«Professionals», la serie que pone a Brendan Fraser de vuelta en el centro de atención

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Si lo que usted busca es un drama sobre el crimen organizado, al estilo de Ozark, ciencia ficción compleja y existencial como la de Dark, o un retrato bien condimentado de la historia reciente con el sello de The Crown, mejor remar para otro sitio, porque hemos decidido proponer algo de “dieta ligera” para romper el hielo en 2021.

Después de cerrar un 2020 más accidentado que circuito de Ninja Warrior montado sobre un río de lava, el nuevo calendario de series televisivas nos ha dejado caer algunas propuestas que bien podrían servir para iniciar el año con la mente despejada de complicaciones. Por eso hemos elegido a Professionals, una producción de diez episodios que le hará pasar un buen rato sin forzar demasiado los límites de su coeficiente intelectual.

Se trata de un material original de Viaplay, plataforma sueca de streaming, que fue estrenada el pasado 23 de noviembre y confirmó las intenciones de esa empresa de lanzar su propia mercancía, usando rostros bastante conocidos de Hollywood para llegar hasta una audiencia mucho mayor a escala planetaria.

El resumen del relato va, más o menos, así: el millonario Peter Swann (Brendan Fraser) tiene un satélite médico que administra junto a su esposa, la doctora Graciela Dávila (Elena Anaya). Luego de que su preciosa pieza de tecnología sea convertida en basura espacial por una inesperada explosión, Swann se pondrá en contacto con Vincent Corbo (Tom Welling), una suerte de hombre-orquesta capaz de esterilizar un colibrí con un disparo de su pistola y de sacarle una confesión a un guardia real británico.

El show se vale de unos cuantos tópicos de actualidad, entre los que se incluye la conquista independiente del espacio, el uso de contratistas privados para garantizar el éxito de emprendimientos económicos y políticos, y el espionaje empresarial. Con todo lo anterior se afianza la premisa de que el fin justifica los medios, sobre todo si el negocio de turno se le ocurrió a alguien con mucho dinero.

Sin lugar a dudas la presencia de una superestrella de tiempos recientes como Fraser garantiza que los espectadores volteen su mirada hacia Professionals. Al fin y al cabo, no todos los días tenemos la oportunidad de ver en pantalla a este carismático actor, otrora aventurero selvático y asesino de momias a tiempo parcial.

Igualmente, la aparición del Welling, adorado por los fans del cómic luego de su rol en Smallville, y de la propia Anaya, estrella reconocida por su lugar en filmes de éxito como La piel que habito o Wonder Woman, hacen que el programa gane enteros. Sin embargo, todo eso no es más que pura fachada.

Sí, el elenco es brutal y lo sabemos, pero se nota pobremente aprovechado en función de una trama que perfectamente podría haber sido sacada de otras series genéricas como Scorpion, McGyver, Magnum P.I. o Whiskey Cavalier, todas marcadas por el estigma del entretenimiento simplón, inverosímil y olvidable, perfecto para una tarde de domingo.

Las escenas de acción, cosa bastante frecuente en un producto de este tipo, oscilan entre la espectacularidad mejor lograda y el fuerte tufo de la serie B. Podemos ser testigos de una explosión realista que de una persecución que parece sacada de alguna cinta de Fantomas. Pese a ello, tampoco es que esperáramos mucho más.

Fallos aparte, si hay algo que les hará disfrutar a lo largo de los diez episodios que dura Professionals, es el alivio cómico que proporciona Fraser. Resulta bastante agradable ver cómo, luego de una lista larga de roles dramáticos, el intérprete estadounidense demuestra tener aún intactas las dotes humorísticas por las que le conocimos en largometrajes como Bedazzled, Monkeybone y Looney Tunes: Back in Action.

El veredicto: Professionals no es ni de cerca un hito televisivo que les hará replantearse el sentido de la vida y el universo, pero tampoco es que aspire a tanto. Lo que sí es seguro es el hecho de que cuenta con los ingredientes suficientes para hacerles pasar un rato más agradable y sin líos del tipo “en qué época están” o “qué ha querido decir esta gente”. Vamos, que si reduce sus niveles de exigencia al mínimo, no se arrepentirá de verla.

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