El género detectivesco es uno de los más populares en la historia de los medios de comunicación. La literatura, el cine, y sobre todo la televisión, han sacado partido de esa fórmula más veces de las que somos capaces de contar, al punto de que lleguemos a pensar en ella como una naranja mágica que podría ser exprimida hasta el final de los tiempos.
Uno pudiera argumentar, entonces, que ya se innova bien poco en estas y otras propuestas enmarcadas dentro del subgénero de policía procesal, huésped habitual de la pequeña pantalla. Y sí, la verdad es que, visitadas unas pocas de estas series, podemos decir que hemos visto todo lo que hay que ver. Claro, eso si no le han dado una oportunidad a The Watch, show con el que BBC America se atrevió a hacer algo poco usual.
Para empezar, hay que decir que el escenario donde suceden los hechos está inspirado en la poco convencional Mundodisco, saga de novelas de Terry Pratchett en la que se juntan lo medieval, lo fantástico, la sátira y el humor para darle forma a algo realmente inigualable.
Mientras, The Watch bebe —no se basa— en las historias dedicadas por Pratchett a la Guardia de la ciudad de Ankh-Morpork, organización más o menos policial que opera en el territorio más grande y exuberante de todo el multiverso creado por este autor británico.
Los protagonistas: un grupo de inadaptados que, a duras penas, intenta mantener el orden en una urbe de proporciones masivas en donde el asesinato y el robo han sido convertidos en oficios tan legales como la magia, la alquimia… o la panadería. Encabezados, más o menos, por su atormentado capitán Sam Vimes (Richard Dormer), los cuatro miembros activos del cuerpo de agentes se dedican, básicamente, a recorrer la localidad sin estorbar demasiado a los demás.
Todo se complica cuando la llegada del nuevo recluta, Zanahoria Ironfoundersson (Adem Hugill), coincide con la reaparición de un viejo amigo/enemigo, a quien Vimes creía muerto dos décadas atrás, y que ahora tiene la intención de arrasar Ankh-Morpork con tal de lograr sus misteriosos objetivos. Entonces, la tropa formada, además, por la mujer-loba Angua Von Über (Marama Corlett), la forense enana Cherry Littlebottom (encarnada por el actor de género no binario Jo Eaton-Kent) y Lady Sybil Ramkin (Lara Rossi) deberá tomarse en serio su rol en la sociedad y erigirse como la única resistencia ante la amenaza en ciernes.
Luego de verlos, es cierto que los ocho episodios escritos por Simon Allen se alejan bastante del material de origen, algo que, como seriéfilos, realmente no nos interesa demasiado. El tema es que sobra tela por donde cortar más allá de la fidelidad o no del libreto al imaginario “Pratchettiano”.
Entre los aspectos más destacables de la serie está el elenco. Dormer, pese a su exceso de fisicalidad, humor ácido y estilo desastrado, está muy bien como el oficial en jefe de la Guardia de la Ciudad. Igual Rossi y Corlett dan la nota como dos personajes femeninos de gran fuerza, a diferencia de la dupla de Eaton-Kent y Hugill, una que no desentona, pero tampoco hace que conectemos demasiado con sus personajes.
La construcción de este mundo, a medio camino entre el steampunk y la ciudad industrial en decadencia (hay muchos paralelos con Doctor Who), es realmente otra nota de peso en The Watch. Sí, faltan unas cuantas razas más dentro de este sitio que se vende como “un lugar de gran convergencia”, no obstante, tenemos dragones en miniatura, trolls, espadas parlantes y algunos inquilinos sobrenaturales colocados aquí y allá.
Otro apartado bastante bueno es el de los efectos visuales y el CGI, aspectos que levantan visualmente esta creación. Las escenas con los dragones, tanto la enorme criatura de humo como su “primo” de bolsillo, demuestran cómo ha mejorado la televisión en ese sentido.
En términos generales, el tono de la propuesta puede parecer un poco disperso y caótico, pero se las arregla para mantener el ritmo y que este no la convierta todo el tiempo en un zafarrancho inconexo e incómodo que perfectamente podría haber resultado.
Sin embargo, a nivel narrativo hay varios detalles que empañan lo que pudiera haber sido un drama policiaco mucho más sólido y sustancioso.
No siempre quedan claras las motivaciones de los personajes, pues, si bien en ciertos casos se nota que trabajaron más en su creación y concepción, lo regular es que se noten más como estereotipos que como sujetos enteramente creíbles y humanos, o de cualquier otra raza que les haya tocado. La consecuencia de esto es que no terminamos por interesarnos demasiado en ellos y, por tanto, que la serie pierda gran parte de su “pegada”.
Otra cosa frustrante es que un personaje como La Muerte, posiblemente el más importante de todo Mundodisco, se nos presente como tal en el primer episodio y luego termine por desaparecer como si no pasara nada.
A nivel de storytelling es donde más “baches” se pueden señalar. Si antes dijimos que The Watch no es un batiburrillo al cien por ciento, la verdad es que tiene más de eso que lo que nos gustaría admitir. La falta de un hilo conductor mejor armado y de subtramas más atractivas conspira contra la calidad general del show.
Las fallas de la serie hacen que no sea, ni de lejos, una de las propuestas que marcarán el panorama televisivo en 2021, pero vale la pena darle una oportunidad, pues sea usted fanático o no a las novelas de Pratchett, aquí hallará una versión diferente del repetido esquema de policías versus ladrones/asesinos.
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