«The Essex Serpent», un drama profundo y sin química

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Hacia la liberación femenina, entre otros temas, conduce la nueva serie limitada de Apple TV+, titulada The Essex Serpent y estelarizada por Claire Daines y Tom Hiddleston.

Basada en la novela homónima de Sarah Perry, la producción de seis episodios nos lleva hasta finales del siglo XIX, momento histórico en que la Era Victoriana comienza a agonizar. Allí está Cora Seaborne (Daines), una mujer cuyo tiránico esposo acaba de fallecer y ha decidido abrirse al mundo. Encuentra su motivación en la paleontología y decide irse a practicarla a Aldwinter, motivada por la supuesta aparición de una mítica criatura que, a diferencia de aquellos que la ven como un enviado del diablo, ella considera como el avistamiento de un posible fósil viviente.

Acompañada por su sirvienta, Martha (Hayley Squires), y por su hijo autista, doña Cora se dirige hacia los pantanosos y poco agraciados terrenos en donde han sido reportados varios avistamientos del animal. Sin embargo, allí se encontrará con el obstáculo que representan las concepciones retrógradas y el fanatismo religioso de los pobladores.

Curiosamente, su principal aliado en esa inhóspita zona será el ilustrado reverendo Will Ransome (Hiddleston) y su esposa Stella (Clémence Poésy), quienes la recibirán de una forma inesperada, demostrándole tener una visión del mundo bastante desapegada del discurso de los fieles protestantes.

Paralelamente a la “peligrosa” cercanía que comienza a surgir entre Cora y Will, esta será cortejada por el doctor Luke Garret, el mismo que atendió a su esposo. Este brillante médico, a pesar de un machismo intrínseco, también le ocupará el pensamiento mientras ella trata de arrojar luz sobre la muerte de una joven del pueblo, quien aparentemente ha sido asesinada por la criatura.

Vistos los dos primeros episodios, puede leerse claramente que detrás de las ideas de serpientes, los fundamentalistas y los interesantes debates entre la fe religiosa y la duda científica, se esconde un subtexto lleno de sustancia: la historia de amor que va surgiendo entre Cora y Will y cómo esta conecta dos mundos opuestos.

El hecho de que ella sea más instruida e inteligente que su contraparte masculina hace que el equilibrio que usualmente se busca entre la dupla de protagonistas quede totalmente descartado. Aquí es esta mujer, deseosa de crecer personal e intelectualmente, el pivote de todo lo que sucede. Con sus méritos y también con sus fallas, es sobre su persona donde descansa el grueso de la trama y sus principales conflictos, sin que ello signifique que el reparto pierda relevancia.

Dillane, Squires y Poésy están mucho más que bien y aportan matices a un argumento que de otra forma quedaría reducido al romance gótico más rácano. Sin embargo, ellos, junto a Dixie Egerickx como Jo Ransome, salvan ciertas lagunas y con su respectivas apariciones y subtramas dan más caché a la propuesta.

No obstante, más allá de los valores perceptibles en el guion de Anna Symon y la dirección de Clio Barnard, The Essex Serpent suele divagar demasiado y eso afecta a la progresión dramática, teniendo en cuenta que estamos ante un show de solo seis partes y no de una serie de larga duración.

El ritmo es lento pero eso no sorprende tanto. Sí molesta, en cambio, que falten más momentos climáticos en torno a las estrellas, al menos en lo que se ha visto ya, y que sobren algunos diálogos, quizá temáticamente repetitivos, aunque nunca insustanciales.

Por otra parte, el elefante en la habitación, que es el misterio de marras, se teje bien y va dejando espacio a la especulación mientras intentamos, igual que Cora, dilucidar lo que está sucediendo en la localidad. Los visos de horror, la atmósfera gótica y la fotografía tributan a que nos sintamos atraídos por ver en qué termina la historia, aunque la velocidad de la misma parezca no aumentar con el transcurso del metraje.

Si hubiera que señalar el factor que más ruido genera, además de la espesa narrativa, es la falta de química entre Danes y Hiddleston. La otrora protagonista de Homeland hace un trabajo fantástico y no hay pegas que valgan contra ella. Sin embargo, su compañero parece no haberse desprendido del halo de “sobrado” que le acompaña desde el Loki de Marvel, y eso hace que cueste entenderlos a ambos como dos seres que están en la misma página.

La relación entre la paleontóloga entusiasta y el pastor, construida magnífica y entrañablemente en la novela, aquí no logra despegar totalmente. Lo que aspiraba a ser una versión “distinta” de Cumbres borrascosas, termina convertida en un lugar común, debido a una puesta en escena que no se atreve a volar más allá de su zona de confort.

The Essex Serpent funciona mejor como una historia de misterio que como el relato original en torno al amor en toda su magnitud. Dicho esto, hay que acotar que estéticamente es inmejorable y que, en sentido general, se trata de una miniserie de calidad para los amantes de Jane Eyre y obras similares.

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