Tres años después de regresar de Dominicana, este pelotero pudo brillar en la Serie Nacional

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Franklin Quintana. Foto: captura de pantalla de un video en YouTube.

Mañana arrancará la postemporada de la 61 Serie Nacional de Béisbol, animada por Sancti Spíritus, Las Tunas, Ciego de Ávila, Industriales, Granma, Mayabeque, Matanzas y Pinar del Río. Varios de los mejores peloteros del país defenderán a sus escuadras en la pugna por el título, pero fuera de la fiesta quedaron algunas figuras que bien pudieran haber dado gran colorido a los playoffs.

Tal es el caso de Franklin Quintana Gamboa, pitcher de los Piratas de la Isla de la Juventud, que finalizó como líder en juegos salvados, con 14, dos más que el mejor serpentinero de la contienda, el mayabequense Marlon Vega. También estuvo entre los menos bateados (le promediaron .239) y acumuló un excelente promedio de limpias (2.16), además de 32 ponches en 50 entradas. Pese a ello, otorgó 25 boletos y solo tuvo tres decisiones, saldadas con una victoria y dos descalabros.

Para que tengan una idea del rol de este lanzador derecho dentro de su equipo, les contamos que dicha escuadra acabó en el puesto 12, con balance de 37-38, pero él, con sus salvamentos y su partido ganado, participó en el 40,5% de los triunfos. Si a lo anterior le sumamos el rendimiento del jovencito Kendry Hernández, quien se anotó ocho puntos como taponero y salió como vencedor en cuatro encuentros, pues podemos resumir que estos dos hombres fueron protagonistas en poco más de siete de cada diez sonrisas de los Piratas, algo descomunal.

Antes de este campeonato, el pinero de 26 años no había mostrado todo su potencial, pero no precisamente por falta de oportunidades. Entre sus dos primeras campañas, la LIII (2013-2014) y la LIV (2014-2015), reunió 27 salidas -21 de ellas en la función de relevar-, lanzó para un PCL de 6.75, ponchó 17 veces y regaló 40 bases por bolas. Con esas cifras, quizás pocos podrían vaticinarle un prometedor futuro en el deporte de las bolas y los strikes.

En 2015 fue uno de los 150 jugadores que se marchó del país con la mira puesta en conseguir una firma en el profesionalismo. Permaneció en Dominicana sin que ese sueño pudiera concretarse y volvió en 2019 a Cuba, cuando se puso a las órdenes de Dioel Reyes para participar en la VI Serie Nacional sub-23, torneo que había disputado en ediciones anteriores, en las que había sido uno de los lanzadores de cabecera junto a otros como Jonathan Carbó, Yeiniel Zayas y Miguel Ángel Lastra, por solo mencionar algunos.

Su regreso al máximo nivel de la pelota en la mayor de las Antillas se produjo ese mismo año, pero trabajó muy poco y luego, en la pasada contienda, fue empleado como abridor, labor en la que no se le vio nada bien (cerró con 4-10 y si bien es cierto que consiguió su mayor cifra de estrucados en una temporada, con 43, también logró su número más desastroso en cuanto a pasaportes, 58, más que los que había concedido en sus tres cursos anteriores sumados).

Meses antes de esa última justa, había sido incluido en el grupo de talentos del béisbol cubano, los cuales integran el Centro de Entrenamiento 2020-2024 y reciben una atención especializada por parte de entrenadores. Su sitio entre los mejores prospectos quedó certificado de esa forma, pero parece haber dado el salto definitivo en esta 61 Serie -aunque debe seguir mejorando su control.

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