Luchador cubano que representa a Chile: «Quería competir a nivel mundial y con Mijaín delante era muy difícil»

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Yasmani Acosta defiende los colores de Chile en el Mundial de Lucha. Foto tomada de su perfil en Facebook.

Si hablamos de países que tienen a muchos de sus hijos diseminados por el mundo, hay que poner a Cuba bien arriba de la lista. La cifra de emigrados es, según indican algunos expertos, de aproximadamente un millón de nativos o descendientes directos de cubanos que viven fuera de este archipiélago. Uno de ellos es Yasmani Acosta, luchador nacido el 16 de julio de 1988 en el pueblo de Agramonte, localizado en el municipio matancero de Jagüey Grande.

Como muchos niños, Yasmani empezó desde temprano a practicar deportes. A los diez años, cuando estaba en cuarto grado de la primaria, empezó por el fútbol. Luego transitaría por el béisbol y el boxeo, hasta que un día su primo, Bárbaro Sotomayor, lo llevó a un gimnasio de lucha. Todo cambió en aquel momento, y el muchacho quiso quedarse más tiempo de lo normal practicando esa disciplina. Un año después ya fue promovido a la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) de su territorio, escenario donde su rendimiento hasta 2004 le permitió pasar al siguiente escalón de la pirámide.

Tras ser incluido en la matrícula de la Escuela de Superación y Perfeccionamiento Atlético “Giraldo Córdova Cardín”, Acosta fue parte del equipo nacional juvenil entre 2005 y 2007, una etapa durante la cual logró una medalla de oro en un Panamericano de la categoría. También finalizó séptimo en un Mundial para atletas de ese mismo rango de edad.

Finalmente, en 2008 se ganó un puesto dentro de la selección de mayores. Ya en el Cerro Pelado empezó a crecer muchísimo más como atleta. “En mi provincia no tenía un compañero de entrenamiento, y aquí logré topar a diario con atletas de excelente nivel”, entre ellos con un pinareño que se convertiría en leyenda.

“Chocar con Mijaín López fue algo fantástico, pues tener a uno de los mejores del mundo como pareja de preparación te da un techo mucho mayor. Ojalá pudiera tenerlo siempre para entrenar y contar con su calidad para ser mejor”.

Pese a ello, las cosas no avanzaban como él quería y, en 2015, tras varias temporadas sin conseguir la continuidad y las competencias que ansiaba, Yasmani decidió hacer su carrera en otro país.

“Yo quería competir a nivel mundial y olímpico y resultaba muy difícil obtener mi plaza teniendo a Mijaín como primera figura de la división de 130 kilogramos. Entonces, ante la falta de opciones para seguir mi ascenso, tomé la decisión de marcharme del país. Chile fue la oportunidad que se me presentó en ese momento, y la verdad es que, a pesar de todas las dificultades que encontré como emigrante, me siento muy agradecido de haberla tenido”.

“Llegar a un país que no conoces te pone en muchas situaciones en las que necesitarías de tu gente, y puedo decir después de este tiempo, que irme a vivir lejos de Cuba ha sido la decisión más complicada de toda mi vida. Creo que en su momento lo hice de una forma espontánea, pero si lo hubiese pensado más, nunca lo hubiera hecho. Separarte de tu familia es algo doloroso, sin importar cómo y por qué sea. Aunque con el tiempo uno se resigna, el comienzo es lo más duro”.

En abril próximo se cumplen cinco años desde que Yasmani se marchó de casa. Habla semanalmente con su madre y su hermano a través de internet, aunque todavía deberá esperar hasta 2020 para regresar, debido a la regla que establece un lustro de sanción sin entrar al país para personas con un estatus migratorio similar al suyo.

De todo este tiempo fuera de la Mayor de las Antillas, sólo los últimos dos ha años estado defendiendo los colores de la nación sudamericana que le permitió darle un giro favorable a su carrera. Aunque eso tampoco fue tan fácil.

“Pasé dos años trabajando en diferentes lugares para poder pagar todas mis cuentas. Lo principal que hice fue dedicarme a la seguridad en diferentes clubes y discotecas. Eso hacía que no pudiera competir, hasta que felizmente conseguí la aprobación de los chilenos y las cosas han ido saliendo poco a poco desde entonces. Ahora tengo una beca del gobierno que me garantiza ciertos aspectos de la vida y me permite dedicarme a entrenar toda la semana sin tener la presión de un trabajo”.

“Aquí todavía están muy por detrás de Cuba en el tema del deporte. Allá existen las EIDE y otros componentes de la base que permiten captar y formar a los muchachos jóvenes. En Chile tienen mucho que aprender en ese sentido”.

Confiesa que, hasta ahora, todo lo que ha logrado ha sido por puro esfuerzo y sacrificio. También señala como factor fundamental de su despunte el haberse encontrado con un entrenador como Néstor Almanza, quien ya tenía grandes resultados como atleta, y que en este nuevo rol ha tenido un gran impacto en sus recientes logros.

Actualmente, Yasmani Acosta se encuentra en Kazajstán para participar en el Campeonato Mundial de Lucha. La categoría superpesada es una de las más completas y difíciles. No obstante, confía en poder obtener una de las seis plazas que habrá disponibles para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Allí también ha tenido chance de intercambiar nuevamente con sus compatriotas, algo que lo ayuda a sentirse un poco más cerca de su Isla.

“Desde hace tiempo he hablado e intercambiado con ellos de una forma muy amistosa. Antes tenía mis reservas, porque pensaba que podrían rechazarme, pero luego me acerqué y observé cómo todo fluyó sin problemas. Siempre que coincidimos trato de juntarme con ellos y me alegro al ver que nada ha cambiado. Eso sí, te digo que es muy difícil subirse a un colchón y luchar contra un cubano, sobre todo porque la mayoría de los atletas y entrenadores son amigos y ex compañeros de entrenamiento. Definitivamente no es algo que disfrute”.

Para Yasmani, la posibilidad de volver a competir por su país natal no es algo especialmente necesario. Y no es porque no sienta ganas de hacerlo, sino porque conoce la calidad de los hombres que integran la selección, pues además del gran Mijaín, está Oscar Pino -doble bronce del orbe- o Keldis Josef, una figura con futuro que podría contribuir a mantener en alto los resultados de la división.

Como principales armas en el combate, Acosta escoge a su capacidad física. Por otra parte, apunta a la agresividad como uno de los elementos que aún le faltan por mejorar, sobre todo en el inicio de los pleitos. Asimismo, reconoce que los detalles técnicos son elementos en los que hay que trabajar a diario para conseguir mantenerse al máximo nivel posible.

Cuando no está dándolo todo en el centro de preparación, Yasmani disfruta de las series y los videojuegos. Dice que prefiere ver Netflix y jugar con su Playstation para pasar el tiempo libre y que, de Cuba, además de su gente, extraña el cálido clima y las espectaculares playas, dos cosas que allá en Chile no ha logrado encontrar.

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