El domingo 10 de junio de 1978, a las 2:00 pm, la televisión cubana estrenó un programa que se convertiría en un fenómeno. Para Bailar fue un concurso de talentos que rápidamente se volvió muy popular, gracias a las reñidas competencias o las famosas orquestas que allí asistían, pero también debido a presentadores que se ganaron el corazón de todos.
Entre los rostros más importantes de aquel grupo de jóvenes anfitriones estuvo el de Salvador Blanco, quien, a pesar de tener 25 abriles y ser el mayor de todos, consiguió usar su enorme carisma para maravillar a la audiencia durante varios años.
Según contó en una ocasión este hombre, nacido en Caibarién en la década del 50, la idea para crear aquel espacio surgió en el hospital Calixto García, cuando él coincidió con Eduardo Cáceres Manso, más conocido como Cachito, cuyo padre estaba allí ingresado de gravedad. A partir de conversaciones entre ambos estuvo el origen de lo que sería luego una gran revelación mediática en la mayor de las Antillas.
Por aquellos años de fama, Blanco también tuvo la posibilidad de debutar en el cine, cuando en 1981 apareció junto a Albertico Pujol, Tito Junco, entre otros, en el filme Guardafronteras, del realizador Octavio Cortázar.
Durante su época en Cuba, Salvador supo ganarse el respeto de la audiencia, que un día dejó de verlo en pantalla. Pocos supieron en ese momento qué había ocurrido con él.
Se especuló sobre varias causas en torno a su salida de la TV, pero, de acuerdo con su propio testimonio, el motivo fue que cayó en prisión y cumplió tres años de privación de libertad.
En una entrevista concedida en 2014, Blanco reveló que sobre él pesaban varias acusaciones, pero finalmente, según contó, se le juzgó por intento de salida ilegal.
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A pesar del tiempo alejado de los medios, debido al cumplimiento de su condena, el presentador ha confesado que al salir no se sintió olvidado por la gente, “ni dentro de la prisión, ni cuando salí a la calle. Todavía me recordaban”.
La liberación de Salvador tiene un extraño vínculo con Napoleón, según él ha declarado. En 2018 narró que, durante los ensayos de Para Bailar, que se hacían cerca del Museo Napoleónico, él usualmente iba a pedirle al espíritu del emperador francés que lo sacara de Cuba.
Increíblemente, en 1984, cuando estaba en prisión, desde ese país pidieron su libertad y una vez allá lo invitaron a visitar un lugar que él luego descubrió que era Córcega, la tierra natal del célebre Bonaparte.
Después de marcharse de Cuba en 1985, vivió cinco años en el país de los galos, en donde aprendió el idioma local, trabajó para Radio Martí y conoció a su esposa de más de 30 años.
En el 90 se fue a Estados Unidos, en donde hizo algo de teatro antes de ser contratado por TV Martí, cadena en donde hizo el programa humorístico Tan famoso como tú y luego se convirtió en reportero especializado en temas del Medio Oriente, rol que lo llevó a aprender las lenguas hebrea y árabe.
Entre otros proyectos en tierra estadounidense, fue parte de la película Water, Mud and Factories (Joe Cardona, 1999) en donde interpretó el personaje de Carmelo, un coreógrafo de fiestas de quinceañeras.
Más allá de estar delante y detrás de las cámaras, ese hombre que hoy reside en Hialeah, ha contado que a lo largo de su vida ha sido mensajero, mimo, tanquista, partero (con una docena de alumbramientos), estudiante de medicina y guitarra, trabajador de seguridad y plomero, entre otras cosas.
Según ha publicado recientemente en su perfil en Facebook, parece que pronto estrenará un programa en redes sociales, llamado Habla Salvador.
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