«The Silent Sea», un espeso misterio con sabor coreano

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Últimamente, el audiovisual surcoreano se ha convertido en una suerte de hallazgo para gran parte del público occidental, que ha entendido que al otro lado del mundo también se crean historias interesantes y con facturas capaces de emular perfectamente a sus contrapartes hollywoodenses.

El Oscar de Parasite (2019) fue algo que podríamos llamar como la entrada de esa nación asiática en el mainstream mediático en tiempos recientes. Por ahí también Netflix aprovechó la coreano-filia para lanzar —y en algunos casos relanzar— shows o largometrajes como Space Sweepers (2021), Kingdom (2019), Squid Game (2021), Hellbound (2021) y All of Us Are Dead (2022), mediante los cuales hizo crecer sus números un poco más.

Dentro de la lista de propuestas oriundas de ese país, que se han expandido gracias al fenómeno de la globalización, se cuenta también The Silent Sea, serie de ocho episodios que recuerda bastante a la Serie de los robots de Isaac Asimov, por aquello de crear una especie de policíaco de ciencia ficción, aunque en este caso le sumaron a la mezcla bastante suspense y algo de terror.

La trama, inspirada en la del corto The Sea of Tranquility (2014), se sitúa en un futuro no tan lejano, cuando la Tierra se encuentra en un momento crítico con respecto a la disponibilidad de diferentes recursos, fundamentalmente agua. Como consecuencia, los humanos han comenzado a buscar alternativas fuera del planeta, entre las cuales apostaron por el establecimiento de la estación de investigación lunar Balhae. Sin embargo, tras un tiempo de funcionamiento, allí arriba sucedió un misterioso evento que provocó la muerte de todo el personal.

Todo comienza cuando el gobierno coreano prepara una misión con personal de élite para recuperar una muestra de gran relevancia que hay en Balhae. El líder del equipo es el capitán Han Yun-Jae (Gong Yoo; Train to Busan) y a él se une, entre otros, la astrobióloga Song Ji-An (Bae Doona; Sense8, Kingdom), quien perdió a su hermana en el accidente lunar de hace cinco años. No obstante, en la reunión informativa, los funcionarios se niegan a revelar todos los detalles que tienen acerca del objeto de la misión, razón por la cual los exploradores parten llenos de dudas, pero con la clara determinación de encontrar aquello que les han encargado.

Lo primero que uno nota cuando ve este tipo de series es el ritmo. Acostumbrados al efectismo y la artificiosa parafernalia de los filmes estadounidenses, uno inconscientemente espera que las cosas vayan un poco más rápidas, pero no es así. El guion es bastante espeso y tarda hasta la segunda mitad de la temporada en ganar inercia, aunque una vez que lo hace, todo va mejor.

Sí hay que decir, en detrimento del storytelling, que, además de estar más diluido que lo que nos gustaría, también nos deja caer —muy sutilmente, eso sí— tantas pistas y evidencias, que termina por telegrafiarnos parte del desenlace. Mientras, los protagonistas, científicos y soldados de experiencia, tardan tanto en enterarse de qué va la cosa que a ratos dejan de parecer tan listos como nos los presentan. Un poco más de coherencia en ese sentido no hubiera estado mal.

Tampoco abundan los estereotipos habituales entre los personajes, algo que nos lleva a buscar otros mecanismos para entender sus motivaciones. No son simplones como los miembros de la tripulación del Nostromo en Alien (1979), sino sujetos taciturnos que han sido transportados de una situación límite a otra. Les alimenta la esperanza de mejorar su futuro, pero, a la vez, libran una dura batalla interior entre el deber y el temor a una muerte espantosa lejos de casa.

Si bien es verdad que los actores surcoreanos pueden no ser tan conocidos, este hecho no le quita ni un ápice de calidad a lo que hacen frente a cámara. Con base en lo anterior, es justo mencionar el excelente desempeño de todo el elenco, dentro del cual, además de Doo-na y Yoo, destacan Lee Joon y Kim Si-a, en dos de los roles principales, así como Heo Sung-tae, a quien ya conocimos como el cruel Jang Deok en Squid Game.

Mientras pasan los capítulos, también uno recuerda elementos de shows como The Expanse, debido a la presencia de intrigas políticas, las sustancias de dudosa procedencia, así como ese subtexto crítico que ataca al hombre, en su dimensión más amplia, como depredador sumamente ambicioso y capaz de cruzar todo tipo de límites con tal de lograr sus metas, pese a que esto pueda significar el desastre total para el resto de sus pares.

The Silent Sea es un proyecto tal vez más ambicioso de lo que debería y esto termina siendo un arma de doble filo. Sí, sus intenciones son grandes y la justificada puesta en escena logra llenarnos el ojo bastante bien, pero los chirridos del guion no ayudan demasiado a que sea algo más que una serie para entretenerse (bastante) durante un fin de semana.

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