«Raised by Wolves»: HBO sigue siendo a prueba de balas

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HBO siempre ha sido una de esas cadenas con un sello de calidad al que podemos etiquetar como “a prueba de balas”. Su fama, bien ganada a través de los años gracias a producciones como Deadwood, The Wire, Carnivale, The Sopranos, Oz, True Detective, Westworld y Game of Thrones, todas aclamadas por el público y la crítica, le colocan en lo más alto de la “escala alimenticia” seriéfila de todos los tiempos.

Hace poco más de un mes, la gente de Home Box Office, que es el nombre completo del canal, estrenó una propuesta de ciencia ficción llamada Raised By Wolves, creada por Aaron Guzikowski (Prisoners, The Red Road) y producida nada menos que por Ridley Scott, el mismo director de dos filmes antológicos como Blade Runner y Alien. Con esto a la vista, las expectativas eran (muy) altas.

La premisa de la historia es la siguiente: un par de androides, Madre (Amanda Collin) y Padre (Abubakar Salim) han sido enviados al planeta Kepler-22B con la intención de crear una colonia humana mediante la fecundación y gestación artificial de doce embriones. Por el camino, encontrarán varias trabas, incluidas unas grotescas criaturas locales y también la llegada de los mitraicos, vencedores de la guerra civil y religiosa que ha arrasado la Tierra, quienes aborrecen todo lo que tiene que ver con la vida sintética.

El primer factor que salta a la vista cuando uno ve los primeros episodios del show es la estética de los espacios. Por ejemplo, Kepler-22B es un sitio árido y nuboso, en donde el dúo de ciber-astronautas encuentra una ausencia total de colores vivos, un sol que sale muy poco y casi ningún rastro de vida inteligente. No es que el sitio sea el más hostil del universo, pero tampoco invita mucho a quedarse.

Más allá del impecable diseño y la dirección artística, y por muy obvio que resulte decirlo, la verdad es que nada sería igual sin los protagonistas. Pensados como una mezcla de los andys de Philip K. Dick con el Ash de la Nostromo, ambos están construidos de forma que nos cueste ver la línea entre un ser robótico y otro orgánico. Aunque el dúo se alimenta por baterías, tiene la misma sangre lechosa que ya vimos en cintas como Prometheus y posee habilidades físicas superiores a las humanas, el actuar de Madre y Padre es completamente distinto a lo que uno esperaría.

Su relación paternal con los hijos, de los cuales sólo termina sobreviviendo el inquieto Campion (Winta McGrath), nos lleva por un camino similar al que hemos visto en otras propuestas de Scott. El vínculo entre vivos y artificiales, entre el corazón y la máquina, vuelve a estar en el centro de la discusión ¿Puede un androide llegar a sentir? ¿Puede un humano querer realmente a alguien que —literalmente— no tiene un corazón que late?

El dilema fundamental está ahí todo el tiempo, pero el relato no pierde el ritmo en reflexiones innecesariamente colocadas en el metraje. Hay profundidad en lo que se cuenta, pero a la vez se hace con una progresión dramática que, si bien es lenta a ratos, nos mantiene atentos.

Madre es, sin lugar a dudas, el personaje que carga sobre sí el mayor peso de lo que se nos cuenta. La interpretación de Collin es multifacética, pues va desde la adorable y sufrida actitud de una matriarca que ha perdido varios hijos, y luego llega también a representar ese ser brutal que siembra la muerte cuando entra en ‘modo’ Nigromante, apelativo que sirve para darle un toque de misticismo a todo el asunto.

Con Raised by Wolves, título-metáfora que nos remite al mito fundacional del Imperio Romano, Scott y Guzikowski han creado un mundo coherente, lleno de elementos referenciales que le dan a esta propuesta una identidad definida, que posiblemente será capaz de ganarse a muchos de este lado de la pantalla.

El secreto aquí es que no se ha querido conectar con la audiencia de una forma abrumadora, dándole decenas de nombres, apelativos y localizaciones en un mapa, sino de manera práctica, sencilla (que no simple) y en sintonía con el cuento de turno. No obstante, el contenido épico está, pero en lugar de batallas a gran escala y bichos que escupen fuego, yace en la forma en que está dispuesto el guión, lleno de los giros imprevisibles colocados con bastante tino.

Lo otro son los diálogos, algo que toda serie como esta debería tener como estandarte. Las conversaciones tienen sus dosis de filosofía, ética, moral, pero además reflejan conflictos muy terrenales. Resulta muy interesante cómo puntos de vista tan opuestos como el religioso y el tecnocrático convergen aquí con sus diferencias, pero sobre todo con sus similitudes. Poco a poco cada extremo deja de parecer tan lejano del otro, y ello sirve para expresar una valiosa alegoría sobre la complejidad del mundo de las ideas.

Visto lo visto, o sea, los cinco primeros episodios de la temporada inicial, todo parece indicar que Raised by Wolves está llamada a ser parte del catálogo de lujo de HBO y también a convertirse en el programa que ayude al despegue de HBO Max, plataforma de streaming en la cual ha sido presentada como el plato (más) fuerte del menú. Si no la ha visto, consígala cuanto antes. Le aseguro que no malgastará su tiempo con ella.

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