Carlos Pérez: «Hubo dificultades para llegar a donde estoy, por eso mis ídolos son mis familiares»

7 min


0
Carlos Pérez. Foto tomada del Miami Herald.

Actualmente, en Estados Unidos hay varios jóvenes talentos cubanos que podrían convertirse en parte del futuro del béisbol profesional al más alto nivel. Aquí en Cubalite le hemos dedicado varios textos a algunos de estos muchachos que aspiran a llegar a las Grandes Ligas, dejar su marca en la historia de la mejor pelota del mundo y poner en lo más alto el nombre de la Mayor de las Antillas.

Carlos Pérez Borges es uno de esos prospectos. El prestigioso sitio Perfect Game (PG) le otorga una puntuación de 9.5 de 10 y lo coloca como el prospecto número 174 del país en su categoría de edad, así como el 15 entre todos los receptores. Mientras, dentro de la Florida es el 38 en general y ocupa el cuarto puesto entre las mejores promesas detrás del home.

El chico, descrito por PG como un “bateador destacado y de gran poder, con un gran brazo detrás del plato”. Se desempeña también como primera base y es un corredor veloz (6.95 s de home a la inicial).

Además, el reporte de los scouts refiere su capacidad para deshacerse rápido de la pelota, excelente mecánica y juego de pies, todo lo cual lo convierte en un jugador defensivo de enorme potencial. Con respecto a la ofensiva, se le describe como alguien “de manos rápidas, buena elevación en su swing y potencia para levantar la pelota hacia el medio del campo”.

Campeón cuatro veces seguidas a nivel de distrito con los Florida Christians durante su etapa en el high school, hoy Carlos es estudiante de primer año de Administración Deportiva en la Universidad de Miami, centro en donde además defiende los colores naranja y verde de los Hurricanes.

En Cubalite logramos contactar con este atleta, nacido en el municipio habanero de La Lisa, y conversamos con él sobre los principales momentos de su aún breve carrera.

¿Dónde tiraste tus primeras pelotas?

Empecé en el deporte aproximadamente a los cuatro años de edad. Desde pequeño siempre estaba practicando alguno con los muchachos del barrio, pero la pelota era el que yo prefería siempre. Recuerdo que, por alguna razón, a mi mamá le gustaba el violín y quería que yo lo tocara, pero el béisbol era más fuerte.

Un día me llevaron al terreno de El Vidrio, en San Agustín, y me quedé a entrenar. Al principio jugaba short stop para el equipo de ahí y luego me pasé al de La Lisa. Estuve en esa posición como cuatro años más.

Cuéntame del tránsito del campo corto a la receptoría

Cuando llegué por primera vez al combinado yo era chiquito y flaco, así que por eso me ubicaron en ese sitio. Pero luego fui creciendo y, más o menos a los nueve, me pusieron como nuevo entrenador a Rafael Lago, a quien considero como el profe que más ha influido en mí durante toda mi carrera. Él se dio cuenta de cómo había cambiado de talla y un día le comentó a mi papá sobre la falta de receptores que teníamos, para ver si me podía probar en esa posición.

A mí aquello no me gustaba para nada y estaba molesto porque sentía que no era lo mejor para mí. Recuerdo que después de la primera sesión de entrenamiento como cátcher llegué “reventado” a mi casa y le dije a mi papá que si me ponían ahí de nuevo no iba a jugar más pelota. Y al otro día cuando llego al terreno… me vuelven a colocar detrás de home.

En ese momento le dije a Rafaelito que me iba, que no quería estar ahí. Él me mandó a pie para mi casa, pero mi papá no me dejó cambiarme de ropa y tuve que hacerlo con todos los “arreos” puestos. Creo que eso me impactó tanto que al día siguiente volví y poco a poco fui enamorándome de ese rol, al punto de que hoy no hay quien me saque de aquí.

¿Cómo fue tu llegada a Estados Unidos?

Carlos Pérez. Foto cortesía del entrevistado.

Vinimos para acá en 2012 y yo empecé a jugar pelota casi de inmediato. Imagínate que nada más llegar, cuando vi que había un terreno al frente de la casa, me fui para allá sin preguntarle a nadie. En un rato estaba hablando con el mismísimo Orlando “Duque” Hernández, quien era el director de la academia, y así entré, casi sin darme cuenta, en su equipo, los Industriales.

Estuve en la academia unos años, hasta que entré en la secundaria y me cambié a la escuela de Brighton para comenzar el séptimo grado. Allí entendí cómo funcionaban las cosas, pues aquí los muchachos de más edad siempre van a tener ventaja con respecto a los otros. No obstante, como siempre he sido “cabezón”, lo intenté, pero al final no dio resultado.

¿Qué alternativa tomaron cuando sucedió eso?

Terminé cambiándome nuevamente de escuela y estuve más de un año solo jugando pelota en la academia. Ya en noveno grado, durante un torneo de Perfect Game en Georgia, quedé como MVP, y al volver de allá mi papá recibió una llamada de la Universidad de Miami para invitarme a mí y a varios compañeros a ir de visita y conocer la escuela y el estadio.

Aquello me pareció una buena oportunidad porque significaba poder estudiar cerca de mi casa, en una ciudad que ya conocía, así que ahí mismo hice un acuerdo verbal con ellos para el futuro.

Pero antes, para terminar el nivel de high school, llegué a Florida Christian, en donde hice mis tres últimos años. Pude jugar más seguido, y a pesar de que todo no fue como me gustaría, tampoco tengo quejas.

¿Háblame del salto de calidad en el ámbito universitario?

Tras mi último año, ya en 2020, llegó el COVID-19 y el draft fue más corto que otras veces. Llegamos a Miami y no fui seleccionado, pero ya estaba en otro nivel y tocaba enfocarme en mejorar en cada aspecto de mi juego.

Actualmente, ya llevo medio año con los Hurricanes y en este tiempo me ha ido muy bien en todos los sentidos, tanto escolar como deportivo. Estoy feliz en este sitio y desde aquí aspiro a seguir adelante.

¿Qué ha marcado la forma en que enfrentas tu carrera deportiva?

El joven está considerado entre los receptores con mejor futuro dentro del país. Foto tomada de su perfil en Facebook.

Hay un hecho específico que me marcó y desde entonces me ayuda a mantenerme enfocado en seguir esforzándome constantemente. Fue cuando llegamos a este país y tuvimos que irnos del sitio en donde estábamos quedándonos, debido a ciertos problemas que surgieron. Entonces nos mudamos con una tía, pero como ella no tenía espacio para todos, hubo noches en que yo dormía en una cama, pero mis padres dormían en el carro, en el piso o donde pudieran.

Afortunadamente, todo eso ya es cosa del pasado y de ello aprendí a no conformarme con lo mínimo. Siempre tengo presente que, como persona y deportista, hay algo que mejorar y avanzar para crecerse por encima de la dificultad que sea.

También considero que el enorme valor de mi familia ha sido el impulso más importante a lo largo de estos años. Ellos me han hecho el Carlos que soy ahora mismo y han estado ahí para ayudarme, regañarme y mantenerme en el camino correcto todo el tiempo.

¿Con qué sueñas a corto plazo?

En el futuro cercano, quisiera seguir jugando para la Universidad de Miami, representar a mi familia, mi comunidad y mi lugar de residencia. También sería muy bonito ganar un título nacional con los Hurricanes y luego convertirme en profesional, da igual el nivel por donde me toque empezar, pues esa es mi gran meta desde el principio.

No pienso parar hasta que mi abuela me pueda ver en el televisor allá en Cuba.

¿Quiénes son tus ídolos?

Foto cortesía del entrevistado.

Mi ídolo en el deporte es Alex Rodríguez, sin dudas. Ha sido mi jugador favorito desde que tuve conciencia de lo que era este juego. Aunque mucha gente diga que es mala persona o no es tan buen atleta, para mí, y con respeto de todos los otros grandes, es el mejor que ha pisado un estadio de pelota.

Fuera del béisbol, mis otros ídolos son mis padres: Guaracy Pérez y Yamilka Borges. Nosotros no venimos de una familia ni muy rica, ni pobre, pero, como todos saben, en Cuba no había mucho y ellos tuvieron que luchar cantidad para encontrar lo necesario y permitirme tener una buena oportunidad que me garantizara un mejor porvenir.

También tengo en un lugar especial a mi abuela Julia, no solo porque me cuidaba de pequeño, sino porque también me educó como una madre y me dio mucho amor también. Llevamos años sin vernos y todos los días sueño con regresar allá para poder abrazarla de nuevo a ella, que es también mi ídolo.

¿Si pudieras hacer un equipo ideal, a quiénes incluirías?

En el jardín derecho pondría a Aaron Judge, en el central a Mike Trout y en el izquierdo a Yasiel Puig, por la energía y locura con que juega la pelota.

Luego, en primera estaría Pito Abreu, en segunda Candelita Iglesias, en el short stop Derek Jeter y Alex Rodríguez en tercera. Como lanzador tendría al Duque y le recibiría Yasmani Grandal. Por último, si hubiera designado, tendría a J.D. Martínez.

¿Qué crees que caracteriza a los peloteros cubanos?

Todo pelotero cubano tiene algo diferente cuando se trata de jugar a la pelota. Eso viene con nosotros en el ADN. El sacrificio de quien quiere prosperar, vencer obstáculos y avanzar en su vida nos toca de cerca a la mayoría de nosotros. Tenemos “hambre” de éxito, de jugar en las Mayores, de trascender y ahí está la clave.

Anuncios
Anuncios
Anuncios

0 Comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

× ¡¡¡Contáctanos!!!