8 lamentables momentos del béisbol cubano

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Hablar de la catástrofe del team Cuba en el actual Premier 12, torneo en el que, además de quedarnos en la fase inicial, perdimos el chance de ir a Tokío 2020, sería como repetir una historia que hemos escuchado hasta el hartazgo.

Por eso, en lugar de hacer como la televisión (empeñada en que memoricemos los animados de Elpidio Valdés y Fernanda), hemos decidido referirnos a los momentos más amargos protagonizados por nuestra idolatrada pelota, desde aquel tiempo en que vivíamos convencidos de ser invencibles, hasta ahora, cuando estamos en el extremo opuesto de esa misma cuerda. Aquí les va una selección. Si usted recuerda otros, puede dejárnoslo saber en los comentarios.

Los fallos de Edmonton (1981)

Es cierto que en tiempos recientes no nos ha ido bien, pero también hay en al pasado no tan lejano algunos malos recuerdos que no nos gusta ensalzar. La Copa Intercontinental de Edmonton ’81 fue posiblemente la derrota más dolorosa de todas, no porque haya sido en el partido decisivo contra los estadounidenses, sino porque quebró el halo de imbatibilidad de una selección que parecía superhumana.

Aquella noche en tierra canadiense todo parecía estar condenado: varios errores a la defensa y un pésimo corrido de bases en ciertos momentos clave, echaron a perder la alegría que ocasionó el espectacular vuelacercas con el que Pedro Medina había empatado el encuentro. El peor momento sucedió en extra innings, cuando los norteños nos dejaron al campo con una insólita jugada: un batazo “extraviado” que fue decretado como válido por el árbitro de tercera.

Dos baches “intercontinentales” (1997 y 1999)

A lo largo de los años noventa hubo grandes actuaciones en torneos de élite, que incluyeron dos triunfos olímpicos y hasta tres Mundiales (’90, ’94 y ‘98). Sin embargo, las Copas intercontinentales siguieron siendo la asignatura más difícil, pues de las cinco celebradas en esa etapa, Cuba cayó en dos, cifra que para los estándares de la época no era nada buena. Fue en las ediciones de 1997 y 1999, efectuadas respectivamente en Taipei de China y Australia.

Sydney: adiós a dos rachas exitosas (2000)

Tras conseguir las medallas de oro en las dos primeras intervenciones oficiales del béisbol en citas estivales (Barcelona ’92 y Atlanta ‘96), el equipo Cuba llegaba a la urbe australiana con la idea de lograr su tercer trofeo al hilo. Sin embargo, aquel poco ortodoxo equipo, caracterizado por la cuestionable decisión de colocar a Servio Borges como su director, comenzó a dar señales negativas desde la clasificatoria. En el cuarto partido de esa ronda, los nuestros cedieron 4×2 frente a Holanda, resultado que terminó con una racha invicta de 21 choques en Olimpiadas. Luego, en la final, un Ben Sheets de lujo blanqueó a los muchachos de las cuatro letras, quienes sólo batearon tres hits en todo el encuentro y cayeron 4×0.

Beijing: el prólogo de la crisis (2008)

https://youtu.be/yWO6hKFweRI

Después de recuperar la corona beisbolera en la edición de Atenas ’04, y de una exitosa actuación en el primer Clásico Mundial, “el Cuba” tenía todas las papeletas para volver a lo más alto en el torneo bajo los cinco aros. Todo fue de maravillas en la etapa clasificatoria, durante la cual los entrenados por Antonio Pacheco terminaron con récord de 6-1 (perdieron solamente ante Corea del Sur 7×4). En el cruce, fueron superiores al eterno rival, Estados Unidos (10×2), pero luego, en el duelo final, volvieron a fallar. De nuevo los surcoreanos les hicieron hincar la rodilla, esta vez con cerrada pizarra de 3×2, y hasta la fecha seguimos sin vencerlos en ningún choque oficial.

Clásicos Mundiales (2009-2017): de la tímida esperanza al siniestro total

El subtítulo conseguido en la versión inicial del torneo beisbolero más importante del planeta dio a la afición y directivos de la pelota la falsa impresión de que estábamos bien. Los años venideros confirmarían que, obviamente, varios estaban equivocados.

Justo en la siguiente edición del Clásico, pasamos a segunda ronda invictos, sólo para que Japón nos propinara par de lechadas y nos regresara a casa con la cabeza gacha.

En el ’13, logramos pasar sin derrotas a la fase dos, e incluso vencimos a Japón en el proceso. La euforia quedaría aplacada más tarde por Holanda, que asumió el rol de némesis para ganarnos dos veces y alejarnos de una posible medalla.

Cuatro años más tarde sufrimos de lo lindo: lógicamente, abrimos perdiendo contra Japón, para luego vencer sin demasiado aspaviento a China y Australia. En la segunda vuelta nos fuimos “en blanco”, tras caer ante nipones y “tulipanes”, además de salir por la puerte estrecha frente al “poderoso” elenco de Israel.

Guadalajara, Toronto y Barranquilla: más de lo mismo (2011-2018)

En 2011, si bien no estábamos en nuestro mejor momento, todavía quedaba algo de pundonor para pensar en hacer un buen papel en el evento Panamericano efectuado en tierra tapatía. Ni siquiera eso nos salvó de quedar por primera vez fuera del duelo por el oro en una cita continental. Cuatro años más tarde, en Canadá, tampoco salió nada bien, y por segunda ocasión consecutiva tuvimos que conformarnos con un bronce in extremis. El colmo llegó el pasado año en los Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, territorio en el que solo nos alcanzó para quedarnos con la plata.

Series del Caribe (2014-2019): un triunfo y muchas vergüenzas

En 2014 toda Cuba celebró el regreso de nuestros equipos a la Serie del Caribe, escenario al que asisten cada año los clubes campeones de las principales ligas del área. Embullo aparte, esa vez Villa Clara regresó a casa con récord de 1-3. Al año siguiente (2015),  Pinar del Río logró coronarse a pesar de terminar con cifra negativa. Luego, en el ’16, Ciego de Ávila pasó sin penas ni glorias. En 2017 y 2018, Granma daría la cara, pero en ninguna de sus dos intervenciones pudo hacerse justicia. La última vez, Las Tunas estuvo a punto de volver a dar la sorpresa, pero a diferencia de los “pativerdes”, los Leñadores sí cayeron —justamente— ante Panamá en la final.

Lima 2019: tocar fondo… y seguir

Después de varios años de continuas derrotas, los Juegos Panamericanos de la capital peruana se presentaron como una esperanza para recuperar la supremacía continental. La ausencia del elenco norteamericano hacía pensar que los restantes rivales eran los suficientemente “accesibles” como para llegar a lo más alto del podio, pero otra vez nos equivocamos. Colombia se encargó de darnos una lección de humildad en el debut (6×1) y, a continuación, Canadá repitió la dosis (8×6) para dejarnos sin posibilidades de luchar por las medallas. No obstante, lo peor estaba por llegar. En el cierre del grupo, vencimos 10×0 a Argentina, y en el partido por el quinto puesto caímos deshonrosamente contra República Dominicana, luego de que los quisqueyanos borraran una ventaja de ocho anotaciones en la baja de la novena entrada. Muchos dicen —y quizás tengan razón— que ese ha sido el peor momento del pasatiempo nacional en toda su historia.

Nota: Por muy catastrofista que parezca esta recopilación, solo pretendemos con ella hacer un mínimo resumen de la historia que nos ha traído hasta el último fracaso. Esperamos que lleguen ansiados cambios en nuestro pasatiempo nacional y, más temprano que tarde, regresen con ellos las victorias.

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