos. Y si miras en la página de Facebook Owl Runners Alicante, ese es mi equipo de runners populares”.

“Aquí estoy intentando también cada día que el deporte llegue a todos, principalmente a las madres”.

“En esa red social también está Alkarajo Entrenador Personal, esa soy yo. Mi trabajo consiste en preparar las pruebas físicas que les piden como parte de la oposición para optar por una plaza fija de funcionario. Me encanta mi trabajo, tengo suerte en una sociedad como esta de trabajar en lo que me gusta”.

¿Sufriste mucho para encaminar tu vida en una nación ajena?

“Sinceramente, no. Además, viví la etapa dorada del atletismo español, cuando podías tirar para adelante con lo que ganabas”.

A pesar de salir de Cuba hace casi tres décadas, eres alguien con un apego muy especial por tu país.

“Son ya tantos años, me adapté bien porque tampoco soy de salir mucho, el deporte me hizo ser así. Luego tenía lo más importante, mi mamá y mi abuela aquí. Cada vez que visito Cuba me percato de que es lo más grande mi país, su gente, el verdor; aunque parezca cursi decirlo, todo me encanta. Mis hijas aprenden mucho cuando van y mi marido, enamorado de cada rincón”.

Ana Fidelia Quirot…

“Ayyyy, mi vida, mi amiga, mi referente deportivo, de lucha. Es que para hablar de ella hay que tomarse no un café, sino cinco”.

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