Los dos peloteros cubanos que fueron campeones en béisbol y atletismo en Juegos Centroamericanos

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Juan Mendizábal fue uno de ellos. Foto tomada de Cuba Collectibles.

En el deporte actual es bastante difícil encontrar un atleta que domine varias modalidades o disciplinas. Eso de ser una estrella en fútbol americano y béisbol, al estilo del gran Bo Jackson, es, actualmente, casi una utopía.

Por si fuera poco, resulta que la especialización ha llegado tan lejos que, ya ni siquiera dentro de variantes como el atletismo o la natación es sencillo dar con alguien capaz de dominar varios eventos. Sucede entonces que un corredor de 100 metros planos ya a veces ni siquiera corre los 200, y un nadador “bárbaro” en el curso corto, suele tener pocas chances en carreras que impliquen completar más de dos piscinas.

Sin embargo, hubo una época en que era perfectamente regular encontrarse a alguien con estatus de as en el remo, el cricket o el tenis, y que también fuera un pistolero lo suficientemente capacitado como para jamás querer elegirlo de rival en uno de esos duelos al amanecer con que los “caballeros” solían saldar las deudas de honor.

Uno de los ejemplos más conocidos en Cuba es el de Ramón Fonst, monarca olímpico de esgrima en las ediciones de París 1900 y San Luis 1904, quien, además de su capacidad superlativa con la espada y el florete, igual podía darle un knockout boxístico a sus rivales o, en cambio, dejarlos hechos una coladera si decidían probar su suerte con él, pistola en mano.

Hurgando en los archivos previos a 1959, momento en que ya el deporte cubano entra en una etapa diferente, más cercana a las tendencias actuales, encontramos un par de figuras que destacaron por su notable habilidad como “multitareas” dentro del mundillo atlético.

Porfirio Espinosa y Juan Mendizábal, en la primera mitad del siglo XX, lograron algo que difícilmente vuelva a repetirse en la historia del deporte mundial.

Espinosa, bateador de fuerza apodado como «Bambino» —una clara referencia al inigualable Babe Ruth—, fue un destacado pelotero que por sus aptitudes logró ser incluido en los planteles nacionales que intervinieron en las dos primeras ediciones de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebradas en Ciudad de México (1926) y La Habana (1930).

Vistiendo el uniforme de las cuatro letras en el evento deportivo multidisciplinario regional más antiguo del mundo, Bambino fue campeón de béisbol en ambas ocasiones, pero también resulta que dejó su marca en el atletismo, pues en la justa celebrada en nuestra capital llegó a ser monarca en la prueba de lanzamiento de jabalina, gracias a un disparo de 50.57 metros.

Por su parte, Mendizábal sólo compitió en 1930, aunque esa vez su aporte fue, cuando menos, relevante. Este lanzador, conocido por entonces como uno de los pilares del Regla Baseball Club, fue un astro sobre el diamante, y también en el estadio ovalado.

La segunda victoria centroamericana de Juan sucedió, al igual que la de su compañero Porfirio, en el campo atlético. El serpentinero aplicó su técnica de lanzar para mandar la bala hasta los 12.25 metros, cifra que le valió para subirse a lo más alto del podio y contribuir a que la delegación de la Mayor de las Antillas dominara el medallero con 28 oros, 18 subtítulos y 21 terceros puestos, por delante de México (12-18-10) y Panamá (4-1-5).

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