8 telenovelas internacionales que atraparon al público cubano

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Si hay una cosa que le gusta al público cubano son las novelas. Al fin y al cabo, fuimos nosotros los inventores de ese “disparate” mediático, cuando en 1948 Félix B. Caignet escribió para la radio El derecho de nacer. Desde entonces, las versiones televisivas de estos relatos se han convertido en parte fundamental de la cultura popular en todo el continente.

Aunque la práctica de ver las telenovelas ha tenido sus variantes en VHS, DVD o en las propias computadoras, resulta ineludible que todas las noches la familia se siente frente al televisor a disfrutar (o sufrir) el espacio seriado que se transmite alrededor de las nueve. Es como un ritual inviolable y ausentarse puede provocar hasta regaños.

Muchas son las producciones de diferentes países que han vuelto locos a nuestros padres y luego a nosotros mismos, pero trataremos de resumir aquí algunas de las que más han “pegado” en todas las pantallas nacionales (televisivas o de PC). Por supuesto que hay muchas más, sobre todo brasileñas, como La próxima víctima, La esclava Isaura, El rey del ganado…

Señora del destino (Brasil, 2004-2005)

Conocida por todos como “María Do Carmo”, esta novela se adhirió con fuerza en el disco duro de aquellos que la vimos hace poco más de una década. Imposible olvidar a Susana Vieira en el papel estelar, rol que compartió con dos monstruos como los José: Mayer y Wilker, quienes dieron vida al “sabroso” vividor Giovanni Improtta y al parco periodista Dirceu de Castro. Era también parte del elenco Renata Sorrah, quien hizo honor a su apellido al interpretar a una mala malísima como fue aquella Nazaré.

Las aguas mansas (Colombia, 1994)

https://youtu.be/94fj0xFphRY

«La novela de las novelas», como le llamara alguna vez una amiga. Tres hermanas (Sofía, Sara y Ximena) y tres hermanos (Juan, Óscar y Franco). Un relato de venganza que termina siendo de amor, una misteriosa mano enguantada y, sobre todo, actores y actrices bien parecidos, fue la clave para el masivo éxito de esta realización de RTI Producciones. Su impacto fue tan grande que luego se le hicieron hasta cinco versiones: Pasión de gavilanes (Colombia), Fuego en la sangre (México), Gavilanes (España), Tierra de reyes (Estados Unidos) y Pasión de amor (Filipinas). Si me lo preguntan, ninguna logró repetir el raro encanto de la original.

Nueve Lunas (Argentina, 1993-1995)

Dos grandes del cine argentino como Óscar Martínez (El ciudadano ilustre) y Cecilia Roth (Todo sobre mi madre) son dos ginecólogos obstetras que trabajan ayudando a diferentes familias en asuntos que van desde la fertilización asistida hasta el embarazo adolescente o el incesto. Poco a poco, ambos irán sintiendo que la vida les une más allá del trabajo y decidirán crear su propio hogar.

Vale Todo (Brasil, 1988)

Dos mujeres representan formas diferentes de conducirse por la vida. De un lado, la ambiciosa hija, María Fátima, encarnada por la brillante Gloria Pires, y del otro, la honesta madre Raquel (Regina Duarte), quienes representan facetas opuestas de la sociedad brasilera. Esta producción de O Globo se atrevió a tratar aristas del lesbianismo o el alcoholismo, además de hacer claras alusiones a la corrupción que sufría la nación sudamericana en ese entonces (cosa que se mantiene). Además de todo lo anterior, hay que señalar la presencia del empresario Ivan Meirelles, rol que le tocó a un tal Antonio Fagundes, el mismo que hiciera de Bruno Mezenga en El Rey del Ganado.

Rebelde (México, 2004-2006)

Si hubiera que escribir la génesis de la “plasticancia”, Rebelde se lleva todas las papeletas. Unos chavos de instituto viven su adolescencia entre amores, desengaños y mucho uso incorrecto del uniforme (al decir de mis profesores del pre). Poco más que decir al respecto, salvo que el grupo musical que se formó a partir de la serie (RBD) era más malo que esta.

Café con aroma de mujer (Colombia, 1994)

Teresa Suárez, alias “Gaviota” (Margarita Rosa de Francisco) y Sebastián Vallejo (Guy Ecker) son dos jóvenes que conocen por primera vez el amor. Rico él y pobre ella, se pasan 135 episodios en un pa’ tras y pa’ alante que no hay Dios que lo arregle… hasta que lo arregla. Drama aparte, las excelentes actuaciones, (entre ellas la de Constanza Duque como la madre de Gaviota), dan “vuelo” a un guion que no tiene nada del otro mundo.

Ilusiones (Argentina, 2000-2001)

Otra con Óscar Martínez como cabeza del cast, aunque en este caso en plan mago, pues hace el papel de Félix Figueroa, artista de cantina hipocondríaco, misántropo y perfeccionista que vive aterrorizado por la soledad. Por el camino se encuentra con Caridad (Caterine Fulop) y Maia (Julieta Díaz), dos mujeres diferentes que le atraen, y entre las cuales deberá decidir. La acción se desarrolla mayormente en la trattoria “La Donna Baffuta” (La dama bigotuda), cuya dueña, Laura Grimaldi (Patricia Palmer), jugará un papel fundamental en el desarrollo de los acontecimientos.

Gotita de Gente (México, 1978)

Novelón mexicano de toda la vida: la hija de una joven adinerada es secuestrada al nacer y llevada a un orfanato localizado en un sitio que bien pudiera haberse llamado Fango-Al-Pecho o Sal-Si-Puedes. Al crecer, la niña se escapa y va al Distrito Federal, donde ¿casualmente? terminará encontrando a sus padres. De los artistas tampoco hay mucho que decir, salvo que más allá del culebrón de turno, ninguno trascendió demasiado.

P.D: Quisiéramos saber cuáles fueron las que más te gustaron a ti.

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