«Perry Mason», lo nuevo de HBO: más forma que contenido

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Matthew Rhys interpreta a Perry Mason. Foto: HBO.

En tiempos de reboot, es raro encontrarse de pronto con algo como Perry Mason, nueva serie limitada que actualmente sale los domingos por HBO.

El Perry Mason que conocimos décadas atrás en la pantalla televisiva era el partido perfecto que hubiera elegido tu abuela (o tu bisabuela) para casarse. Lo primero que tenía aquel personaje era la figura de Raymond Burr, un tipo alto, elegante y bien parecido. Luego, resulta que además del look, el señor Mason era un gran abogado defensor —de causas siempre justas— y, para rematar, también era listo y sumamente educado.

El que ahora nos presenta esta nueva producción no tiene mucho que ver con la imagen que teníamos del bueno de Perry. El personaje, interpretado por Matthew Rhys (The Americans), es un veterano de la Primera Guerra Mundial, divorciado, con barba de varios días, bebedor regular, malhablado y con un humor tendiente a la acidez. Eso sí, igual que su anterior encarnación, se trata de un avispado conocedor de las leyes, aunque en este caso prefiere la vertiente detectivesca de su profesión antes que las largas sesiones en el juzgado.

En general, toda la propuesta de HBO difiere casi en pleno de cualquier adaptación antes realizada sobre las novelas de Erle Stanley Gardner. Aquellos argumentos en donde un abogado santurrón aceptaba trabajar en causas perdidas, prácticamente por el simple reto de la investigación, no tienen nada que ver con la versión de 2020. Este es un Perry Mason que vive al día y necesita conseguir unos dólares para evitar el desalojo y además pagar la manutención de su hijo.

Mientras trabaja como paparazzi extorsionador de estrellas y estudios de cine, Mason es convocado por un asiduo empleador, el abogado E.B. Jonathan (John Lithgow; Dexter), para ayudarlo a esclarecer las circunstancias que rodean el secuestro y posterior asesinato del pequeño Charlie Dodson.

La travesía de Perry hacia la verdad está llena de obstáculos, entre los que destacan la profunda corrupción asentada en el departamento de policía de Los Ángeles y el fervor mediático en torno al sórdido suceso. Contra ambos deberá remar Mason, quien contará con la ayuda de su colega Pete Strickland (Shea Whigham) y de la sagaz Della Street (Juliet Rylance), secretaria de E.B.

Toda la acción se desarrolla en 1931 en un sitio en el que los predicadores radiales, representados aquí por la notable Tatiana Maslany (Orphan Black) como la Hermana Alice, se han convertido en el remedio espiritual de turno en medio de la dura crisis económica que vive la nación norteamericana.

Hay un espacio para hablar del racismo, tema que está cada vez más vivo en el debate mediático actual. La subtrama del oficial Paul Drake (Chris Chalk; The Newsroom), astuto policía negro que es minimizado exclusivamente por su ascendencia africana, sirve para meter una vez más los dedos en una llaga social que está lejos de sanar.

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El ambiente, en donde conviven igualmente el ascenso de las industrias cinematográfica y petrolera, está construido de forma ejemplar en todos los niveles. De hecho, la prolija reconstrucción de la época es posiblemente el mérito más grande que tiene esta nueva concepción de la historia. No podía esperarse menos de los mismos que crearon una joya televisiva como Boardwalk Empire.

En términos generales, esta miniserie tiene todo lo que podríamos pedirle a un hit televisivo: elenco envidiable, producción excelsa, guion sin manchas y hasta algún que otro chiste deslizado con tino. Sin embargo, hay algo que no termina de convencer del todo.

Perry Mason falla, si es que a esto puede llamársele así, en el hecho de que no trae nada nuevo para esa audiencia que ya se ha creado un criterio a base de consumir incontables temporadas de todo tipo de series.

Seamos claros: este es un personaje que quizás a casi nadie le interesaba redescubrir y, precisamente por ese motivo, uno esperaría que esta suerte de historia re-imaginada que plantea HBO viniera con algo más de “picante”. Tampoco pretendemos que Perry Mason sea el nuevo Chernobyl, pero sí hubiera estado bien tomar ciertos riesgos con tal de que esta “edición limitada” no se pareciera tanto un producto “de serie”.

Apartando ese detalle de antes, es justo decir que este show es, indudablemente, uno digno de ver. A falta de cinco episodios (el más reciente salió el 5 de julio) para el cierre de esta temporada única, todavía al abogado-detective le quedan secretos por revelar y nosotros de este lado de la pantalla no lo pasaremos mal siguiendo sus aventuras. Ya luego volveremos a rompernos la cabeza con Dark.

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