«Ms. Marvel», una historia de superhéroes que refresca el género

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Entre las fórmulas que tienen a mano los creadores al adaptar un cómic al formato live action, la llamada “historia de origen” encabeza la lista como la más popular y socorrida. Aquello de contar cómo una persona “normal” se convierte en superhéroe y se acostumbra a su nueva vida, fue un argumento bastante efectivo hasta que los años de sobreexplotación le extirparon prácticamente toda frescura y gracia al asunto.

Hasta no hace mucho, estos relatos existieron en su propia dimensión, repleta de lugares comunes, predictibilidad y pésimo storytelling, lo cual nos hizo empezar a mirar con recelo cada nuevo estreno enfocado hacia ese sentido.

Sin embargo, la llegada al streaming de Ms. Marvel, serie estrenada en la plataforma Disney+ e inspirada en este personaje original de Marvel Comics, llegó para refrescar un formato que se encontraba estancado desde el rompedor debut en los cines de Deadpool (2016).

La nueva producción, perteneciente a esa macrosaga multimedial que es el Universo Cinematográfico de Marvel (UCM), nos presenta a Kamala Khan (Iman Vellani) una adolescente musulmana que vive en Nueva Jersey con su familia de emigrantes paquistaníes. Además, la chica es una grandísima fan de todo lo relacionado con los Vengadores y admira especialmente a la Capitana Marvel.

Todo empieza a cambiar para ella cuando encuentra un brazalete que ha sido enviado por su abuela desde Paquistán. Poco después de ponerse el accesorio, descubre que es capaz de usar una especie de poder cósmico que le concede la posibilidad de agrandar ciertas partes de su cuerpo y proyectar esa energía para defenderse de ataques, así como crear superficies que le permitan escalar, entre otras cosas.

Hasta ahí todo parece ser bastante normal, pero tras ver los primeros cinco episodios (esta primera temporada tendrá seis), hay que decir que el equipo de guionistas, liderado por Bisha K. Ali, buscó tirar del excelente contenido del cómic creado por Sana Amanat para presentarnos algo distinto a lo acostumbrado.

En primer lugar, estamos ante una joven con orígenes asiáticos que practica la doctrina del Islam, dos elementos que la diferencian bastante de tanto personaje rubio-y-de-ojos-azules que pulula en este tipo de tramas. Pero más allá de eso, lo que llama la atención es que Ms. Marvel es alguien con quien muchos pueden identificarse en algún sentido.

La historia de Kamala visibiliza (no solo a través de la protagonista) a los que comparten su etnia, credo y el legado histórico familiar, y también a aquellos hijos de emigrantes que viven a medio camino entre dos mundos: el de su país de origen y el de sus antepasados.

La construcción y representación de la vida en una familia estadounidense-paquistaní ha resultado una de las partes más aplaudidas. Por otro lado, la serie nos da una visión del feminismo desde el punto de vista de la mujer musulmana, lo cual funciona para expresar las complejidades intrínsecas del género asociadas a esta religión, además de ser una vía válida para desmantelar un poco más el mito de que hacia el interior de esas comunidades son únicamente los hombres quienes tienen voz y voto.

En términos de representación, la temática islámica significa en este caso un paso de avance porque se plantean las cuestiones desde una posición contrahegemónica y estas logran reivindicar a una tradición cultural que ha sido malinterpretada durante décadas por los medios occidentales.

Junto con todo lo anterior, Ms. Marvel es, en esencia, el cuento de una muchacha que está creciendo, madurando y buscando su propio camino en la vida, algo con lo que difícilmente no podamos sentirnos conectados todos.

Paralelamente, los escritores aprovechan para “colar” aquello del poder y la responsabilidad, leitmotiv presente en otras historias de la llamada Casa de las Ideas. En resumen, lo de Kamala es una coming-of-age story que nos llevará a hacer el siempre difícil viaje desde la juventud más tierna y energética hasta una adultez asumida de forma consecuente y madura.

Visualmente, la serie deslumbra, sobre todo en los dos episodios iniciales, gracias al uso frecuente del ambiente y otros elementos contextuales para ilustrar lo que sucede fuera y dentro de la mente de esta inquieta joven centennial, quien se expresa con emojis, mensajes de texto, blogs y otros códigos naturales para alguien de su edad.

Vellani, en el rol estelar, se roba el corazón de todos con un carisma que llena la habitación en cada escena. Su brillante representación de los matices, desde la intensidad emocional de una adolescente hasta la asunción de realidades que la trascienden, resulta una de las armas principales del audiovisual.

Junto con la protagonista, dan muchísima sustancia a la trama Matt Linz y Yasmeen Fletcher, quienes interpretan a Nakia y Bruno, los mejores amigos de Kamala. Otro par que destaca y nos hace disfrutar de muy buenos momentos en escena es el que forman Zenobia Shroff y Mohan Kapoor, como Muneeba y Yusuf, los papás de la señorita superhéroe.

Si algo pudiéramos señalarle a este material es que se va despegando del tono desenfadado y de los atractivos recursos visuales que nos maravillaron a inicios de la temporada. No obstante, esto perfectamente puede haber sido una forma clara de expresar cómo ha ido cambiando el rol central durante su recorrido hasta convertirse en una futura salvadora del planeta y en una mujer de bien que busca seguir su corazón.

A falta de un episodio para cerrar esta primera tanda, y sin saber si tendrá una segunda, Ms. Marvel constituye uno de los estrenos más interesantes de la asociación Disney-Marvel, e igualmente parece haber reabierto el camino para desencartonar a los supers y contar sus orígenes desde otro ángulo.

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