Hasta la edad de seis años, Víctor Mederos nunca había jugado béisbol. En una entrevista concedida al sitio Perfect Game, este muchacho de Villa Clara reconoció que, al llegar de Cuba junto a su madre y su hermano, fue su papá quien le dio las primeras lecciones.
Según contó esa vez, don Víctor los llevaba a él y a su hermano a lanzarse bolas en el parque que estaba frente a su casa. “Entonces, en vez de jugar normalmente, yo solo corría asustado con tal de que no me dieran un pelotazo”.
Con el paso del tiempo, gracias al apoyo de su hermano mayor, a quien considera su ídolo, logró perderle el miedo a la Rawling y comenzó a transformarse en un verdadero apasionado del deporte de las bolas y los strikes.
Años más tarde, ya en Estados Unidos, todo se puso más serio cuando en la secundaria Westminster Christian Academy se convirtió en pieza clave de los Warriors, para quienes además jugó como inicialista y tercera base. No obstante, su destino estaba sobre el box, posición en la que se estableció hasta llegar a ser un prometedor lanzador derecho de 1.90 m de altura y 99 kilos.
Al ser interrogado sobre qué atleta le gustaría conocer, declaró que, sin dudas, le encantaría haber tenido la oportunidad de compartir con el ya desaparecido José Fernández, otrora estrella de los Marlins de Miami.
“Si tuviera la oportunidad, me gustaría sentarme a conversar con mi compatriota José Fernández, con quien comparto primeramente el hecho de haber nacido no solo en la misma ciudad de Santa Clara, sino hasta en el mismo hospital. Además, con él tengo muchos puntos en común como atleta, pues somos muy intensos en el terreno”.
Al salir a la grama, dice sentir el deber de entregarse al máximo, disfrutar el juego durante cada lanzamiento, concentrarse y olvidar todo lo que hay fuera de ese sitio.
“La parte del béisbol que más me ha gustado en todo este tiempo que llevo practicándolo, no tiene que ver con quién tira más duro, sino con esa sensación increíble de salir, pasarla bien, ver cómo la gente siente y vive este deporte”.
Actualmente, Mederos es jugador de segundo año de los Hurricanes de la Universidad de la Florida (FIU, por sus siglas en inglés), casa de altos estudios en donde alterna el béisbol con la carrera de Administración Deportiva.
Debido a una lesión en el brazo como novato con la FIU y a la Covid-19, el joven se ha visto un poco alejado del centro de atención. No obstante, en diferentes showcases como el All-American Classic de Perfect Game de 2019, ya logró mostrar su potencial. Su mejor momento hasta la fecha sucedió en el Under Armour All-America de hace dos años, partido de exhibición en el que fue elegido como Jugador Más Valioso.
Según reportes de MLB, Mederos es el prospecto número 99 del país, mientras que el reconocido sitio Perfect Game lo coloca en el puesto 34 de la lista general y en el 11 entre los serpentineros diestros de todos los estados, a la vez que en Florida se le coloca en los lugares 8 y 3, respectivamente.
Entre sus fortalezas, de acuerdo con el sitio especializado Last Word on Sports, destacan su potente brazo y su repertorio.
En el primer lugar, tiene una bola rápida que supera fácilmente las 90 millas por hora y le permite sostener las 96 sin demasiados contratiempos. Por otra parte, su slider roza las 87 mph en su punto más alto, aunque también logra convertirse en un arma poderosa cuando le resta, momento en que simula más bien una curva lenta. Mientras, su cambio aún tiene mucho margen de mejora, lo cual advierten puede ser visto también como una debilidad en este punto exacto de su carrera.
Además de estas tres “armas”, tiene una cuarta en desarrollo. Se trata de una sinker que, de lograr perfeccionarla con el tiempo, terminaría por ayudarle a completar un arsenal de lujo y, de paso, incrementaría sus posibilidades de llegar lejos como atleta profesional y posible lanzador del estilo sinker/slider.
En resumen, a este joven prospecto villaclareño, quienes saben más de este deporte le notan un techo altísimo todavía y, en consecuencia, le auguran un prometedor futuro, sobre todo si logra mantenerse a salvo de los problemas físicos en su extremidad de lanzar y continúa perfeccionando fundamentalmente el control y el cambio de velocidad.
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