«The Righteous Gemstones», parientes chistosos de «Succession» y «The Sopranos»

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Reírnos a estas alturas de los telepredicadores podría parecer un ejercicio, cuando menos, aburrido y repetitivo: no es que estos fantoches que ganan tanto dinero con su cháchara religiosa se hayan vuelto menos ridículos, pero, como machacarlos resulta tan fácil, ya no da gracia hacerlo. O eso pensábamos hasta que se estrenó The Righteous Gemstones.

La serie, emitida desde agosto de 2019 a través de HBO, tiene como creador y protagonista a Danny McBride (Eastbound and Down, Vice Principals) como Jesse Gemstone, miembro de una familia de televangelistas que esconden un montón de cosas turbias detrás de su fachada noble y caritativa.

Más allá de Jesse, esta panda de retorcidos está encabeza por el patriarca, Eli (John Goodman). También aparecen los hijos de este último: Judy (Edi Patterson), Kelvin (Adam Devine), además de Jesse, por supuesto, y otros personajes.

En un primer plano, la serie es una sátira ácida contra algunos desvergonzados que suelen tener un negocio armado en torno a la Biblia y sus dogmas, vía que usan para vivir (más que bien) a costa de los montones de ingenuos que deciden creer en su discurso, difundido gracias a una maquinaria mediática brutal. Sin embargo, si miramos más allá de la mofa y los chistes, terminamos por encontrar muchas similitudes a dos clásicos de la televisión como The Sopranos y Succession.

Burlas aparte, The Righteous… cuenta, por un lado, la historia del padre y su relación de amor-odio con sus vástagos sedientos de poder, mientras que, en otro sentido, usa a Jesse para poner el dedo en la llaga en torno a caracteres poderosos e inmaduros, que viven convencidos de que su influencia y cuenta bancaria les conceden una suerte de inmunidad total para hacer lo que les venga en gana con el mundo, o al menos con la parte de este que creen controlar a su antojo.

Los Gemstones, los Roy y los Soprano tienen más en común de lo que muchos se atreverían a reconocer. La principal diferencia radica en que, mientras sus pares mafiosos/millonarios se expresan en un tono que explota el drama familiar y juguetea gustosamente con la comedia negra, estos fantoches que predican en estadios y manejan Range Rovers sí están construidos ex profeso para hacernos reír.

Mientras la temporada inicial de nueve episodios sienta las bases para que entendamos cómo funciona el sistema dinámico/disfuncional que son Eli, Kelvin, Jesse, Judy y compañía(s), en la segunda parte, que está siendo emitida actualmente luego de tres años de “receso”, entran en juego nuevas historias de fondo, mientras que varios personajes son redimensionados, o directamente incluidos en el elenco con tal de agitar y enriquecer esta mezcla picante de roles extravagantes y graciosos.

Es cierto que en ocasiones carece de un ritmo que nos mantenga “arriba” todo el rato, pero a esta comedia uno puede perdonarle incluso eso, principalmente por el respeto que tiene por su audiencia. Sí, The Righteous Gemstones puede no ser pura dinamita todo el tiempo, pero no por ello deja de ser explosiva. Su desinterés total por caer en el facilismo de las lecciones de vida y el cacareo seudoexistencialista, hace que uno disfrute de ella sin prejuicios ni perturbaciones innecesarias, gracias a interpretaciones creíbles y un argumento que transmite más buen rollo que cualquier otro de los shows similares actuales.

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