Entérese del misterio detrás de la única nevada en la historia de La Habana

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Recorte de la revista Carteles donde se anunciaba el suceso.

Hace un tiempo, revisando en la red de redes, encontramos un texto publicado por la revista Carteles, en la primera edición de enero de 1933. Lo encabezaba un titular digno de la ciencia ficción: Hoy ha nevado en La Habana (aludía a la jornada del 28 de diciembre de 1932).

El mencionado artículo, diseñado de forma muy temática, venía acompañado de imágenes de gran tamaño, que mostraban la zona del Capitolio y el Parque Central totalmente cubiertas por una blancura invernal, algo que solo se creía posible en sitios como Moscú o Nueva York.

Dentro de un recuadro, incluía reportes de diferentes estaciones meteorológicas. En el caso del Observatorio Nacional, se aseguraba lo siguiente: “por primera vez en Cuba, se ha producido en la mañana de hoy una ligera nevada, que afectó al centro de La Habana, a algunos puntos de la periferia y el litoral en una extensión aproximada de cinco millas. La nevada comenzó a las 6 y 17 minutos y terminó a las 7 y 11 minutos. La cantidad de nieve depositada fue de 15,3 gramos por centímetro cuadrado. El fenómeno puede atribuirse a la penetración de una corriente fría, a baja altura, en la atmósfera tropical, saturada de humedad.

Más adelante, en el mismo sitio, aparecía el reporte del Observatorio de Belén, en donde se decía que “un espectáculo extraordinario, nunca visto en Cuba y por fortuna desprovisto de todo peligro, maravilló hoy a los habitantes madrugadores de La Habana, al presentarse todo el centro de la ciudad cubierto de una hermosísima capa de nieve que el sol tropical se encargó de fundir poco después”.

En el texto central, acompañado, además, por una ilustración de niños que creaban un muñeco de nieve, se construyó un relato lleno de imaginativas instantáneas sobre cómo las personas de la zona disfrutaron del inusitado suceso desde sus balcones o salieron a tocarlo con sus propias manos a pie de calle. En la época, cualquiera se hubiera creído todo aquello si no fuera porque se trató de una “corrida de máquina” más gorda que el tronco de la ceiba del Templete.

Muchos años después, en un reportaje publicado por el diario Juventud Rebelde, el 28 de diciembre de 2006, quedó clarísimo que la célebre revista Carteles había aprovechado el Día de los Santos Inocentes para echarse unas risas a costa de sus lectores. Los redactores del periódico buscaron evidencias de la nevada en otras publicaciones de esos años, como el Diario de la Marina, pero de aquello, nada.

Entre las leyendas populares siempre hay algunas que hablan de grandes “heladas” en el campo cubano, sobre todo en la llanura Habana-Matanzas, en donde varios juran haber visto nieve en la punta de una colina. Sin embargo, más allá de lo mucho que nos gustaría a todos los antillanos disfrutar de algunos instantes invernales al estilo de la Siberia, la ciencia es bastante contundente al negar cualquier posibilidad de que pase.

En el trabajo mencionado anteriormente, Juventud Rebelde entrevistó al Doctor José Rubiera, quien por esa fecha tenía la máxima responsabilidad dentro del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología. El criterio del conocido profesor fue absoluto: no hay manera de que algo así haya sucedido o suceda en nuestro archipiélago.

El experto explicó que todo es una cuestión de temperatura, pues, para que el agua que cae desde las nubes llegue en forma de copos a la superficie, es imprescindible que en todos los puntos del trayecto se registren cifras por debajo de los cero grados en la escala Celsius.

Siguiendo con el tema, el científico también habló de las características de Cuba que reducen las posibilidades de que ocurra ese fenómeno en el país: no es precisamente nuestra situación tropical la que lo impide, sino el mar que nos rodea. Para muestra, un botón: en el cercano estado de Florida, cuyo clima es similar al nuestro, sí ha caído nieve, pero, de acuerdo con el especialista, la razón está «en que forman parte de un continente, no están rodeados totalmente de agua como nosotros».

Despejadas las dudas, debemos reconocer que la “troleada” de Carteles es merecedora de unos buenos aplausos. Su impacto fue tal que, aún hoy hay ilusos, ignorantes y sobre todo inocentes capaces de repetir, como si fuera palabra santa, la historia de la nieve habanera que dio la bienvenida al año nuevo.

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