“Y: The Last Man”, una distopía con mucha sustancia

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Que Brian K. Vaughan es un “monstruo” en esto de los cómics, es cosa sabida desde hace años. Su trabajo en series como Saga, Runaways, Pride of Baghdad, Ex Machina o The Private Eye, lo acreditan como uno de los creadores más certeros de este siglo, lo cual hizo que, al conocer que FX/Hulu adaptaría otra de sus célebres obras, Y: The Last Man, muchos voltearan a ver cómo iría aquello.

De momento, han sido emitidos solo cuatro episodios -el más reciente salió este 20 de septiembre-, motivo por el cual nos toca esta semana hablar de lo que hemos visto y valorar esta aventura apocalíptica.

La trama comienza cuando un evento mundial mata a todos los organismos con cromosoma Y del planeta, lo cual lleva a gobiernos y poblaciones a tener que lidiar con una crisis que jamás imaginaron. Mientras, en Nueva York, Yorick (Ben Schnetzer), el hijo de la congresista convertida en presidenta, Jennifer Brown (Diane Lane), y su mono capuchino, Ampersand, son los únicos machos que se han salvado de la catástrofe.

El primer tramo de la serie resulta bastante lento. De hecho, el episodio inicial es un flashback en versión extendida de lo sucedido antes del colapso, algo que tal vez hubiera funcionado mejor si se hubiera repartido dentro de la narrativa. Por si fuera poco, los capítulos segundo y tercero vienen a ser como especies de complementos al primero, razón que nos incita a pensar en estos tres como un gran piloto que precede a lo realmente interesante.

A pesar de lo anterior, es justo decir que, hasta ahora, lo que se nos ha presentado resulta bastante bien escrito. El tema más cuestionable es el del ritmo, lo cual puede implicar que perdamos un poco la paciencia en ocasiones, sobre todo cuando el protagonista, un joven (de momento) pusilánime e inmaduro, decide ejecutar alguna de sus “brillantes” ideas.

Sin embargo, y contrario a lo que cualquiera pensaría, Yorick aún no destaca demasiado (afortunadamente). En cambio, el mayor centro de interés está en el Pentágono, sitio desde donde la presidenta Brown intenta mantener el orden en un país que, incluso desde antes del “gran problema”, ya estaba bastante fracturado.

Los juegos en torno al poder, con sus intrigas políticas, chantajes, traiciones y verdades a medias, sumados al hecho de tener a varios personajes femeninos sólidos en el mismo “teatro de operaciones”, dan a la propuesta una dimensión bastante jugosa en términos dramatúrgicos.

Siguiendo por ese camino, a la par del fabuloso trabajo de Diane Lane, hay que mencionar el de Amber Tamblyn como Kimberly, la hija ultraconservadora del fallecido presidente Campbell; Ashley Romans, como la agente 355, y la imperial Marin Ireland en la piel de Nora Brady, ex asesora de la Oficina Oval.

Después de estos episodios quedan muchas lagunas por explotar o resolver y existe un gran margen de mejora y/o desarrollo para personajes, como el propio protagonista o su hermana Hero (Olivia Thirlby). Junto a ello, también es esperable que el suspenso aumente en la medida en que la existencia de Yorick se haga pública y las consecuencias de esta revelación se empiecen a notar en los diferentes frentes en que se desarrolla este primer arco argumental.

La temporada tendrá un total de siete capítulos -el último será emitido el 11 de octubre de este año. Luego de esto, habrá que ver si está garantizada la continuidad de la serie, algo que depende, como es obvio, de lo que logren mostrar en lo adelante con tal de “enganchar” a la audiencia. Material bueno tienen y espacio para hacerlo mejor les sobra. Esperemos a ver qué pasa.

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