Memorias de Nilda Collado: “Miss Perfección” y la primera en bailar hula hoop en Cuba

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Nilda Collado en una publicidad de la cerveza Cristal.

Nilda fue modelo, bailarina, actriz de radio y cine, televisión, teatro y doblajes, pero en ella siempre fue imposible desligar una profesión de otra.

Siendo muy joven estudió en el antiguo conservatorio municipal de música, hoy Amadeo Roldán, las especialidades de piano, solfeo, teoría, canto y ballet. No tuvo formación como actriz hasta más adelante.

Las cuestiones económicas la impulsaron a buscar empleo. Su maestro, Alberto Alonso, consiguió que pudiera trabajar en televisión. Sin embargo, lo más rentable era el cabaret. En el Habana Riviera solo duró una semana, pues no “encajaba” con el show folclórico cubano que se estaba montado, “no era cubana, según la percepción del americano dueño del lugar”.

Con su tenacidad y la ayuda de la cantante Mercedita Collado aprendió a bailarle a los orishas y el ritmo de los tambores batá. Esa misma fuerza de voluntad la llevó a levantarse antes de tiempo, luego de una caída y una operación, y con ese mismo ímpetu también dejó de fumar.

Nilda se definió a sí misma, en un programa de televisión, como “cabaretera a mucha honra y modelo comercial”. Fue la cara de marcas como la bebida Iron beer y los cigarros Regalías El Cuño, modelo de alta costura en El Encanto y Fin de Siglo (en la sección de juguetes de esta última bailaba el hula hoop y fue la primera en Cuba que lo probó para promocionarlo).

Una vez más, el dinero y la escasez la llevaron a entrar al concurso Miss Perfección, donde se buscaba a la mujer más perfecta de Cuba. Solo se presentó por el premio debido a la compensación económica y los beneficios que traía. El requisito para participar era poseer las medidas de la Venus de Milo y ella, con 18 años, las tenía (incluso con una pulgada menos de cintura, por aquel entonces se alargaba hasta los 22 centímetros).

Este suceso acaparó portadas de la época. Cuando ganó el concurso, la llevaron a promocionarse en Miami. La prensa local publicó cada paso que dio Miss Perfección. Varios shows, firmas e instituciones ofrecieron regalos a Nilda. Le entregaron, incluso, la representación simbólica de la llave de la ciudad.

Nilda Collado en las portadas de la época luego del concurso Miss Perfección. Foto tomada del Facebook de su hijo, el actor Erdwin Fernández.

Este ajetreo acabó y volvió a Cuba. Tuvo una época de mucho trabajo. Empezaban las clases de teatro a las 9:00 AM hasta las 11:00 PM. Luego, ensayo para la televisión. De ahí salían para el primer show del Teatro Martí, después hacían el cabaret y más tarde regresaban para el final de la obra de teatro.

Mientras trabajaba en televisión, teatro y radio a la vez, interpretaba a Chispita en Tía Tata cuenta cuentos y debutaba como actriz bajo las órdenes de Maritza Rosales, en el programa Telón 23. Participó, además, en aventuras como Espartaco, Indio, El jaguar, El vizconde de Bragelonne, El Águila, Los mambises y Ulises.

Nació en La Habana, en el año 1940. Sus padres eran asturianos y fue la única hembra en una familia de varones. En alguna ocasión dijo que, por ello, no pudo jugar a las muñecas, pero conoció varios juegos diseñados para niños. Nació en la calle Lombillo y siempre se consideró una más de la barriada de El Cerro.

Empezó un matrimonio que creía duraría “lo que un merengue en la puerta de un colegio” y estuvieron juntos durante 40 años. A Erdwin Fernández lo definió como maestro, novio, amante, compañero, esposo, director, padre (de sus tres hijos).

Dedicado a la memoria de su esposo, el célebre Trompoloco, en 2008 llegó la idea de realizar anualmente un concurso de payasos con sede en la carpa homónima. Tres años más tarde, ya este proyecto se había consolidado convertido en un evento internacional.

Nilda, por la obra de su vida recibió, en 2009, el Premio Nacional de Televisión y el Premio ACTUAR de la Agencia Artística de Artes Escénicas ACTUAR (2016) y otros tantos que suman más de 50 galardones y condecoraciones.

La mujer de la eterna alegría falleció en La Habana este miércoles, con 80 años de edad, activa y trabajando hasta el último día, como había sido su deseo. Siempre dijo que los actores eran atletas de alto rendimiento de la memoria, y a esa había que mantenerla en constante entrenamiento.

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