Ramón Garbey: “Nací para ser campeón y estar entre los más grandes de Cuba”

4 min


-2
Ramón Garbey terminó su carrera en el boxeo profesional con 13 KO. Foto tomada de su perfil en Facebook.

“En Cuba nunca me entrevistó un periodista, yo siempre los esquivaba”, me dice Ramón Garbey (31 de marzo de 1971), aquel 75 kg y 81 kg de la selección nacional que vive en Estados Unidos desde 1996. En junio de ese año, el concentrado nacional de boxeo se encontraba en un campamento de entrenamiento en la ciudad mexicana de Guadalajara, para acudir con todos los hierros a los Juegos Olímpicos de Atlanta. Pero Garbey y su compañero guantanamero, Joel “Cepillo” Casamayor, no continuarían con la escuadra rumbo a la cita estival y enrumbaron su destino, a decir de Ramón, hacia «el camino a la libertad».

El santiaguero, que nunca fue noqueado como amateur ni como profesional, revela que la clave de su éxito estaba en hacer todo bien y tener amor a lo que se hace, aparte de dedicación, esfuerzo, disciplina y concentración. El 20 de septiembre de 1996 ocurrió su debut triunfal en el pugilismo rentado ante un desconocido como Kerry Parks (1-5-0) y su último combate a ese nivel tuvo lugar el 20 de febrero de 2009 y acabó con un triunfo ante Mike Sheppard (11-8-1). Todos sus pleitos fueron realizados en suelo estadounidense y acumuló 19 éxitos (13 KOs) y cuatro fracasos, en 113 asaltos

¿Tu determinación de abandonar Cuba fue espontánea o premeditada desde hacía mucho tiempo?

“Mi decisión estaba tomada desde el año 1987, cuando salí por primera vez a la Unión Soviética. Pero esperé tantos años para irme por mi abuela, que me decía que se moría si yo me quedaba. Cuando murió, me suspendieron ese mismo año y tuve que esperar hasta 1996 para hacer el equipo a los Juegos Olímpicos de Atlanta. Yo quería ser campeón olímpico, porque nací para ser campeón y estar entre los más grandes de Cuba. Te voy a decir una realidad: no quiero quitarle sus méritos, pero Ariel Hernández es campeón olímpico por Alcides Sagarra, que era mi entrenador principal».

“Yo peleé con Ariel dos veces en 1991 y gané fácil y en 1992 me ganó en dos ocasiones por diferencia de un punto. Pero la última eliminatoria era en la Polivalente de La Habana y Alcides bajó a Ariel a 71 kg y perdió con Alfredo Duvergel, mientras que yo gané todas mis peleas en 75 kg por RSC en el primer round. Un día me dijo que yo era del segundo equipo y eso para mí fue durísimo, porque mi abuela me quería ver coronado campeón olímpico».

“Me quedé en Guadalajara porque tenía muchas necesidades y existían descaros: yo no tenía ni bicicleta, ni casa, ni nada y tenía bastantes resultados. Tuve que colgarme en el camello una pila de veces, pasar hambre y sin dinero. La dieta en México era de diez dólares diarios y nos daban dos dólares en peso mexicano, nos quitaban todo el dinero de los premios en Europa, que era bastante”.

Háblame de tu primer gran resultado, ese título mundial logrado en Tampere, Finlandia, en 1993.

“Te equivocas. Mi primer gran resultado fue cuando cogí oro en 1984 en los Juegos Escolares en 51 kg y el segundo mejor resultado fue proclamarme campeón mundial juvenil en Puerto Rico 1989, en 75kg. Después llegó mi tercer desempeño más destacado, el título mundial en Tampere 1993 en 81 kg, mientras que el cuarto momento que nunca olvido fue mi salida de Cuba en 1996″.

“Ese Mundial estaba caliente, pero teníamos un team que daba miedo. Todo el mundo era «changanero», era otra época de diamante; en todos los pesos había tres y hasta cuatro boxeadores de nivel. Yo tuve cinco combates, peleé con el polaco que le ganó a Ángel Espinosa en Barcelona y le gané fácil. Creo que paseé la distancia en ese evento, en el que nos llevamos ocho oros y tres platas, muy buen trabajo del equipo de entrenadores de la época más bella del boxeo cubano, que estimo que fue desde 1989 hasta 2000. Después duró poco el reinado”.

Dos años antes, sin embargo, terminaste en bronce en la lid universal de Sidney…

“Era mi tercera competencia con el equipo principal y estaba fuerte, en muy buenas condiciones. Combatí cuatro días consecutivos: la primera pelea fue contra el estadounidense Chris Byrd, la segunda con el irlandés Denis Galvin y la tercera con el australiano Justann Crawford. Luego caí con el soviético Aleksandr Lebziak; yo no me vi perder esa pelea, pero por la maraña terminé en bronce ese día”.

Nunca lograste ese gran resultado en el profesionalismo que muchos te exigían, ¿satisfecho con tu carrera?

“No estoy satisfecho con mi carrera profesional porque no hice lo que muchos esperaban, pero me siento contento de haber estado encaramado en los estadios de este país, en la universidad del boxeo profesional del mundo. Uno nunca puede pensar en el pasado, siempre en el futuro”.

Ese rival que en Cuba te exigía el doble…

“Orestes Solano Chamber porque era un boxeador con testículos. También mis respetos para el matancero Geovani Vega, muy duro también”.

Sin dudas, tu difunta abuela significó muchísimo en tu vida y en tu decisión de no marcharte tan pronto de tu patria ¿Qué anécdota me querías contar sobre ella?

“Cuando me hice campeón mundial en 1993, llegué a mi casa y mi abuela ya estaba viejita, sin ver, y todo el mundo en silencio y cuando entré me dijo «felicidades, campeón, gracias por darme tanta alegría». Cuando estaba conmigo a solas me dijo que ya estaba llegando el día de su muerte y se murió al otro año, el 2 de agosto de 1994. Ese mismo día partí para México y me enteré de su fallecimiento cuando regresé a Cuba. Después me botó Alcides. Esa fue la anécdota más triste de mi vida y la más buena y feliz fue cuando dejé al equipo completo en el campamento y seguí mi camino a la libertad”.

*Esta entrevista fue publicada en junio de 2019

👉Si quieres recibir nuestros artículos de deportes y otros contenidos sobre ese ámbito en tu WhatsApp, únete a este grupo:

👉(Pincha aquí para unirte)

Anuncios
Anuncios
Anuncios

0 Comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

D.L.R.

× ¡¡¡Contáctanos!!!