Yosvany Peraza: “Quienes me conocen, saben que yo no hice nada de lo que se me acusó”

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El pinareño fue uno de los bateadores más temidos de la primera década del siglo XXI en Cuba. Foto: Cristiano Gatti.

“Todas las personas que me conocen, que me quieren, que siguen hoy mi carrera, saben que yo no hice nada de lo que se me acusó. A veces me pregunto si eso fue una pesadilla, desgraciadamente me tocó a mí, pero ya eso es borrón y cuenta nueva. Amo mi país y al béisbol, es lo importante. Ahora tengo mucho ánimo y ganas de seguir con mi vida”, son las primeras palabras de Yosvany Peraza ante una pregunta que mucho pensé en hacerle, por lo delicado de la acusación.

En los primeros días de marzo de 2015, circuló por diferentes canales informativos, menos los medios oficialistas, la noticia de que el temido slugger pinareño era acusado de tráfico de personas, exactamente de peloteros, un delito por el que podría pasar varios años en la cárcel. No sería la primera vez que un jugador cubano cumpliera condena por esa causa. Sin embargo, a pesar de las acusaciones y la consiguiente expulsión de la Serie Nacional, un buen día Peraza apareció en Italia, jugando béisbol.

Con esa movida, después de salir por completo del panorama beisbolero cubano, avergonzado y con un manchón en su expediente, la gente comenzó a cuestionarse si la culpabilidad del pinareño era verdadera. Yosvany nunca había hablado públicamente sobre esos días negros de inicios de 2015, en los que el mundo se le vino abajo y no pocos le dieron la espalda. Cubalite se acercó a él con la intención de dejar las cosas claras y que saliera del banquillo de los acusados, con la cabeza en alto y su versión contada.

Dice que pasó momentos muy difíciles, dos semanas encerrado en su casa, en su cuarto lleno de recuerdos. El 21 de febrero de 2015 es un día que jamás olvidará: mucho dolor, llanto como si fuera un niño, sin poder defenderse, sin poder hacer nada. “Sufrí bastante, se me caía la cara de vergüenza, no recibía visitas ni de mis mejores amigos, ni de mi hijo. Yo no quería hablar con nadie”, afirma.

Estaba peludo, sin afeitarse. Pasado un tiempo, Jorge Fuentes le llamó por teléfono y le preguntó qué le ocurría. Él lo sacó un poco del estrés. Al día siguiente de esa conversación, salió a la calle, se afeitó, se peló, algunas personas le miraban asustadas. Pasó mucha pena, pero la más dolorosa fue cuando tenía que llevar a su niño a la escuela. Dice que los amiguitos de su hijo lo miraban mal, “cuando toda mi vida ha sido de mucho cariño con los niños. Mi gente de San Juan y Martínez lo sabe de sobra”.

Confiesa que cuando se enteró de la agria noticia, llevaba tres o cuatro días en su casa y todavía tenía muy fresco el sabor de la victoria en la Serie del Caribe de Puerto Rico. “Ahora me río, pero eso ha sido lo más triste de mi vida. Por suerte los días pasaron, me mantuve entrenando y cuando uno tiene la mente y la conciencia tranquila aparecen nuevas oportunidades”.

El cubano jugó varias temporadas en el Castenaso de la Serie A de Italia. Foto: Cristiano Gatti.

Mientras entrenaba, un preparador pinareño que pertenece a su club en Italia —el Castenaso— lo contactó y le preguntó si quería jugar allá. Aceptó. Fue a las oficinas pertinentes en Pinar del Río, hizo trámites, no presentó dificultades para salir de Cuba y luego viajó hasta ese país. Firmó un contrato con la sociedad Castenaso por dos años y luego renovó por dos más. El acuerdo caducaba en 2020. Poco a poco sigue escribiendo su historia y aportando al club que ascendió a la liga principal, la Serie A.

Habla con mucha nostalgia. “Se extrañan los estadios en Cuba, la emoción de la gente gritándote ‘se va’; aquí la gente me conoce, pero nada comparado con mi país. Estoy sin nadie de mi familia, entreno a los niños como parte de mi contrato, tengo un trabajo de lunes a viernes en la mañana, luego entreno a las dos de la tarde en el gimnasio y a las cinco salgo para el terreno”, describe Peraza.

Pero la acusación por tráfico de personas no es el único sinsabor que soportó el pinareño en 18 temporadas de Series Nacionales. En 2008, año que él considera como el mejor de su carrera, sucedió lo que califica como el segundo peor mal rato de su trayectoria. Se traslada once años atrás y recuerda haber tenido una muy buena gira por Asia, previa a los Juegos Olímpicos de Beijing. No obstante, cuando dijeron los elegidos, su nombre no estaba.

“No esperaba quedarme fuera del conjunto, se decidieron por otro receptor y te digo que fue una experiencia mala, porque no me incluyeron, y buena, porque aprendí que la vida continúa y necesitas seguir adelante. Yo merecía estar en ese equipo, eso sí. Creo que mi presencia hizo un poco de falta en ese evento para Cuba”, declara el cátcher.

Sobre su eliminación, expresa que el manager Antonio Pacheco no habló nada con él. Fue Juan Castro quien se acercó y le dijo que no estaba en el equipo. Eso y más nada. El entrenador de cada posición era el responsable de conversar con los eliminados. Yosvany se paró, le dio la mano a Juan y salió del cuarto.

Siendo justo, a Peraza en Cuba no se le asocia principalmente por esas dos muecas de la vida. Más bien por aquella línea tremenda, devenida jonrón, que dio el 10 de marzo de 2009 ante Australia en el II Clásico Mundial en México. Cuba perdía y al final ganó 5-4, en gran medida gracias a la obra del vueltabajero.

Dice que ese jonrón ha sido el batazo más importante de su vida y jura que no lo esperaba. Comenta que en el banco estaban Meriño, Leslie Anderson y otros buenos bateadores esperando un chance, cuando Higinio Vélez le ordenó que se preparara para salir de emergente. Al lado de él estaba Pedro Luis Lazo. “Mira Pere, el mismo lanzamiento que le hicieron a Céspedes, te lo harán a ti porque te verán grande y fuerte”, auguró Lazó.

“Afortunadamente me hizo ese envío y le pude conectar el cuadrangular. Sin dudas fue un momento muy emocionante y motivador para mí, pues el año anterior me sacaron del equipo olímpico. Una vez más demostré que sí pude estar en esa selección. Dios me dio esa oportunidad de crecerme y demostrar lo bien que estaba”, rememora el tres veces campeón nacional con el plantel veguero y uno de los bateadores más respetados en su época de esplendor en la Serie Nacional.

Antes de concluir le lanzamos una interrogante vinculada con dos de los directores más exitosos de nuestro béisbol, Jorge Fuentes y Alfonso Urquiola. “Tuve la oportunidad de jugar con varios directores y Urquiola es un profesor de un carácter diferente al de Jorge. Mis respetos para Urquiola, pero Fuentes ha sido mi amigo, mi hermano y mi padre; ha sido la escuela de mi béisbol, muchos de los logros en mi carrera deportiva llevan su nombre. También le debo bastante a un entrenador de La Habana, Rey Vicente Anglada, quien me enseñó muchísimo”.

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2 Comentarios

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  1. mi idolo de la pelota desde chiquito siempre quise ser como tu cuanto me alegro que estes jugando pase lo que pase te seguire siguiendo cunato me alegro por ti FELICIDADES

  2. Yova soy el médico el judokas hermano no sabía de esta historia por qué vivo en Venezuela hace años , pero compartimos en pinar en el estadio viéndote entrenar y cuando impartí clases de judo en el Fajardo y cuando cuidaba en el criollo, digo y vuelvo a repetir una frase de Pablo milanés lo que brilla con luz propia nadie lo puede apagar conservo en mi plano personal que eres buen amigo ,hermano, padre Dios te bendiga siempre donde estés un abrazo palante esa basuras te hicieron más grande ante el mundo

D.L.R.

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